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La iglesia del Centro organizó una cena solidaria de navidad en la calle

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La iglesia del centro organizó una cena navideña

Cientos de personas en necesidad se sentaron a las mesas en las noches de festejo por la navidad en la Capital de la ciudad porteña.

La iglesia del Centro fue la anfitriona de las noches del pasado 23 y 24 de diciembre, en las que compartieron una velada con una rica cena, juegos recreativos y un brindis. Pero lo más importante fue que el Evangelio fue puesto en la mesa.

Años anteriores contamos en nuestro medio acerca de Las Cenas Solidarias Navideñas que suele realizar esta iglesia. Este evento tiene como objetivo que aquellas personas que no tienen comida o con quien festejar puedan hacerlo esas noches, acompañados por los hermanos de la iglesia. Desde la organización detallaron que “además de entregar una vianda, es sentarse a la mesa con hijos de Dios que pasan por necesidad. Es más que un plato de comida, esto es un vehículo para hablar de Cristo, porque es pasarla con quienes no tienen la oportunidad de vivir esa Navidad de película”. 

Mesas preparadas antes de la cena.

Carlos Mraida, pastor general de la Iglesia del Centro y organizador de las cenas nos había compartido anteriormente que “el objetivo del encuentro es manifestar el amor de Dios a la gente más necesitada en una fecha tan especial. Así como cuando el Señor se encarnó en la tierra y sirvió a los humildes, nosotros también como iglesia queremos honrar a los necesitados con cenas navideñas”.

El viernes pasado y en la Noche Buena del sábado, desde las 21:00 hasta las 23:00, los hermanos de la congregación pusieron mesas al aire libre y tuvieron una cena que consistió en una entrada, plato principal, actividades recreativas que compartieron cada uno en sus mesas, participaciones artísticas, un brindis y un cierre en el que El evangelio fue predicado. 

El día viernes el encuentro se produjo en una de las sedes de la Iglesia ubicada en la calle Estados Unidos, a la que asistieron 400 personas que disfrutaron de una noche de festejo, oyendo la Palabra de Dios. Al día siguiente, en Nochebuena, la celebración se produjo en la avenida Independencia al 1500, entre las calles Sáenz Peña y Virrey Cevallos, en la que recibieron a 300 personas que vinieron con familiares y amigos.

La Iglesia preparó mesas para que los invitados festejen la Nochebuena

El equipo de colaboradores que llevan adelante este trabajo de amor se organizó en distintos sectores: Un grupo de personas estuvo a cargo de la seguridad y de controlar que la velada se desarrolle sin ningún inconveniente, otro fue el grupo que se dedicó a llevar la comida a las mesas y también se encontraron los “consejeros”, un equipo integrado por hermanos que se sentaron a las mesas con los invitados, conversaron con ellos y generaron vínculos que sirvieron para poder predicar a Jesús.

También contaron con la presencia de la cantante e influencer Cintia Aldana, que interpretó algunas canciones. Así cómo también, de los presentadores que se encargaron de las actividades y de hacer de la cena un momento divertido y alegre. Luego de cerrar la noche con el brindis, el pastor Carlos Mraida tomó un importante momento para predicar acerca del verdadero significado de la Navidad y realizó una oración.

La felicidad podía verse en los rostros de aquellos niños, jóvenes y adultos que asistieron a la cena navideña, que no fue una cena como cualquier otra porque no solo se sirvió comida en las mesas, sinó que el Pan de Vida fue puesto también en el centro de la noche para Salvación.

El día 25 los hermanos se reunieron en la iglesia con el resto de la congregación y dedicaron el culto a un encuentro de oración, en el que intercedieron por los pedidos y necesidades que los invitados de los días anteriores habían compartido en las mesas con los consejeros. Algunos de los que habían participado como huéspedes de la cena navideña también fueron a la reunión de ese domingo.

Cientos de personas asistieron a la cena navideña.

Más allá de haber sido una noche con mucha alegría y amor, lo más importante es que el Verdadero amor eterno fue predicado a aquellos oídos de las personas que se encontraban sentadas en una mesa compartiendo. Quizás muchos fueron a la Cena Solidaria con la expectativa de compartir un alimento y festejar una Navidad más, pero todo este evento funcionó como un canal, un medio, en el cual se transmitió el mensaje de Jesucristo.

Profesión con libertad de expresión, un caso con mucho en juego para cristianos en Estados Unidos

Lorie Smith, una artista gráfica de Denver, Colorado, decidió presentar un caso inesperado a la Corte Suprema: quiere diseñar sitios web para bodas, pero no acepta hacerlo para parejas del mismo sexo.

