Brennan Manning nos desafía a vivir el cristianismo con fe y no por mera religión y convoca a la iglesia a un discipulado radical.

Todos, en algún momento de nuestra travesía literaria, debiéramos toparnos con él. Brennan Manning fue un apasionado servidor de Jesús, con una vida para nada convencional que nos sirve a su vez para dar cuenta de ello. Oriundo de Brookyln, Nueva York, Brennan Manning fue nombrado sacerdote franciscano luego de su graduación en Saint Francis University y de haber servido en la guerra contra Corea como marino.

Perteneció a la comunidad católico-francesa de Pequeños Hermanos de Jesús en una colonia africana y luego viajó a España para permanecer, por decisión propia, durante seis meses en una cueva en el desierto de Zaragoza. Su viaje concluyó en abril del 2013 pero su legado perdurará para siempre. Entre sus obras más conocidas están La firma de Jesús, Todo es gracia y León y Cordero.

“El Evangelio no va a persuadir a nadie a menos que nos haya dado la convicción de que somos transformados a través de él”.

Brennan Manning en La firma de Jesús

Desde las palabras iniciales hasta los saludos finales, el autor no da tregua a misticismos vacíos. ¿Quién decimos que es Jesús? Lejos de ser una respuesta fácil de dar, la mayoría de las veces nuestra vida de discipulado resulta incongruente con todo el sistema de creencias y valores que orgullosamente nos esforzamos por mantener. La cruz se ha vuelto un símbolo que es posible encontrar en aretes, estampados, tatuajes y tumbas, pero irónicamente no la hallamos en nuestra forma de vivir. 

La parte incómoda del Evangelio es que aunque entendemos que Jesús ocupó nuestro lugar en el calvario para salvación eterna, no quita el hecho de que haya ligado el discipulado a la misma procesión. “Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su propia manera de vivir, tomar su cruz y seguirme”. No hay otra forma de leerlo. Jesús nos llama a morir. Jesús nos llama nuevamente a la cruz.

“Muchos cristianos continúan teniendo temor porque están aferrados a la idea de un Dios muy diferente al que Jesús predica. Siguen estando en Jarán con su antiguo sistema de creencias intacto. Creen que pueden salvarse a sí mismos al quedarse quietos sin respirar o embarcándose en hacer ayunos, vigilias o iniciativas heroicas, a la espera de obtener la aprobación de Dios […] La Palabra profética llama de forma infalible a la Iglesia a regresar a la pureza del Evangelio y al escándalo de la cruz”.

Brennan Manning en La firma de Jesús

Debido a la insipidez de nuestro discipulado, la comunidad cristiana no es realmente una molestia en estos días. El autor asegura que mientras nuestro sistema de creencias no trascienda en el diario vivir, no seremos más que una carreta vacía y ruidosa rodando por terreno irregular. Y ¿qué podríamos ofrecer a un mundo acostumbrado a la superficialidad? No hay forma de incidir en las grietas de un mundo agonizante si no es a través de una entrega absoluta, genuina y sangrante. En palabras del apóstol Pablo, solo podemos manifestar la vida de Jesús si también llevamos su muerte.

“La Biblia no puede por sí misma generar un compromiso cristiano de fe. Tampoco las creencias de mis padres, mis maestros, la iglesia, ni la presencia de amigos, ni el culto o el credo; tampoco un código o una institución […] No somos agentes de viajes que entregamos folletos de lugares que nunca visitamos […] La realidad de Jesucristo nunca puede encerrarse en fórmulas doctrinales”.

Brennan Manning en La firma de Jesús

La religiosidad muerta es un refugio seguro, y también vacío. Jesús no fue revolucionario por lo que los fariseos creyeron que era. No se trataba de alguien queriendo coronarse rey, sino de aquel que bajó del trono y se vistió de humanidad para poder morir. Así como a Jesús nadie le quitó la vida, a nosotros tampoco nadie puede arrebatárnosla. Se trata de una entrega consciente. El regalo de la libertad propia encuentra sentido una vez que lo cedemos ante Dios otra vez. “La firma de Jesús” fue escrita nada más y nada menos que con sangre. Y aunque esto puede llegar a asustar a algunos, Brennan Manning no teme en decir: la vida del cristiano es difícil, pero sería demasiado aburrido vivir otra cosa.

“En cuanto a mí, que nunca me jacte de otra cosa que no sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Debido a esa cruz, mi interés por este mundo fue crucificado y el interés del mundo por mí también ha muerto. No importa si fuimos o no circuncidados. Lo que importa es que hayamos sido transformados en una creación nueva” (Gálatas 6:14-15 NTV).

la-firma-de-jesus

TÍTULO: La firma de Jesús

AUTOR: Brennan Manning

PÁGINAS: 250

AÑO: 2014