¿Por dónde empezar para entender los secretos más guardados en las familias donde hay abuso? Cada cultura, cada época, cada sociedad, cada religión, cada familia generan su propia comprensión de la niñez, de los maltratos, de los abusos sexuales y sobre todo de los agresores sexuales.
Ideas y teorías populares avanzan y retroceden, permanecen ocultas, pero siempre llenas de mitos y secretos. Entonces, se piensa que los abusos son hechos excepcionales, que es un problema de los barrios pobres, de las familias con consumos problemáticos.
Que las niñas y los niños son muy fantasiosos, que las iniciaciones sexuales son parte de ciertas culturas, que son problemas que se debe resolver dentro de la familia, dentro de las iglesias. Que, las madres saben y entregan a sus hijas, que las niñas provocan y los hombres “no son de fierro”, que los varones raramente son abusados, que los niños y las niñas olvidan rápidamente lo sucedido sin problemas.
¿Será que los abusos sexuales no producen daño?
No es infrecuente escuchar que lo que daña al niño o a la niña son las reacciones de las personas adultas ante la develación de un abuso. Que, en realidad, no tienen conciencia plena de lo sucedido ni se avergüenzan por ello en la medida de que los demás no se enteren.
La realidad es muy distinta. Cualquier niño o niña que pasa por una situación traumática que sobrepasa su capacidad psíquica de elaboración, recurre a un mecanismo de defensa conocido como disociación. Este mecanismo que permite la supervivencia frente a los abusos y/o maltratos es el que produce serias escisiones en la personalidad.
Por otro lado, ¿cuánto puede un niño o una niña sostener esta situación? A veces por muchos años, otras por toda la vida, mucho más cuando devela la situación de abuso y no se le cree. Esto puede llevarlo a serios trastornos de la personalidad con un marcado empobrecimiento y bloqueo de las potencialidades al guardar por años el gran “secreto familiar”.
¿Quiénes son las víctimas?
Todas las investigaciones coinciden en que las víctimas, mayoritariamente, pertenecen al género femenino. Simón David Finkelhor (sociólogo estadounidense conocido por su investigación sobre el abuso sexual infantil y temas relacionados. Es director del Centro de Investigación de Delitos contra Niños) considera que una de cada tres mujeres ha sido o será abusada sexualmente por un miembro de la familia o algún allegado antes de cumplir los 18 años.
Otras investigaciones afirman que de un 25 a 35% de los varones adultos han sido abusados sexualmente en su niñez, pero los varones por cuestiones de género suelen hablar menos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que 170 millones de niñas y 73 millones de niños de todo el mundo, son víctimas de abuso sexual.
La violencia sexual en las infancias ocurre en todas las clases sociales, en todas las religiones, en cualquier tipo de familia. Los perpetradores, siempre son personas cercanas a las víctimas: padres biológicos, abuelos, padrastros, otros familiares y/o personas cercanas tales como, profesores, líderes religiosos, entrenadores de deporte, etc. (Hablo en este artículo de los hombres como agresores sexuales, teniendo conocimiento de que existe un porcentaje mínimo de mujeres que también abusan sexualmente, principalmente a varones).
Cómo padres, madres, quienes cumplan esos roles, quienes tengan actividades con la niñez o como líderes de comunidades de fe, ¿qué necesitamos saber y/o hacer para prevenir o darse cuenta de que un niño o niña está pasando por una situación de abuso?
A simple vista, a veces no hay señales físicas que permitan identificar el problema, pero existen otros gestos que pueden darnos una pista de los que les puede estar sucediendo. Solo depende de lo dispuestos/as que estén a escuchar y sobre todo a creerles. Los niños y las niñas o adolescentes que develan un abuso sexual no mienten, no inventan.
Los ofensores, agresores o perpetradores sexuales no tienen perfil ni características a reconocer previamente a un abuso. Lo más importante es hacer prevención, dar herramientas a los y las niñas para que rápidamente puedan reconocer el inicio de un proceso de abuso sobre su cuerpo, de parte quien sea.
No proteger a los abusadores, que van a negar siempre que han abusado y culpabilizar a las víctimas. Debemos ser parte del gran ejército de creerle a las víctimas y nunca estar del lado de los abusadores, porque eso nos convertiría en cómplices.
Amar realmente a la niñez es indispensable. Cuidarla es urgente.
Los jugadores Olivier Giroud, David Luiz, Alisson Becker y Kevin Durant donaron sus camisetas, botines y otros accesorios para la causa.
Esta semana se destinó el dinero recaudado en la gala The Goal, realizado el mes pasado por la iglesia French Connect London junto a la organización cristiana Plus Que Sportifs, para recaudar recursos en apoyo a los menores que sufren persecución en todo el mundo.
El dinero se donó a Puertas abiertas y Deportes Holísticos de Francia, que ayudan a misiones cristianas en el norte de Camerún. Estas organizaciones anunciaron que utilizarán lo recaudado para realizar escuelas de fútbol para niños, asistencia escolar y restaurar iglesias que fueron devastadas en Malí y Magreb, luego de las masacres ejecutadas por el grupo terrorista Boko Haram.
Oliver Giroud, delantero del Chelsea FC de Inglaterra, se consternó al enterarse la cantidad de creyentes que son perseguidos en todo el mundo y exclamó “260 millones de cristianos perseguidos en el mundo es inaceptable, hay que hablar de ello”. Y reconoció que “la persecución de los niños cristianos a través de las acciones presentadas en la gala me dio escalofríos, me sentí abrumado por los testimonios”.