Lorie Smith, una artista gráfica de Denver, Colorado, decidió presentar un caso inesperado a la Corte Suprema: quiere diseñar sitios web para bodas, pero no acepta hacerlo para parejas del mismo sexo

Por estos días, el caso de Lorie toma dimensiones inesperadas al acaparar la atención de los medios en América Latina. Su decisión de mantenerse fiel a lo que cree la llevó a plantear hasta dónde la libertad de expresión profesional es viable en su país. Sueña con extender su negocio a nuevas audiencias, pero no está dispuesta a negociar sus valores y apuesta a que la ley avale eso. 

El pasado lunes 5 de diciembre, la Corte Suprema recibió en Washington a Lorie y a su abogada Kristen Waggoner; en su presentación de argumentos orales, la peticionaria amparó su demanda en los derechos de la primera enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, que protege la libertad de culto y de expresión.

EL MENSAJE Y NO LAS PERSONAS

Al presentar esta demanda, Lorie no está eligiendo discriminar sino decidir qué decir al momento de presentar su negocio, y que al hacerlo eso pueda ser coherente con lo que cree.

Cabe destacar que, según los registros presentados, la empresa que Lorie lleva adelante nunca se negó a prestar servicios a las personas por lo que son.

“Sirvo a todos, incluidos aquellos que se identifican como LGBT”, afirmó en una entrevista. “Me encanta crear a medida y trabajaré con cualquier persona; simplemente, hay algunos mensajes que no puedo crear, independientemente de quién me lo pida”.

La demanda se fundamenta en la libertad de expresión de un servicio sobre bodas, acerca de poder decidir qué comunicar en su negocio, y que al hacerlo, el gobierno no la multe por ello. 

EL CAMINO HACIA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN DE LA FE 

Este no es el primer caso que se presenta en Colorado entre emprendedores y la Corte Suprema. En 2018, Jack Phillips, un pastelero de la misma ciudad, fue demandado por negarse a realizar un pastel para una boda de una pareja del mismo sexo. 


«Lo siento, no hago pasteles para bodas entre personas del mismo sexo», dijo. Ese intercambio de palabras que duró 20 segundos lo llevó a un litigio de 6 años, en el que, finalmente, la Corte Suprema falló a su favor. 

Aunque esa no fue la primera vez que rechazó hacer un pedido que iba en contra de sus creencias (en dos ocasiones, descartó hacer trabajos para las celebraciones de Halloween y un divorcio), este caso abrió camino hacia lo que hoy Lorie está haciendo. 

A partir de esta experiencia personal respecto a la libertad de expresión, el pastelero de Colorado escribió un libro: El costo de mi feCómo una decisión en mi pastelería me llevó a la Corte Suprema. 


EL AUMENTO DE LA FE 

Mientras Lorie se aventura en el camino de la defensa de sus derechos, confiesa:
“A medida que he navegado por los altibajos de los últimos seis años de litigio, incluidas las amenazas de muerte, los mensajes de odio e incluso la publicación de la dirección de mi casa en las redes sociales, he crecido mucho en mi fe”.

“Sé que mi posición protegerá incluso a aquellos que no están de acuerdo conmigo o que dicen cosas poco caritativas sobre mí. Estoy convencida de que vale la pena proteger la libertad de expresión y quiero que todos puedan disfrutar de este increíble derecho”, afirmó. 

Tiago Volpi: “Que mi carrera sirva solo para glorificarlo a Él”

Tiago Volpi nació en Blumenau, Santa Catarina, Brasil, hace treinta y un años, y es arquero profesional del Deportivo Toluca de México. “Todo honor y gloria a ti, Señor Jesús”, compartía en sus redes sociales, algo que hace en cada publicación y oportunidad que tiene para expresar a Cristo.

Tiago Volpi nació en Blumenau, Santa Catarina, Brasil, hace treinta y un años, y es arquero profesional del Deportivo Toluca de México. “Todo honor y gloria a ti, Señor Jesús”, compartía en sus redes sociales, algo que hace en cada publicación y oportunidad que tiene para expresar a Cristo.

Comenzó su carrera deportiva a los 20 años, debutando en el Esporte Clube São José, de la tercera división de Brasil; estuvo un año, hasta obtener un paso fugaz, cedido a préstamo al Luverdense. En 2012, fue fichado por el Figueirense, donde fue suplente, pero al año siguiente, se ganó el puesto para lograr el ascenso a la primera división de Brasil. Al alcanzar los 50 partidos, recibió un reconocimiento por parte del equipo.

