El pecado no produce odio de Dios hacia nosotros, sino compasión. Como seres humanos, tenemos una enfermedad que, eventualmente, terminará matándonos a todos, y es el pecado.
En Hechos podemos ver la relevancia y el poder que tiene la persona del Espíritu Santo, pues la iglesia lo esperó, oró y se movió conforme a lo que Él les decía.
Vivir por el Espíritu es el desafío de todo cristiano. Esta verdad esconde el cambio que desata aceptar a Cristo como el Salvador y Señor de nuestra vida
En nuestra vida pueden haber situaciones en las cuales existan presiones, momentos en los que nuestra decisión tiene importantes consecuencias, ya sean positivas o negativas, para nosotros y los demás.