A lo largo de nuestra vida hemos podido experimentar diferentes situaciones. En las relaciones con las demás personas también pueden darse heridas. Palabras, comportamientos, acciones que hicieron o que esperábamos que hicieran...
Existen muchas formas de sanar una herida, pero quienes hemos creído en el Hijo de Dios tenemos la forma más sencilla y grande a la vez de poder superar cualquier tipo de roto en el alma.