Llegó al Querétaro de México en el 2014, luego de grandes actuaciones en Brasil, y permaneció en ese club hasta el 2018, donde se destacó, junto a Ronaldinho como máxima figura, y consiguió la Copa MX y la Supercopa MX. 

Volpi celebrando un gol, arrodillado y mirando al cielo

Luego del Mundial de Rusia 2018, volvió a préstamo con opción de compra a Brasil, esta vez al São Pablo, donde permaneció como once titular hasta este año y firmó un nuevo contrato con su actual equipo, el Toluca de México.

En estas últimas semanas del 2022, el torneo de primera división del campeonato de México finalizó con la final entre Querétaro y Toluca, que se definió tras disputar dos partidos con un global de 8 a 2. Volpi perdió la final, pero se viralizó un video donde, recién terminado el partido, Tiago era consolado por su esposa e hijos, y se los ve arrodillados y orando de la mano.

La conmovedora escena fue captada por una de las cámaras de Fox Sports, durante una entrevista en la cancha con el presidente del Pachuca, Armando Martínez, mientras este hablaba de ganar el título.

Posteriormente, en una publicación en Instagram, Tiago Volpi lamentó la derrota y agradeció el apoyo de la afición citando el Salmo 37:5: “Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él lo hará”.

En sus redes sociales, Tiago constantemente comparte la Palabra de Jesús y sube versículos, y el Evangelio va con él a cada lugar a donde Dios lo lleva.

Tiago Volpi se inclina, junto con su familia a orar luego del partido.

Las nadadoras: las historia de dos hermanas que huyeron de la guerra

Nadadora, pel{icula de Netflix

La impactante historia de dos hermanas sirias que por causa de la guerra escaparon de su país rumbo a Europa.

Netflix lanzó su nueva producción: Las nadadoras, un film basado en hechos reales que relata las trágicas y emotivas vivencias que Yusra y Sara atravesaron cuando escapaban del conflicto bélico sirio en 2015 para alcanzar sus sueños.

Las hermanas Mardini son apasionadas por la natación. Su padre, Ezzat, las inspiró y entrenó duro por años para que llegaran a ser profesionales. Ellas tenían como objetivo competir en los Juegos Olímpicos. No obstante, con el desatar de la guerra en Damasco, la ciudad en la que vivían, el sueño de ambas parecía frustrarse.

Con el apoyo de su familia y la promesa de que más adelante se volverían a reunir, escaparon de su país con rumbo a Alemania. En compañía de su primo y de un grupo de refugiados que huían como ellos, emprendieron un peligroso viaje a pie y, posteriormente, un trayecto en un bote averiado, que consiguieron a través de unos traficantes.

Cuando intentaban navegar por el mar Egeo hasta Grecia, el motor dejó de funcionar y la pequeña barca comenzó a hundirse. Las hermanas decidieron saltar al mar y nadar durante casi cuatro horas, empujando el barco hasta la orilla. Gracias a sus corazones inmensos y sus habilidades como nadadoras, lograron salvar sus vidas y la de los tripulantes (entre ellos, niños).

Los desafíos continuaron, pero las jóvenes no desistieron y pudieron llegar a Alemania, donde fueron recibidas por los grupos rescatistas.

Conocé la película cristiana en Nexflix para jóvenes que trata sobre el perdón y la aceptación

Yusra y Sara retomaron su entrenamiento, con la ayuda de Sven Spannenkrebs, un profesor alemán que conocieron en un club cercano al lugar donde vivían. Un año después, en 2016, Yusra compitió en los Juegos Olímpicos en el equipo de refugiados y ganó su serie de 100 metros mariposa. Por su parte, Sara realizó trabajos de ayuda humanitaria en la isla de Lesbos y fue arrestada en 2018 durante más de tres meses, acusada de contrabando y de pertenecer a una supuesta organización criminal.

La historia de las hermanas Mardini deja un mensaje conmovedor e inspirador para los espectadores. No dudes en verla.

El Dios que se hizo hombre

La encarnación de Jesucristo es el hecho más trascendental e inaudito registrado en la historia humana.

La encarnación de Jesucristo es el hecho más trascendental e inaudito registrado en la historia humana. Debido a la naturaleza descomunal del evento, es simplemente difícil captar todo su significado desde un punto de vista natural y ordinario. La actualización del proceso redentor tomó lugar con la infusión de la inmanencia del Dios eterno, inaccesible y trascendental al mundo creado. La razón por la cual celebramos la Navidad es explícitamente declarada en la Biblia: «Llamarás su nombre Jesús (Salvador), porque Él salvará a su pueblo de sus pecados».  

