Mientras otras creencias son el mejor esfuerzo del hombre para alcanzar a Dios, el cristianismo nos habla del más grande esfuerzo de Dios para acercarse a nosotros. Así quedó demostrado en el acontecimiento que cambió al mundo, el nacimiento de Jesús.

Leemos en Mateo 1:23: “He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros”. Aquí el evangelista cita Isaías 7:14, señalando una gran familiaridad con el contexto del profeta. En los tiempos de Isaías, Asiria devastaría a Israel antes de que “un hijo” se desarrollara (Isaías 7:14-17). De este modo, “un hijo” parece referirse al propio hijo de Isaías. Pero todos los nombres de los hijos del profeta tenían como propósito ser señales que apuntaran más allá de ellos mismos (Isaías 8:18); ¿y a quién, “Emanuel” o “Dios con nosotros”, apuntaría más acertadamente que al hijo de David, Jesús mismo? Justamente, Navidad es Emanuel: ¡Dios con nosotros! ¡Navidad es Jesús! Y, sin duda, esta es una ¡excelente noticia! 

Al mismo tiempo, Mateo también se toma el tiempo de traducir el nombre hebreo “Emanuel” al griego, el idioma más popular de aquel entonces. Aunque sabemos que Mateo escribe para judíos, cuando presenta a Cristo lo hace de manera que absolutamente todos, judíos y no judíos, puedan conocerle. 

Nosotros, como gentiles injertados a la vid verdadera, somos también destinatarios de esta buena noticia. Emanuel es más que un simple nombre, es una declaración de amistad por parte de Dios y la promesa de que Él estará para siempre con nosotros. 

Jesús declara en Mateo 28:20: “Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos”. Su amistad, su cuidado, su ayuda, son los mejores regalos que podemos recibir en esta vida. No estamos solos, abandonados, a ciegas y sin esperanzas en este mundo tan sombrío y caótico, porque Él vive en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo. ¡Tenemos un propósito y un destino de gloria en Cristo Jesús! 

Así como hace más de dos mil años, Jesús vino al mundo y nació en un pequeño pesebre de madera, de la misma forma hoy quiere nacer en los corazones de todos aquellos que le reciben. No importa las condiciones en las que se encuentre el pesebre de nuestro interior, Jesús quiere hacer su morada en nosotros y llenarnos de vida. En esta Navidad, abramos nuestro corazón a Jesús y experimentemos el milagro del nuevo nacimiento. Jamás estaremos solos, porque ¡Emanuel, Dios con nosotros es! 

Fundador y pastor del Ministerio Cita con la Vida. Es padre de tres hijos y abuelo de cuatro niños. En un tiempo compartió su profesión de militar con su vocación, pero ésta fue más fuerte y comenzó a vivir la aventura de la fe, dedicándose por completo al servicio del Señor. Es autor de tres libros y una serie de devocionales denominados “Mi día con el Señor”, que conforman un compendio de tres tomos.