El jugador donó varios artículos, incluyendo la camiseta de su partido número 100 con el equipo francés y la que utilizó en la final de la copa FA 2020, contra el Arsenal, incluyendo un par de botines autografiados.
También contó que, al conocer a Mourad, un ex musulmán y entrenador de fútbol convertido al cristianismo, “su testimonio me conmovió y me comprometí a darle siempre botas de fútbol para sus proyectos porque admiro el coraje de los cristianos como Mourad, que se comprometen en amar al prójimo en contextos hostiles”.
Otro de los deportistas comprometidos con la causa fue Aurélien Collin, un defensor francés que se desempeña en el Philadelphia Unión de la Major League Soccer (MLS) estadounidense. Él declaró que “la libertad religiosa es un derecho fundamental, y no es posible que millones de niños cristianos sean perseguidos en todo el mundo”. También exigió que “esta situación sea visibilizada y denunciada”.
Además participaron del evento, ofreciendo sus camisetas, el defensor brasileño David Luiz, el arquero del FC Liverpool, Alisson Becker, y los jugadores de baloncestos Kevin Durant y Astride N´Gouan.
Hoy día es básico y fundamental, en todas las iglesias, el registro fotográfico de lo que ocurre en cada servicio. Las redes sociales abrieron una ventana de posibilidades para mostrar a una comunidad de seguidores lo que acontece en nuestros templos a través de fotografías. Por esto, los fotógrafos son desafiados cada día a mejorar tanto la calidad como la creatividad de las imágenes que registran.
Con frecuencia, después de unos meses desempeñando esta labor, las ideas de innovación comienzan a agotarse, por esto desde Church Maker, nos alegra mucho poder compartir con todos los fotógrafos y creativos, algunos consejos que pueden ayudarlos a mejorar el trabajo que ya vienen realizando:
Planifica la foto que quieres hacer Que no sea solo un registro común de lo que sucede donde estas persiguiendo la acción, ya que terminarás repitiendo siempre las mismas imágenes. Piensa en la semana que fotografía puedes tomar diferente, escoge a los personajes, el vestuario y la locación, planifica y produce cada una para que comiences a crear un contenido diferente.
Te sugiero pensar en sesiones por tema, por ejemplo: la familia, los equipos que sirven, temáticas en imágenes según lo que se está predicando y más, escoge paleta de colores y busca siempre referencias.
Controla la iluminación Que no sea el espacio quien te limite, usa objetivos luminosos, te recomiendo un 50 mm ya que es muy versátil para varios tipos de fotografías. Abre el diafragma al máximo y baja la velocidad de obturación, que tu último recurso sea el ISO para evitar el grano.
Escoge los lugares más luminosos de la iglesia y también plantea tus necesidades de luz al equipo de iluminación para que en ciertos momentos armen escenas que favorezcan tu trabajo, por ejemplo, el esquema de luces para el predicador.
Para ser creativo experimenta Utiliza las emociones como un catalizador para comunicar. Que tus fotografías no solo estén bien tomadas, sino que transmitan sensaciones. Inspírate cada semana con transmitir un sentimiento en particular, un domingo puede ser alegría y fiesta, otro domingo puede ser intimidad o adoración, otro puede ser amistad y seguridad, entre otros muchos. También es importante que busques nuevos ángulos y encuadres; colócate en lugares que nunca usarías para tomar nuevas fotografías.
Actualmente, todas las personas tienen a mano la posibilidad de tomar buenas fotos con su celular. No esperes tener la mejor cámara del mundo para obtener buenas imágenes, sé fiel con lo que tienes en la mano, tu smartphone puede tomar buenas fotos. Para eso te sugiero:
1.- Conoce la potencialidad de la cámara de tu teléfono, descubre lo bueno y malo de esta, para que puedas sacarle provecho. Debes tener en cuenta que nuestro teléfono tiene zoom digital y no óptico, que tienen sensores pequeños y el lente incorporado por lo general es un angular. Por esto, con tu celular te conviene tomar más paisajes o planos abiertos que foto retrato o macro.
2.- Descarga buenas App de cámaras. Recomiendo Focos para iPhone y Open Camera para Android, pero existen muchísimas y te permiten ajustar parámetros de la toma para mejorar el resultado final.
3.- De igual manera descarga Apps de retoque digital: Te permite darle un look más profesional a la foto final, una App muy buena es Adobe Lightroom.
4.- No utilices el zoom, muévete tú de lugar y planifica la composición de la imagen. El zoom digital le resta calidad a ella, busca siempre que la luz juegue a tu favor, prefiere entornos iluminados y que no tengas un alto contraste entre luz y sombra.
Espero que estos pequeños consejos puedan ayudarte a dar cada día lo mejor de ti para el Señor y obtener imágenes que impacten. Te esperamos en nuestras redes sociales para compartir más consejos a toda la comunidad creativa.
El pastor de Nueva Generación, nos compartió por qué llevan a cabo esta misión como iglesia.
En medio de un año de crisis, en el que la pandemia nos obligó a vivir en aislamiento social, hay personas que rompen el molde y nos inspiran a estar más cerca de los necesitados. Es el caso de Leonardo Arribas, quien junto a su congregación asisten a personas en situación de extrema pobreza. En diálogo con La Corriente, Leo nos cuenta de su labor de asistencia y evangelismo.
LC: ¿Hace cuánto tiempo se dedican a la ayuda en social?
LA: Desde el comienzo de la iglesia, hace unos 11 años. Todo fue muy de a poco. Y aunque en nuestros inicios no teníamos espacio físico, eso no nos limitó. De hecho, empezamos a asistir a personas con problemas de adicción en las calles. Y al día de hoy son más de 500 jóvenes los que dejaron las adicciones a través de nuestro trabajo, y muchos de ellos están ayudando a otros con nosotros.