Tal vez parezca paradójico asociar la Navidad con el pecado de la humanidad; sin embargo, es a causa de tal realidad (negada, ofuscada, mitigada o racionalizada con eufemismos defensivos) que la venida de Jesucristo –su gestación y encarnación–  ha tomado lugar. 

La humanidad creada, debida a su desobediencia, de su estado pecaminoso y alejado del Creador, necesitó de su venida redentora. La llegada de Jesucristo no solo proveyó luz, paz y significado al mundo en tinieblas, enemistado con Dios y en confusión existencial, sino la redención de la raza humana sujeta al pecado. 

Su advenimiento nos recuerda que Él vino a lo suyo (su pueblo escogido, Israel), y los suyos no lo recibieron como su Mesías prometido; sin embargo, a aquellos que lo recibieron les dio el poder de ser constituidos hijos e hijas de Dios. Como el antiguo profeta lo anunció, llegó a ser luz a las gentes del mundo, invitando y trayendo cerca a los que estaban alejados de la presencia de Dios, para establecer la paz a los enemistados con Dios y lograr la restauración de la comunión con Dios. 

La Navidad es un evento que nos recuerda el amor unilateral, incondicional y proactivo de Dios, quien, actuando en gracia y misericordia, nos ha provisto de un Redentor. De tal manera amó Dios al mundo que nos ha dado a su Hijo, a pesar de nuestra obstinación, rebeldía, desdén e ignominia humana, demostrando el poder de su gracia y misericordia divinas, dándonos lo que no merecemos y no pagándonos con el castigo que merecemos. 

Tal amor ha sido manifestado en la provisión de su Hijo; en las palabras del profeta Isaías, «un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado»; Jesús encarnado se ha compenetrado con empatía en nuestros asuntos, y sustituido al ser incapaz de redimirse a sí mismo, pagando con su sangre –su vida impecable– el precio de nuestro rescate, librándonos de las penalidades acarreadas ante Dios y librándonos de la esclavitud al pecado con su muerte y resurrección. 

Pareciera paradójico enfatizar la muerte de Jesucristo durante la temporada que celebra su nacimiento; sin embargo, por tal causa vino, nació de una virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; al tercer día resucitó y ascendió a los cielos, para ser nuestro mediador e intercesor ante el Padre. 

La Navidad, aparte de la algarabía comercial y las festividades que opacan al significado del evento, nos hace pensar y recapacitar: su nacimiento ha sido el comienzo de nuestra experiencia con Dios, su vida y muerte han logrado nuestra salvación, ¡cuánto más su resurrección, ascensión y segunda venida nos aparejará para el encuentro final, la celebración máxima que tomará lugar en la consumación de nuestra redención, dándonos la esperanza de la vida eterna y el goce de su presencia real!  Un día, le daremos la bienvenida otra vez, no a un niño destinado a un pesebre, sino al Rey de Reyes y Señor de Señores. Mientras tanto, gocemos de nuestros asados, de la picada, nuestros turrones, del pan dulce, etc., sin olvidar lo realmente esencial: festejemos su primera venida, y actualicemos los resultados y alcances de su redención en nuestras vidas cotidianas, más allá de un 25 de diciembre.

Volvamos al Pesebre

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Cerrar Fin de año

Si te pregunto: “¿Cómo estás llegando a fin de año?”, ¿Cuál es el primer pensamiento que viene a tu mente?

Charlando con amigas y con mujeres en distintos ámbitos durante las últimas semanas, las afirmaciones coincidían: “explotada”, “con el último aliento”, “arañando las paredes”, “colapsada”, “cansada y sin fuerzas”, “consumida”, “me está costando disfrutar lo que tanto esperé”, y otras respuestas por el estilo que nos llevan a un punto en común: agotamiento. Agotamiento físico, mental, emocional y espiritual. ¿Te sentís identificada?

En esta época tan linda del año, en la que se acerca una de las celebraciones más importantes para los cristianos, es cuando solemos experimentar un desgaste mayor, en medio de las actividades de cierre en todos los ámbitos: en el trabajo, en la escuela, en la iglesia, con los amigos y familia, sumado esto a las despedidas, reuniones extras y tantas tareas que se acumulan, además de los preparativos propios de las fiestas.

Las lucecitas titilantes, los adornos, los regalos, las ofertas y las decoraciones coloridas llenan los espacios a nuestro alrededor y nos invitan permanentemente a ingresar en ese frenesí colectivo que se contrapone de mil maneras al sentido real de la Navidad, la cual puede llegar a convertirse, para muchas personas, en una fuente de estrés, en vez de ser una celebración de gratitud y alegría.

