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Confiar en Dios, aun en la noche más oscura

Hay tramos del viaje espiritual que solo se pueden hacer por la noche, y allí la luz implacable de Dios irrumpe con su esperanza inquebrantable para iluminarlo todo.

Amo mirar el cielo nocturno y sus billones de estrellas en verano. A veces, en nuestros viajes con mi esposo, detenemos el auto en medio del campo y la oscuridad absoluta alrededor, y en ese silencio profundo levantamos la mirada al cielo y respiramos inmensidad y asombro.

¿Cuántas estrellas hay en el cielo? ¿Cómo nace una estrella, mamá? Eran las preguntas de mis hijos cuando eran pequeños.

Solo podía compartir con ellos lo que recordaba que había leído por ahí en un libro de ciencias en el colegio. Intentaba explicarlo con un puñado de sencillas palabras: “Las estrellas están hechas de explosiones y colisiones de elementos. Están formadas  por  una ruptura en su centro. Lo que permite un proceso llamado fusión nuclear, un proceso que libera una enorme cantidad de energía, de luz». 

Y, ahora mismo, vuelvo a recordar y mi voz hace eco en el alma, una estrella es de alguna manera una ruptura continua. El proceso casi siempre es el mismo, se rompe, arde y sus partes se convierten en otras estrellas nuevas. Cuando te sientas perdida, rota, recuerda las estrellas.

Pensalo, ellas hacen más llevadera la oscuridad, tal vez nunca le tuviste miedo a la noche, pero hay otro tipo de noche oscura que parece alejar toda esperanza. Es ese tipo diferente de sombra, esa que se asienta a tu alrededor con aquel sueño roto, ese plan aplastado, o cada herida profunda. Cuando las relaciones son difíciles, nos cuesta entender el propósito de esta etapa del camino.

Entonces pienso en aquella noche en Belén, en aquellos pastores como relata el Evangelio de Lucas: 

“Esa noche había unos pastores en los campos cercanos, que estaban cuidando sus rebaños de ovejas. De repente, apareció entre ellos un ángel del Señor, y el resplandor de la gloria del Señor los rodeó. Los pastores estaban aterrados, pero el ángel los tranquilizó. No tengan miedo—dijo—. Les traigo buenas noticias que darán gran alegría a toda la gente. ¡El Salvador—sí, el Mesías, el Señor—ha nacido hoy en Belén, la ciudad de David! Y lo reconocerán por la siguiente señal: encontrarán a un niño envuelto en tiras de tela, acostado en un pesebre”. (Lucas 2:9-12, NTV)

Ha nacido un Salvador, y desde aquella noche, nunca más la oscuridad volvería a tener el poder de quitarnos la esperanza y la verdadera paz. Porque hay algo que el cielo sabe y es que la esperanza del cielo siempre trae paz aquí a la tierra.

No tengan miedo. Dios sigue creando estrellas en medio de la oscuridad. No tengamos miedo a la ruptura, ni a la vulnerabilidad de la noche, Él sabe, y es hábil para guiarnos a casa e iluminar nuestra vida para siempre.

Tres recordatorios que alientan mi vida después de conocer de estrellas, rupturas, noches, vigilias y la Luz implacable y verdadera viniendo a este mundo:

1. Mi historia puede ser imperfecta, pero la promesa de esperanza de Dios es perfecta. 

Puede que hoy no vea una salida, pero la oscuridad es solo temporal porque Dios no me olvidará. Dios puede aparecer en cualquier momento y lo hará. Pero debo ser como los pastores, lista para actuar y salir de donde estoy e ir a donde Él me dice que vaya.

2. Puede que sienta algún sueño roto, pero Dios me mantiene en sus planes perfectos. 

Sus planes no pueden ser frustrados. Cuando se cumplieron los tiempos, la promesa se cumplió y así será hoy y para siempre.

Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberanía reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz, Isaías 9:6. LBPT. 

3. Mientras sigo en viaje, los brazos de Dios son mi refugio, mi hogar donde descansar.  

Pienso en aquellos sabios que siguieron la estrella hasta encontrar a Jesús. Después de esa reunión, los sabios siguieron su camino, y la estrella que habían visto en el oriente los guió hasta Belén. Iba delante de ellos y se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella, ¡se llenaron de alegría!, Mateo 2:9, NTV. 

De la misma manera, hay tramos en nuestro viaje espiritual que solo se pueden recorrer en la noche pero que traerán una intimidad con Dios que solo llega cuando el silencio se vuelve difícil de manejar y la noche es demasiado larga.

Podemos confiar en que el amor perfecto de Dios nos llevará, un momento a la vez, a donde debemos ir. Su promesa de fe, esperanza y amor ha alumbrado para siempre nuestros corazones. Jesucristo es el cumplimiento de toda la Palabra. Y así será por siempre.

“Ahora confiamos aún más en el mensaje que proclamaron los profetas. Ustedes deben prestar mucha atención a lo que ellos escribieron, porque sus palabras son como una lámpara que brilla en un lugar oscuro hasta que el Día amanezca y Cristo, la Estrella de la Mañana, brille en el corazón de ustedes”, 2 Pedro 1:19, NTV.

Fabiana Isabel Lopez
Fabiana Isabel Lopez
Coach ontológico y Conferencista inspiracional. Coordinadora General del Programa de superación personal para mujeres 'No Me Rindo". Autora del libro "No me rindo. Pensamientos para seguir adelante". Autora de los audios "ALIENTO PARA EL VIAJE". Junto a su esposo Marcelo tienen cuatro amados hijos y sirven como pastores de iglesia Gracya en Lujan de Cuyo,

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