LC: ¿Cuántos comedores en total tienen como fundación y como están repartidos?
LA: Estamos atendiendo en cinco comedores, dos en Berazategui, uno en Moreno, otro en la Boca y un último en la Paternal.
LC: ¿Cuántas personas participan en la fundación?
LA: Toda la iglesia está involucrada en la labor, tratamos de no separar una cosa de la otra. Aunque tenemos personas abocadas exclusivamente a atender los comedores, que suman unos 150 colaboradores dedicados de lleno a esta misión.
LC: ¿A qué cantidad de personas asisten diariamente?
LA: Entre los comedores y las recorridas en las que salimos a repartir comida, que es todas las noches, solo el mes pasado hemos entregamos más de 5 mil raciones de comida. Y estimamos que esto se traduce a unas 400 personas por días.
LC: ¿Qué los motivó a iniciar esta misión y ser luz a otras personas?
LA: Hay dos razones básicas por la que hacemos esto, la primera es el amor y la segunda es la misericordia. Para nosotros se trata de ejercer la misma compasión que tuvo Jesús con nosotros y hacer lo que Cristo hizo cuando transitó en la tierra.
En una situación el Maestro no quiso despedir al pueblo en ayunas, y les dijo a sus discípulos «denle vosotros de comer». ¿Y sabés lo que pasa cuando dejamos de vernos a nosotros para ver la necesidad del otro? Comienza lo sobrenatural, lo impensado de Dios.
Por ejemplo, el último comedor que abrimos comenzó con una familia en Berazategui que preparaban viandas de comida desde su casa desde que empezó la pandemia. Hoy funciona una de nuestras bases de operaciones que, además de brindar alimentos, dan apoyo escolar y talleres de oficios, entre otras cosas. Y como esas te puedo contar que con cada centro de ayuda pasó algo similar, pero el motor de todo es la compasión.
LC: ¿Y de dónde nació esta idea de poder asistir a los más necesitados?
LA: Fue muy loco como empezó el primer comedor, me acuerdo que en la iglesia de Moreno teníamos un buffet para compartir con los hermanos y además juntar fondos para realizar algún arreglo. Pero me acuerdo que, un día, vi a un chico parado frente a la vitrina observando un pancho con tantas ganas que parecía que se lo devoraba con la mirada.
Sin dudarlo le compré uno y, al rato, me trajo al hermano. Después, cayo otro hermano, después tres primos, y ahí me di cuenta de la necesidad que muchos estaban pasando.
LC: ¿Por qué es importante como iglesia realizar este tipo de tareas?
LA: Porque es muy fuerte ver la necesidad y no podemos quedar indiferentes ante ella. Es replicar lo que hizo Jesús, es llevar el evangelio no solo con una biblia sino también con un plato de comida. Hacer esto nos da la capacidad de desarrollar, de manera práctica, el amor. Y así, la iglesia se vuelve más humana sin caer en el humanismo.
Cuando podemos sacar la mirada de nosotros mismos y ponerla en lo demás, lo que sucede es muy poderoso. Porque ahí realmente estamos sirviendo al Señor. Y esto va más allá de dar solo alimentos, sino dar consejos de vida, ayuda espiritual y emocional, capacitar en todas las áreas, brindar consuelo, dar un abrazo y entender cuántas cosas hay que todos podemos hacer.
La iglesia tiene el poder de dar libertad al cautivo, y eso es expresar nuestra fe de una manera práctica y tangible, tal como dijo el apóstol Santiago, “la fe sin obras es muerta”.
Las acciones solidarias continúan en pandemia y aún logran llegar a comunidades originarias de Misiones, donde no hay agua ni electricidad.
La crisis del coronavirus trajo muchos efectos colaterales que van más allá de lo sanitario. Uno de ellos es el que atraviesan en las aldeas de distintas partes de la Argentina, donde dejaron de recibir donaciones que son necesarias para la subsistencia de los pueblos originarios. La Corriente entrevistó a Jorge y Nadia Zamorano, un matrimonio de misioneros que trabajan con comunidades guaraníes en la provincia de Misiones, para conocer cómo es la actual situación del lugar.
Los Zamorano pertenecen a la organización comunitaria Gotas de Amor, una asociación civil que ayuda a diferentes comunidades que viven en selvas de la provincia misionera. “Nuestras actividades son evangelísticas, y se inician con ayudas sociales como entrega de ropa, calzado, juguetes, útiles escolares y un almuerzo comunitario, pero el fin de todo lo que hacemos es hablar de Dios”, aclaró Jorge.
Solo en la provincia de Misiones se registran alrededor de 117 comunidades Mbya guaraní, con aproximadamente catorce mil integrantes en total. Algunas de ellas se encuentran en situación de extrema vulnerabilidad, y la crisis del COVID19 provocó una especie de confinamiento, que limitó la llegada de donaciones. Los Zamorano explicaron que “desde que comenzó la pandemia el trabajo se duplicó por la misma necesidad. Al principio fue limitado el ingreso en especial a la comunidad Capiovi por el cuidado de contagios donde, gracias a Dios, no se registró ningún caso de COVID-19”.
Actualmente la situación es más dramática, ya que una de las aldeas queda a 45 kilómetros de Capiovi, en el límite de Argentina y Paraguay, donde no hay suministro eléctrico ni agua potable. En este lugar viven unas 16 familias que, según detalló Nadia tienen “dificultades de traslado y solo se puede llegar en remis para darles ropa, calzado, mercadería”. En estas localidades hay, al igual que en todas partes, situaciones más urgentes, como la de un niño que requirió silla de ruedas.