Cuántas de nosotras nos encontramos, en estas semanas previas a las fiestas, envueltas en un torbellino de labores de las que, por un lado, queremos participar y disfrutar —porque las consideramos importantes— y, por otro, esperamos que pasen rápido, para tacharlas del “check list” interminable, que generalmente se extiende hasta Año Nuevo.

Vamos intentando administrar las tensiones, superar los desafíos y llegar con todo, al mismo tiempo que continuamos avanzando y asumiendo las responsabilidades propias de la dinámica que nos toca atravesar. Pero ¿no te pasa que en ese intento de mantener el equilibrio, en ocasiones, se torna inevitable el desborde?

Posiblemente, en este último trecho, nos gana el cansancio, nos consumen las obligaciones, nos supera el agotamiento y, sin querer, se van desdibujando incluso los motivos nobles que nos llevaron, en principio, a encarar proyectos, planes y sueños que hoy tal vez finalizan en victoria, pero nos encuentran, a esta altura, casi sin fuerzas.

¿Entonces? Siempre podemos volver al pesebre, el lugar donde todo cobra una nueva dimensión.

En el pesebre hay un niño vulnerable, pero con un propósito imparable. Él me recuerda mi fragilidad, al mismo tiempo que me posiciona en su victoria.

En el pesebre hay familia, amor, alegría y gratitud. Todo lo necesario para bajar las revoluciones y disfrutar en calma de momentos valiosos, únicos e irrepetibles.

En el pesebre hay un milagro. Dios encarnado. Dios con nosotras. El mismo que nos invita a levantar la mirada y volver al eje si es que por alguna razón nos salimos de allí. El que nos regala la oportunidad de plantearnos este último trayecto del año con una perspectiva renovada.

En el pesebre hay paz. El único apuro fue el de los pastores, que a toda prisa corrieron a corroborar con sus propios ojos y llenos de expectativa la noticia más importante de todos los tiempos:

“Hoy les ha nacido en la Ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto les servirá de señal: Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre (…)  Así que fueron de prisa y encontraron a María y a José, y al niño que estaba acostado en el pesebre” (Lucas 2:11-12,16).

¡Que el agotamiento no nos desenfoque! Que los compromisos, las compras, las corridas y la vorágine a nuestro alrededor no empañen ni diluyan el sentido y disfrute de estos días tan significativos en los que, por encima de todo, Cristo es el centro.

¡Dios con nosotros es!

Mientras otras creencias son el mejor esfuerzo del hombre para alcanzar a Dios, el cristianismo nos habla del más grande esfuerzo de Dios para acercarse a nosotros. Así quedó demostrado en el acontecimiento que cambió al mundo, el nacimiento de Jesús.

Leemos en Mateo 1:23: “He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros”. Aquí el evangelista cita Isaías 7:14, señalando una gran familiaridad con el contexto del profeta. En los tiempos de Isaías, Asiria devastaría a Israel antes de que “un hijo” se desarrollara (Isaías 7:14-17). De este modo, “un hijo” parece referirse al propio hijo de Isaías. Pero todos los nombres de los hijos del profeta tenían como propósito ser señales que apuntaran más allá de ellos mismos (Isaías 8:18); ¿y a quién, “Emanuel” o “Dios con nosotros”, apuntaría más acertadamente que al hijo de David, Jesús mismo? Justamente, Navidad es Emanuel: ¡Dios con nosotros! ¡Navidad es Jesús! Y, sin duda, esta es una ¡excelente noticia! 

Al mismo tiempo, Mateo también se toma el tiempo de traducir el nombre hebreo “Emanuel” al griego, el idioma más popular de aquel entonces. Aunque sabemos que Mateo escribe para judíos, cuando presenta a Cristo lo hace de manera que absolutamente todos, judíos y no judíos, puedan conocerle. 

Nosotros, como gentiles injertados a la vid verdadera, somos también destinatarios de esta buena noticia. Emanuel es más que un simple nombre, es una declaración de amistad por parte de Dios y la promesa de que Él estará para siempre con nosotros. 

Jesús declara en Mateo 28:20: “Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos”. Su amistad, su cuidado, su ayuda, son los mejores regalos que podemos recibir en esta vida. No estamos solos, abandonados, a ciegas y sin esperanzas en este mundo tan sombrío y caótico, porque Él vive en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo. ¡Tenemos un propósito y un destino de gloria en Cristo Jesús! 

