La esperanza de la presencialidad hacía eco en el anhelo de los reencuentros nacionales, poder juntos cantar, orar y escuchar a Dios hablando a nuestros corazones era algo esperado.
Este medio de comunicación acompañó a la iglesia por más de dos décadas, registrando cada momento y cada evento que marcó la historia de nuestra comunidad de fe a lo largo de todo el continente americano.
No sabía lo que era una relación personal con el Padre, solo lo que había visto en mis familia desde niño. Pero Dios tenía otro plan: una relación verdadera que me traería misión de vida.