El matrimonio Zamorano contaron que “la cultura Mbya guaraní es bilingüe, eso nos facilita a veces poder hablarles de Dios, pero estamos aprendiendo su idioma para poder llegar a más. A veces sucede que es el cacique es quien traduce el mensaje para que todos en la comunidad lo entiendan”.
Los misioneros dijeron que en época de fiestas “el objetivo es dar a conocer el evangelio y que todas las aldeas puedan ver que Dios es amor, paz, libertad y no sometimiento. En este tiempo llevamos ayuda social y preparamos comida comunitaria, y eso nos permite conversar de Dios y hablarles del nacimiento de Jesús”.
La ayuda benéfica de la Fundación Gotas, en la provincia de Misiones, lleva más de cinco años ininterrumpidos en la aldea Capiovi. Se trata de uno de los lugares más alejados de las ciudades linderas, donde se está construyendo un edificio de material. Si querés colaborar con la obra del matrimonio Zamorano, ellos están necesitando chapas, ladrillos, cementos y donaciones para poder comprar un vehículo que los traslade. Podés contactarlos por sus redes sociales o telefónicamente.
Photo by malcolm lightbody on Unsplash, evangelismo
Alguna vez yo mismo me hice esta pregunta, pero comprendí que hablar de Jesús no solo cambia vidas, familias, sino que lo cambia todo.
El lugar fue en otro tiempo una carnicería, todavía quedaban los antiguos azulejos que llevaban impreso el nombre apenas legible del local. Algunos guinches donde en otro tiempo se colgaban las reses lucían intactos. Ahora era nuestro templo.
A pocas cuadras de allí había un populoso parque. Los sábados a la tarde, antes del culto, íbamos con la iglesia a evangelizar. La verdad es que aquello no era mi experiencia favorita. La rutina era siempre la misma. De a poco llegábamos al lugar de encuentro, algún hermano que sabía tocar la guitarra y pudiera entonar valientemente, comenzaba a cantar.
Otros del grupo ya habían regado de “tratados” todos los rincones de la extensa plaza. Finalmente el pastor, megáfono en mano, comenzaba a predicar de manera sencilla acerca de Jesús. Aquel “bochornoso” ritual me abrumaba, en verdad, me avergonzaba.
Yo trataba de pasar desapercibido, de parecer uno más de los curiosos que se habían acercado a escuchar el mensaje. No sé si mi actuación lucía convincente, pero por lo menos me consolaba el hecho de no sentirme parte de los protagonistas. Las respuestas no siempre eran las mismas, pero aquel sábado un hombre muy ebrio se acercó al Señor. Yo no sabía si él lo hacía en serio o en su estado todo le venía bien.
Trajimos al borracho en caravana hasta llegar al templo y pronto comenzó la reunión. El pobre hombre no podía estar en pie, el lugar apenas ventilado potenciaba los olores que este señor llevaba encima. La reunión fue ruidosa como casi siempre y al finalizar llevaron a aquel ebrio al frente, el pastor le preguntó si quería aceptar a Jesús como su salvador. Repitió la oración y todos oramos por aquella alma ahora “rescatada”.
Una transformación que cambió mi parecer
El sábado siguiente tuve la “suerte” de no tener que ir a evangelizar a la plaza, algunos menesteres hicieron que mi familia perdiera aquella previa, así que solo asistimos al culto. La reunión comenzó y después de algunas canciones el pastor llamó a que alguien contara su testimonio.
Un hombre de corbata pasó al frente y comenzó a contar su historia. Él era el borracho de la semana pasada, pero ahora ya no se veía igual. No podía creerlo, era él, pero no era él. Estaba tan diferente. Su rostro había cambiado completamente. Lo miraba absorto y otra vez estaba abrumado y avergonzado pero por razones diferentes a los de la semana anterior.
Aquel hombre estaba transformado por completo y yo sabía, como todos allí, que no había forma de que eso sucediera a menos que un milagro hubiera ocurrido. Pronto aquel exborracho comenzó a ganar a otros para Cristo en la plaza y yo, años después, terminé siendo un predicador del Evangelio. Nunca más me avergoncé de anunciar a Jesús.
Muchos años antes, en otro lugar del mundo, lejos de Argentina, un país se hundía bajo un peso de inmoralidad que corroía los cimientos de aquella nación. Dejaré que Dorothy Bullón nos describa con sus palabras lo que estaba sucediendo:
Corre el año 1730. Caminamos brevemente por el barrio de St. Giles, en el centro de la ciudad de Londres. De cada cinco casas una es una cantina donde se vende aguardiente, además de ser centros de prostitución, peleas callejeras, y degradación de todo tipo.
¿Por qué es que Inglaterra ha llegado a un estado nacional de borrachera? Durante las últimas décadas del siglo XVII, el gobierno había animado la industria licorera nacional para impedir la compra de productos franceses.
Esto resultó ser un negocio jugoso para algunos y trajo miseria y devastación social y moral a una buena parte de la población. Para algunos, fortunas inmensas fueron creadas en las fábricas de licor, mientras que los pobres adictos en miles de sucias cantinas compraban su “copa de maldición” por un penique.
Cuando los historiadores se preguntan qué pasó, para que una tierra llena de corrupción como la que describe el relato anterior cambiara de tal forma y que tan solo cien años después se convertiría en el imperio más grande de la tierra, casi todos coinciden en nombrar el avivamiento que Dios trajo en Inglaterra a través de Juan y Carlos Wesley y Jorge Whitefield.