Así como hace más de dos mil años, Jesús vino al mundo y nació en un pequeño pesebre de madera, de la misma forma hoy quiere nacer en los corazones de todos aquellos que le reciben. No importa las condiciones en las que se encuentre el pesebre de nuestro interior, Jesús quiere hacer su morada en nosotros y llenarnos de vida. En esta Navidad, abramos nuestro corazón a Jesús y experimentemos el milagro del nuevo nacimiento. Jamás estaremos solos, porque ¡Emanuel, Dios con nosotros es! 

Navidad: el nacimiento de nuestra nueva identidad

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Nuestra Identidad en Cristo

En el artículo anterior, aprendimos sobre la importancia de despojarnos de los conceptos que los demás tienen de nosotros, e incluso de la autopercepción que tenemos de nosotros mismos, para vernos como Dios nos ve. En este nuevo escrito, quiero que profundicemos un poco más sobre la identidad, con un enfoque en Cristo.

En abogacía, cada vez que se aprende un nuevo tema, se acostumbra primero a identificar cual es la naturaleza jurídica de aquella figura. En este caso, la naturaleza espiritual u origen de nuestra identidad en Jesús tiene que ver con un error. Sí, así como leíste. ¿Cómo es esto?

Si nos ponemos a indagar, encontraremos que Jesucristo es el resultado de una promesa que Dios le hizo a un pueblo específico, el pueblo de Israel. Él es el Mesías y Salvador que Jehová les prometió a los judíos, algo que podemos encontrar en muchos versículos bíblicos del Antiguo Testamento (Isaías 7:14; Isaías 9:6; Miqueas 5:2; Zacarías 9:9).

Ahora, ¿cómo llega la gracia de la salvación hacia nosotros si no somos del pueblo de Israel? Pues la respuesta es que el error que cometen los judíos al rechazar a Jesús hace que, de rebote, Dios nos adopte a nosotros como sus hijos, aunque sabemos que en Dios no hay errores y que también estaba profetizado que sucedería de esta manera (Isaías 53:3; Isaías 53:4-5; Isaías 53:12).

Si lo pensamos bien, en principio, no éramos merecedores de ser llamados hijos de Dios y tampoco éramos dignos de Jesús. Pero, como menciona Juan 1:11-12

“A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”.

Juan 1:11-12

Es decir que, para entender nuestra identidad en Cristo, debemos ser conscientes de que no merecíamos ser llamados hijos, sino que fue algo que nos alcanzó por gracia. Cuando entendemos eso, empezamos a ver la vida de otra manera, ya que muchas veces no valoramos ese regalo, lo tomamos livianamente y, en verdad, es algo que debemos agradecer día a día.

Además, debemos tener en cuenta que nuestra salvación no es gratuita, como muchos piensan. En realidad, tuvo un precio muy grande, solo que aquel precio no lo tuvimos que pagar nosotros, sino Jesús.

¿Qué pasaría si tuviéramos que pagar los pecados que cometemos cada día? Seguramente, lo pensaríamos dos veces antes de cometer una falta que deshonre a Dios.

«Una persona que tiene su identidad puesta en Cristo es consciente de que cada uno de nuestros errores le costó la vida a Jesús en la cruz por más duro que parezca».

Ema Ortega

Otro aspecto a valorar es que así como nuestro Salvador murió por nuestros pecados, también resucitó y prometió que volverá por nosotros. La promesa de la segunda venida de Cristo fue el motor de la Iglesia primitiva, y lo que hizo que el Evangelio se expandiera a todos los rincones de la Tierra, a distintas naciones y culturas.

Hoy en día, existe cierta reticencia en cuanto al apocalipsis y el final de los tiempos. Para muchos, este último libro de la Biblia provoca miedo y rechazo, cuando, en realidad, deberíamos anhelar el regreso de Jesucristo, viéndolo como un acontecimiento cercano y no, como algo que quisiéramos evitar.

La frase “Cristo viene” formaba parte del vocabulario diario de la Iglesia primitiva. Actualmente, muchos tienen como motor otras aspiraciones, cuando nuestra mayor aspiración debería ser encontrarnos cara a cara con Cristo.

Por último, comparto un texto bíblico muy conocido, pero que nos hace reflexionar y nos ayuda a tomar la posición que Dios quiere que asumamos.

«Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.  Pero sabed esto, que si el padre de familia supiera a qué hora el ladrón habría de venir, velaría y no lo dejaría entrar en su casa. Por tanto, también vosotros estad preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora que no pensáis». Mateo 24:43-44

Conclusión:

Que este fin de año nos encuentre velando y anhelando el regreso de Jesús. Que su gracia y amor abunde en nuestras casas, y Cristo encuentre a su Iglesia unida y preparada para su encuentro.

