Si bien todos los reflectores apuntan a Él, no puedo dejar de conmoverme por el rol protagónico que Dios le da a la mujer con la llegada de su Hijo al mundo.
Hay tramos del viaje espiritual que solo se pueden hacer por la noche, y allí la luz implacable de Dios irrumpe con su esperanza inquebrantable para iluminarlo todo.
Todo aquello que propicie un bienestar integral no debería ser considerado como algo nocivo. Sin embargo, existen mensajes que pueden transformarse en cebos que encierran trampas peligrosas.
¿Desde qué lugar administro la crianza de mis hijos? ¿Desde mis necesidades, para que sean lo que yo quiero que sean?, ¿o desde el propósito de Dios para ellos, para que sean lo que Dios quiere que sean?