Fueron ellos y otros cientos de anónimos predicadores quienes inundaron las pestilentes calles de Londres con el poderoso mensaje de Jesús de Nazaret. No solo cambiaron las vidas, la nación entera cambió.
Es por eso por lo que el Evangelio es relevante, no solo cambia vidas y familias, cambia naciones y en definitiva lo cambia todo. Sé esto cada vez que hablo de Jesús en algún lugar del mundo, siempre estoy seguro de que algo poderoso está por pasar. Lo aprendí hace muchos años en una antigua carnicería que se convirtió en un templo.
Desde La Corriente entrevistamos a un experto para prevenir el acoso online.
En el día de ayer se oficializó en el boletín oficial el programa nacional contra el grooming. En ese sentido hablamos con Esteban Lanzani, perteneciente a la Catedral de la Fe y consultor en nuevas tecnologías para que nos ayude con consejos prácticos a cuidar de nuestros hijos.
LC: ¿Qué importancia crees que tiene este programa en Argentina?
EL: El proyecto tiene varios factores positivos, primero que nada, el hecho de visibilizar una causa de tantos años y la exposición que tienen los niños en las redes sociales, también expone a aquellos que cometen el delito para que el Estado esté pendiente de este tema y tome cartas en el asunto.
LC: ¿Durante la pandemia crecieron los casos de grooming? ¿Qué pensás al respecto?
EL: Solo en la Ciudad, las denuncias por grooming aumentaron un 30%, estos datos los publicó El Ministerio Público Tutelar de la Ciudad de Buenos Aires, realmente es alarmante.
Pienso que los chicos al estar mayor tiempo encerrados en sus cuartos, conectados en juegos online, móviles, chats, tienen más oportunidades de caer en el grooming. Por eso, el confinamiento también nos ha expuesto a los padres, la necesidad de estar más cerca de nuestros hijos, quizás antes no veíamos estos riesgos.
LC: ¿Por qué crees que es importante la difusión del tema? ¿Cuáles crees que son las mejores maneras de concientizar?
EL: Lo importante de prevenir es hacer campañas públicas de concientización, es muy necesario que el Estado esté presente en la realidad que viven nuestros niños y adolescentes, tal como sucedió al aprobarse a nivel nacional la Ley Mica Ortega.
Pero también es importante establecer en casa estos temas, porque es donde se decide cuanto tiempo estarán con la tecnología y en que espacios del hogar van a usarla.
Pero también es importante establecer en casa estos temas, porque es donde se decide cuanto tiempo estarán con la tecnología y en que espacios del hogar van a usarla. Esto trae prevención a los niños porque hablamos que chicos de 8 a 18 años son vulnerables y es ahí donde hay que trabajar, para que ellos entiendan el uso de cada plataforma y de qué manera se reacciona ante estas situaciones.
LC: ¿Cuáles son los indicios del grooming? ¿cómo identificar cuando la otra persona que habla a través de la pantalla es sospechosa?
EL: Siempre que le demos tecnología a los niños, ya sea una consola con juegos online, o una cuenta de Instagram, debemos explicarle cómo se usa y también los riesgos. Hay que enseñarles a usar cada red para lo que fue creada y cuáles son sus límites.
Los posibles riesgos de grooming se encuentran cuando una persona que no es conocida en tu grupo de amigos, te escribe por privado, te pide foto o te pregunta algo sobre tu familia.
Suelen hacer preguntas como: de donde sos, donde estudias, donde vivís, esos son claros indicios que en este contexto pueden llegar a un abuso. Una vez que se da acceso a algunos de estos datos, el acosador entrará en el juego la manipulación, extorsionando a nuestros pequeños.
LC: ¿Qué tener en cuenta al entrar a las redes sociales? ¿Cuándo se recomienda tener perfiles privados?
EL: Las redes en los niños, tienen que ser solamente con vínculos de amigos y familia, lo más recomendable es crearles un perfil privado. El punto no es solo saber para que se va a usar la red social y cuál es el objetivo de las publicaciones, sino monitorear que hacen nuestros hijos con ellas. Darles también el espacio y la confianza para que nos cuenten cualquier hecho extraño.
LC: ¿Cómo reconocer perfiles falsos?
EL: Los perfiles falsos se conocen cuando no están en tu vinculo cercano, hay que ver el perfil, su historial de publicaciones, una búsqueda en google para ver si son fotos reales, montadas o descargadas de alguna plataforma. Pero, sobre todo, no creer que uno va a conseguir amigos porque si, en cualquier lugar, por eso hay que estar en alerta con quien hablamos y siempre buscar gente cercana y no desconocida.
LC: Hoy en día hay muchos juegos en línea ¿Qué se debe tener en cuenta para no caer en el grooming?
EL: Si vamos a usar el chat, hay que estar conscientes de hablar solo del juego, no hablar cosas que no tienen relación. Si estamos en partidas grupales no mencionar geolocalizaciones, el diario vivir, debemos tener una selección de lo que se está diciendo.
LC: ¿Hay alguna aplicación para detener el grooming?
No hay una herramienta tal, como control parental o algo parecido, porque este acoso se da sólo por chat. La persona le escribe en privado y el adolescente, niño o niña llega a dar datos por que se generó confianza y es ahí donde entra el grommer.
Técnicamente no hay mucho por hacer, por eso es fundamental hablar con nuestros hijos, brindar concientización y aumentar la cercanía a ellos. Yo siempre hablo de tres apps, el diálogo, la confianza y la perseverancia, para que los chicos cuenten lo que pasa y nosotros estar alerta a lo que sucede en su entorno.