Esta Navidad no es más que una nueva oportunidad para reconciliarnos con nuestra verdadera identidad y tomar la posición que Cristo nos regaló al morir en la cruz, la posición de hijos.

“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” .

HEBREOS 4:16

¡Felices fiestas! Dios les bendiga.

La historia oculta de Santa Claus

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La historia oculta de Papá Noel

Entre fines de noviembre y comienzos de diciembre, es común ver que la mayoría de negocios, comercios o tiendas se van vistiendo de rojo y blanco, con adornos navideños, promociones y ofertas.

Es increíble cómo un festejo de tintes religiosos —con el cual podemos estar de acuerdo, o no— se fue entremezclando, con el paso del tiempo, y pasó de ser una fiesta austera, religiosa, con un marcado perfil de reflexión, a un mundo de regalos y, en casos extremos, de deuda y materialismo. Esta es una breve historia de la evolución de Santa Claus: cómo pasó de ser una leyenda a un objeto de mercado. Antes de eso, algo para tener presente: ninguno de estos personajes tiene que ver con Jesús y su nacimiento.

Nicolás de Bari, el primer Santa Claus

La primera persona, según la leyenda, que comenzó dando regalos para la época navideña fue San Nicolás de Bari, un obispo de entre los siglos III y IV, que practicaba constantemente la caridad. Según cuentan los relatos, un padre tenía tres hijas que querían casarse, pero no tenía dinero suficiente para pagar la dote. Al enterarse, Nicolás subió hasta la chimenea y dejó caer unas monedas de oro, que, coincidentemente, cayeron sobre unas medias de lana que estaban secándose en la estufa. Todo esto sin que nadie lo supiera, debido a que Nicolás pretendía practicar la caridad de forma anónima.

Además de esta historia, también se comenta que daba regalos a los niños pobres y que vestía de rojo y blanco. Por eso, en algunos países aún continúa la tradición de recibir obsequios el 6 de diciembre, día de San Nicolás, en vez del 24 o 25.

San Nicolás de Bari entremezclado con la imagen de Santa Claus. Fuente: elsoldezacatecas

Noel o Claus

Toda palabra tiene un origen. En este caso, Noel es una derivación de la palabra “Nöel”, que significa ‘natal’ o ‘natalicio’, en referencia a la Navidad.

Desde la leyenda de Nicolás hasta la primera mitad del siglo XIX, aproximadamente, la fiesta navideña era un momento de festividad sobrio, religioso y, por momentos, hasta prohibido.

A partir de 1850, aproximadamente, empieza a haber una recopilación de leyendas, cuentos y tradiciones que se habían olvidado. Un ejemplo claro de esto es el famoso Cuento de Navidad, de Dickens. También se dotó a la fecha de momentos mágicos, con el agregado de un personaje que repartía regalos.

Contrariamente a lo que se cree, no fue la empresa Coca Cola la que terminó de dar formato al hombre bonachón, gordo, vestido de rojo y blanco, que repartía regalos para Navidad, sino que ya aparecía en las revistas gráficas de fin de año, en 1896, aproximadamente.

Imagen de Papa Noel como lo conocemos ahora. Fue 40 años antes de que se popularizara con Coca Cola. Fuente Library of Congress

Cuestiones climáticas y culturales

Fiestas navideñas repletas de copos de nieve y hombres vestidos de gruesos trajes pertenecen, obviamente, a tradiciones culturales del hemisferio norte. Lo mismo sucede con la figura del “hombrecillo de Navidad” que reparte regalos a los niños que se han portado bien. Todas estas tradiciones comenzaron en el Medio Oriente (ya que Nicolás de Bari era oriundo de Turquía) y, luego, se trasladaron a Europa. Como todos estos hábitos nacieron en el hemisferio norte, forma parte de la leyenda decir que allí Papá Noel tiene su fábrica, más específicamente, en Finlandia, en la zona de Laponia.

Con las exploraciones marítimas de los ingleses y holandeses, las costumbres se expandieron hasta América. Los que vivimos en el hemisferio sur tenemos por de más diferencias climáticas y culturales. Lejos de querer hacer una crítica a la llamada “colonización cultural”, sí es verdad que nos enfrentamos a contradicciones: en Latinoamérica, hace calor para fines de diciembre, no tenemos muérdago como planta autóctona ni nieve para decorar el paisaje.

Entonces, es clara la referencia a que hemos vivido un claro proceso de transculturación, es decir, hemos adoptado las creencias, costumbres y tradiciones de otros países que no tienen nada que ver con nosotros. El éxito de esto, ahora sí es evidente, fue gracias a las campañas de la Coca Cola, que desde 1931 adhirió a Papá Noel o Santa Claus a su propaganda. Y es obvio que tuvo éxito hasta la actualidad.