A pesar del COVID19, muchas parejas cristianas se animaron a reformular sus planes y llevar adelante su matrimonio, pese al confinamiento.
Los registros civiles estuvieron cerrados desde marzo hasta mediados de septiembre, sólo en algunas provincias las personas se podían casar de forma online para casos excepcionales. Sumando a un difícil contexto para contraer matrimonio, los salones de fiestas cerraron los rubros para fiestas quedaron paralizados.
Una de las parejas que debió atravesar esta serie de obstáculos fue la de Giuliana (23) y Agustín (23), que se casaron por civil pero debieron aplazar su fiesta para marzo del año próximo. Al principio creían que todo volvería a la normalidad en menos tiempo, pero para ellos lo más importante era casarse “nos queríamos casar entre abril y julio, así que, cuando tuvimos la posibilidad, decidimos casarnos por civil y dejar que la fiesta sea cuando tenga que ser”.
La pandemia generó el retraso de más de siete mil bodas y se cancelaron alrededor de dos mil quinientos turnos en el registro civil de Buenos Aires. El panorama de incertidumbre mantuvo en vilo a muchas parejas, como la de Agustina y Guido, de 25 y 27 años respectivamente. Pese a todo, ellos se mantuvieron positivos y bromean sobre lo que vivieron: “si cuesta ponerse de acuerdo sin pandemia imaginate tomar decisiones con la pandemia de por medio. Pasamos de casi 300 invitados a solo imaginarnos ese día con 16 personas, nuestros papás, hermanos y cuñados. La idea de nuestro casamiento fue mutando todo el tiempo”..
A pesar de los imprevistos, más parejas decidieron continuar con su plan de tener una vida juntos. Melina (24) y Alejandro (24) reconocieron que por momentos se sintieron “asustados porque no se podía hacer nada, así que doblamos rodillas y Dios fue abriendo todas las puertas necesarias y Dios superó nuestras expectativas, ya que pudimos festejar al aire libre con nuestros familiares más cercanos”.
La espera no fue fácil en ninguno de los casos, así lo testifican Giuliana y Agustín: “tuvimos firmeza en la espera y recibimos ayuda de la familia y nuestros amigos. Además, hablábamos con nuestros pastores y orábamos juntos. Todo eso nos sostuvo a continuar este viaje con fe y determinación, creyendo que nuestro sueño se iba a cumplir y que Dios estaba con nosotros”.
La tecnología también ofreció una solución para los casamientos, ya que los protocolos de festejos fueron y continúan siendo estrictos. Giuliana y Agustín describieron su civil como un encuentro de muy poca gente, realizado en septiembre, en el cual apenas “éramos nosotros, dos testigos y nadie más, mientras lo filmamos por videollamada para que nuestros padres nos puedan ver. Después, los pastores nos dieron una bendición por ZOOM, donde también invitamos a todos los que iban a ir a la fiesta. Fue raro adaptarse a ese cambio, pero estuvo bueno, y lo importante es que Dios bendiga nuestra unión”.
En cuanto al festejo de Agustina y Guido, ellos nos contaron “en octubre ya se podían juntar 20 personas en una iglesia. Y eso fue lo que hicimos, nos casamos por iglesia. Además, lo transmitimos de forma online con todos los invitados y luego de la ceremonia fuimos al Parque Avellaneda. Ahí celebramos con familia y unos pocos amigos, y personas sin conocernos que estaban en el parque también nos felicitaban”.
Otra opción para celebrar la ceremonia fue la que adoptaron algunas parejas, como Melina y Alejandro, que realizaron un encuentro al aire libre en una quinta. Según lo recuerda ella, fue un momento para atesorar: “nos casó mi abuelo, que es pastor, y nos dijo que si pudimos superar la mitad de lo que vivimos en pandemia, tenemos un buen indicio de fortaleza”.
En Argentina se dan turnos en los registros civiles bajo los protocolos de cada provincia, que se ajustan a los contagios regionales. En la Capital Federal algunas de las sedes abiertas son el Central, sobre la calle Uruguay, y las comunas 2, 5 y 14. Además, a partir del 16 de noviembre se habilitaron los casamientos por civil al aire libre en el Centro Cultural Recoleta y en Parque Chacabuco, con una capacidad máxima de 10 personas.
Si estás interesado, podes enterarte de más en la web oficial: Argentina.gob.ar
La iglesia Hillsong Buenos Aires reabre sus puertas el próximo domingo y el pastor Chris Mendez habló con La Corriente para contar su experiencia durante la pandemia y la expectativa con la que reinician sus actividades presenciales el fin de semana.
LC: ¿Cuánto tiempo llevan sin realizar actividad presencial?
CM: Comenzamos con las actividades de manera online el segundo fin de semana de marzo, así que fueron prácticamente unos nueve meses. Al principio todos pensábamos que iba a ser durante algunas semanas, pero a medida que pasaban los meses nos dimos cuenta de que a esto le resta un largo camino.
LC: ¿Y cómo se van a organizar con los horarios y la cantidad de reuniones ahora?
CM: A partir de mañana al mediodía se puede ingresar a la página (click aquí) para inscribirse y reservar un lugar el domingo. Esto se hace con tan poco tiempo porque, en la inscripción, se debe hacer una declaración jurada que no puede ser superior a las 48 horas previas al evento. Así que la gente tiene que dirigirse a nuestra página para llenar su declaración y anotarse en nuestras reuniones.
El auditorio que nosotros alquilamos tiene capacidad para 1700 personas, pero no podemos tener más de 500 por reunión, por normas de protocolo. Así que vamos a empezar con tres cultos este domingo y, en función de cómo resulte todo, evaluaremos la respuesta y analizaremos si tenemos que agregar una cuarta reunión.
LC: Si bien ahora hay un gran entusiasmo por la reapertura, imagino que el cierre por la cuarentena y la transición a hacer iglesia online significó un gran cambio para ustedes.
CM: Si, totalmente. Pero cuando vimos el avance de contagios a nivel regional, con mi esposa Lucy tomamos la decisión de pasar a hacer iglesia en línea una semana antes de que el Gobierno declare la cuarentena.
Igual pudimos hacerlo bien porque nuestra iglesia siempre abrazó los cambios. Yo suelo decir que, en Hillsong, además de Jesús lo que es una constante son los cambios. Por eso nuestra iglesia recibió de la mejor manera esas modificaciones que hicimos de un domingo a otro. Y, gracias a Dios, la gente estuvo muy conectada e intentando ver lo positivo de todo lo que comenzábamos a enfrentar desde el mes de marzo, que nadie suponía que iba ser tan extenso.
Y pese a que nuestro fuerte son las redes sociales, nunca habíamos hecho los servicios en línea. Así que nos tuvimos que ajustar un poco, pero teníamos los equipos y la capacitación suficiente para hacer este cambio. Entonces fue solo captar lo que teníamos que queríamos hacer y después, a través de YouTube y Facebook, publicar las actividades en los horarios de las reuniones.
Todo esto se pudo hacer porque, en Hillsong, la flexibilidad es súper importante y es parte de nuestra cultura. Y por más que éramos novatos en esto de transmitir reuniones, estábamos dispuestos a correr con lo que teníamos a mano para que la iglesia no se detenga.
LC: Y en tu experiencia personal ¿Cómo lo viviste? Porque no es lo mismo hablar delante de tu iglesia que hablarle a tu iglesia delante de una cámara.
CM: Yo estoy acostumbrado a hablarle a una cámara. Cada domingo que hacemos reuniones grabo para nuestros programas de televisión. Así que el 40 o 50 por ciento de mi tiempo predico mirando a una cámara. El único ajuste que tuve que hacer fue mirar el cien por ciento del tiempo al lente porque, obviamente, no tenía un público enfrente mío. Pero no fue para tanto, porque somos de esas personas que si tienen que cambiar algo lo van a hacer de la mejor manera posible. Así que fue una transición que aceptamos y avanzamos. Porque si no lo hacíamos nos quedábamos atrás y no íbamos a poder conectar y comunicarnos con nuestra iglesia.
LC: En cuanto a tu experiencia como líder y pastor de una iglesia numerosa y súper social ¿te costó pastorear Hillsong sin tener cerca a los miembros?
CM: Si, pero también la pandemia nos llevó a otro nivel. Porque, muchas veces, reducimos nuestras conexiones con las personas de la iglesia a una reunión de domingo, y esa es la única vez que uno ve a la persona en toda la semana. Así que nos propusimos trabajar de otra manera.
Por ejemplo, en esta época de pandemia llevamos hechas más de 45 mil llamadas pastorales, a través de las cuales conectamos con cada persona de nuestra iglesia, especialmente con aquellos que están pasando por necesidad. Y por eso decidimos, con mi esposa Lucy y nuestro equipo, trabajar para entregar más de cien toneladas de comida, para que la crisis se convierta en una oportunidad de llevar nuestro cuidado pastoral a otro nivel.
LC: Y esas experiencias de acción social que realizaron durante este tiempo ¿Crees que vayan a implementarlas de manera permanente con una nueva actividad de servicio para el ministerio?
CM: Hillsong siempre tuvo un fuerte enfoque social. Pero lo que sucedió fue que, al comienzo de la pandemia, sentimos la necesidad de aumentar lo que hacemos como iglesia por la situación que vivía la gente.
Así que me conecté con un grupo de pastores amigos, con los que veníamos compartiendo nuestras experiencias de cómo hacer iglesia online, y les pregunté: “¿qué les parece si nos unimos para ser de bendición a la comunidad?”. El resultado fue que por treinta viernes seguidos salimos todos a repartir mercadería a más de 20 comedores en barrios vulnerables de Capital Federal y conurbano, además de Salta y Chaco. Así que en esta temporada se nos presentaron muchas más opciones para ser de bendición.
Y, probablemente, a estas organizaciones que ayudamos les seguiremos dando una mano y haciendo otras cosas con ellos.
LC: Seguramente, en este tiempo los trending topics de cuarentena y coronavirus fueron parte de tus predicaciones ¿En algún momento te cansaste de predicar de la pandemia o entendiste que era necesario dar un mensaje en tiempo y contexto?
CM: En este tiempo escuché tantas prédicas hablando de los últimos tiempos, el sufrimiento, el castigo, el juicio, la segunda venida y muchas otras cosas. Pero mi perspectiva es distinta, porque vemos en las Escrituras que, cuando el pueblo de Dios sufría opresión, exilio o era desobediente, el Señor tenía siempre un mensaje que los hacía mirar a días mejores. Y si bien se debe predicar conforme a la época, se debe hacerlo de tal manera que impulse a la gente a seguir creyéndole a Dios y llevar la esperanza que nos trae la Palabra que nos revela a Cristo.
Así es como predicamos en Hillsong, avivando la fe de las personas. Y si bien nosotros siempre hacemos referencia al mundo actual, lo hacemos trayendo esperanza. Entonces, para nosotros no se trata de negar la realidad, pero sí es apuntar a la realidad del Reino con nuestra forma de predicar para inspirar a la gente. Porque Jesús dijo que en este mundo tendremos tribulaciones, pero también dijo que mantengamos nuestro ánimo porque él venció al mundo.