Publicidad de Coca-Cola, con el personaje Santa Claus, de 1931.

La conclusión es Jesús

En todo este brevísimo resumen del “Hombrecillo de Navidad”, si se dieron cuenta, nunca apareció Jesús. Y ese, creo, es el principal error: que la fecha nos aparte de lo verdaderamente relevante, que una vez nació el Redentor de todos nosotros. No sé exactamente la fecha, pero es esa la real importancia de la Navidad. Tener la salvación es el regalo más valioso. 

«Cristo debería ser nuestro principal obsequio para entregar en estas fechas. El resto es simplemente pasajero». 

Guido Márquez

Los seis libros más vendidos este año

libros navidad
Libros para regalar en navidad

La temporada de vacaciones se presenta como una oportunidad ideal para iniciar (y, por qué no, terminar) la lectura de un libro. Por eso es que, desde La Corriente te queremos hacer algunas recomendaciones de autores que han marcado la vida de miles de personas en el transcurso de este año. Cada ejemplar citado, está dentro del top ten de los más distribuidos en el año, sin embargo, queremos que te enteres del contenido enriquecedor que tiene cada uno de ellos.

Predicación al siguiente nivel Andrés spyker

Predicación al siguiente nivel, de Andrés Spyker

Un regalo ideal para: Pastores de jóvenes, predicadores apasionados.

¿De qué se trata? 
En este “manual práctico”, el autor mexicano ofrece una visión realista y cristocéntrica acerca de este llamado, respecto del cual enfáticamente anima a que no sea por beneficio propio. Cuenta con la participación dinámica de dos comentaristas de vasta experiencia, Esteban Grasman (iglesia Ancla) y Jesiah Hansen (iglesia La Fuente), que hacen de la lectura una conversación testimonial enriquecedora. 

Las trampas del miedo, de Daniel Habif 

Un regalo ideal para: Emprendedores, personas que están comenzando nuevas etapas en sus vidas, jóvenes. 

¿De qué se trata? 

Si alguna vez tuviste miedo, o si incluso está más presente en tu vida de lo que debería, en este viaje literario hacia la arquitectura y el laberinto emocional de este “monstruo” que habita en la mente, el autor decodifica cada etapa y, además, presenta recursos para decidir sobre pensamientos, reflexiones y ejercicios de evaluación personal. “El miedo es la fecundación de un logro extraordinario”.

Jesús es el presente de nuestras vidas, de Juan Carlos Ortiz  

Un regalo ideal para: Personas que se hacen preguntas difíciles acerca de su fe, personas que quieren profundizar en su relación con Dios. 

¿De qué se trata? 

Si te preguntaste alguna vez si tu fe puede ser funcional a todas las áreas de tu vida, este libro es para vos. Si lo que conocés acerca de tu relación con Dios te está quedando insuficiente, este libro es para vos también. 
Una obra literaria frontal que derriba algunas ideas de la religión y nos invita a expresar la vida de Cristo de manera única y práctica. 

La psicología de Dios, de David Firman

Un regalo ideal para: Profesionales de la psicología, estudiantes de carrera en ciencias humanas, pastores. 

¿De qué se trata? 
En esta obra podrás descubrir, entre cientos de datos interesantes acerca de tu alma, que la Biblia habla de la psicología mucho antes de que esta existiera y que el alma forma parte del diseño del ser integral, por lo tanto si no está sometida al gobierno de Cristo, se vuelve indomable. 
El autor resuelve como enfocar nuestra ser interior a la realidad eterna de Dios. 

Mujeres inteligentes espiritualmente, de Mayra Djimondian

Un regalo ideal para: Mujeres adultas, mujeres profesionales, pastoras. 

¿De qué se trata? 
Este libro está diseñado para que puedas terminarlo en cinco semanas, a lo largo de las cuales la inteligencia espiritual se activará a través de la lectura dinámica y práctica acerca de cinco aspectos cruciales en la vida de una mujer: sus relaciones, sus elecciones, sus decisiones, sus emociones y las situaciones que la rodean.

La última flecha, de Erwin Raphael McManus

Un regalo ideal para: Personas que están atravesando tratamientos médicos sin esperanza, hombres mayores, personas que quieren superarse.

¿De qué se trata? 
En este libro, el fundador de la iglesia Mosaic (EE. UU.) presenta un recorrido literario de superación a través de su experiencia en primera persona con el cáncer, donde te invita a no dejar nada sin hacer, ni pensar en la vida que debiste tener, para así dejar atrás la mediocridad, por imposible que parezca.

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