Entonces, eso me da a entender que venga lo que venga siempre tenemos la victoria. Y a eso nuestros mensajes apuntan siempre.
LC: ¿Y cómo se sostiene ese optimismo cuando la iglesia trabaja en una modalidad que es diferente y casi no conoce?
CM: Es cierto, es diferente. Después de unos cuatro meses de hacer todo en línea, la fatiga virtual se empezó a sentir y para muchos fue muy real. La gente hacía todo a través de una pantalla en el trabajo, la familia y la iglesia. Todo era por Zoom o videollamada.
Por eso decidimos mantener las cosas frescas y creativas para llegar de la mejor manera. Así que hice una serie de mensajes en los que hablé de Jesús durmiendo en la popa de una barca y filmamos en un barco navegando en un río. Y de manera creativa traje vida a la historia. Lo mismo hicimos cuando hablé de la parábola del sembrador y grabamos el mensaje en un campo. Porque mantener las cosas frescas ayuda a que la gene permanezca conectada, y para nosotros es nuestra responsabilidad captar el interés de las personas.
LC: ¿Cómo le tomás la temperatura en eso a tu iglesia? Más allá de que hay estadísticas que se pueden ver en las redes ¿Cómo te das cuenta de que cambios hay que hacer?
CM: Las estadísticas sirven, pero el cuidado pastoral es lo más importante. Solo así uno sabe dónde está parada la gente. Por eso las llamadas que hicimos nos sirvieron para tener un buen nivel de comunicación y fomentar un liderazgo que busca mantener las cosas frescas, para que la gente se mantenga conectada.
LC: ¿Qué pensás cuando dicen que estamos experimentando la iglesia del futuro y que las actividades se van a virtualizar? ¿Sirve para simplificar o se está enajenando a la congregación?
CM: Cuando experimenté la reapertura de nuestras iglesias de Monterrey, en México, y San Pablo, en Brasil, estábamos todos juntos bajo un mismo techo otra vez y fue algo maravilloso. Porque el alma anhela congregarse y estar junto a la familia de la fe, adorando al Señor de manera colectiva. Y nada puede ni podrá reemplazar eso.
Creo que no hay ningún sustituto para eso, porque es el modelo que vemos en el libro de los Hechos cuando la gente se juntaba en el templo y después en las casas. Ellos se congregaban de manera grande y después de manera pequeña. Entonces, de ninguna forma creo que lo virtual será lo único en nuestro futuro, sino que ambas cosas serán útiles e importantes.
Por eso reconozco que este tiempo nos dio la oportunidad de multiplicar nuestro alcance, ahora tenemos personas de este y otros continentes que se conectan con nosotros cada fin de semana. Y queremos seguir conectando con ellos. Así que, aun volviendo a lo presencial, seguiremos con lo virtual por la multiplicación de alcance que experimentamos en esta temporada.
LC: ¿Cómo tomó la iglesia la noticia de la reapertura y cómo se están preparando en Buenos Aires?
CM: La respuesta fue pura emoción y alegría. Además, comunicamos que la seguridad de la gente es nuestra prioridad, y la iglesia confía en nuestro liderazgo. Nosotros venimos trabajando con el teatro (por el Coliseo), para establecer la distancia social, tomar la temperatura, entregar kits de higiene a todos los voluntarios y darles los barbijos y el alcohol en gel. También, para ser lo más cuidadosos posible decidimos no recibir niños menores a los 8 años ni adultos mayores de 65.
Creo que, literalmente, los protocolos que tendremos en Hillsong serán mejores que los que tienen en el aeropuerto internacional de Ezeiza. En mis últimos viajes a Monterrey y San Pablo no tomaban la temperatura ni proveían desinfectante.
LC: ¿Querés compartir un adelanto de la palabra con la que van reabrir?
CM: En estos días estoy meditando mucho sobre Génesis 15, cuando Dios le dijo a Abraham que salga de la carpa y cuente las estrellas, porque ahí dentro lo único que podía ver era a su mujer, que estaba estéril. Así que Dios lo sacó de la carpa para ampliar su perspectiva, y ahí le dice que cuente las estrellas, a ver si podía.
El mensaje seguramente hable de eso, de no quedarse con mentalidad de carpa, enfocándose en lo que no se tiene, sino en ver lo más grande que Dios puede y quiere hacer por nosotros. Y creo que, durante la pandemia, estuvimos mucho tiempo adentro de la carpa y tuvimos una perspectiva limitada. Pero es tiempo de salir y contar las estrellas una vez más.
Va a ser un mensaje que apunte a 2021, aprovechando los últimos dos domingos del año que tendremos como iglesia.
Durante la mañana de hoy se realizará la última exposición y se decidirá si el martes 29 de diciembre se debate la ley en la cámara alta.
Desde las nueve y media se está llevando a cabo la cuarta jornada y al finalizar se emitirá el dictamen de la iniciativa, después de cuatro días de rondas de expositores. Cerrarán el debate las comisiones de Banca de la Mujer, Justicia y Asuntos Penales y de Salud.
Ayer el debate giró en torno a las explicaciones de sanitaristas y expertos en medicina legal que altercaron sobre los efectos directos y colaterales que podría tener la aprobación de la ley de despenalización del aborto.
Durante la reunión de este miércoles, Stella Manzano, ginecóloga y especialista en medicina legal, defendió la propuesta al considerar que «salva vidas de niñas embarazadas por violación que triplican su riesgo de morir en el parto con respecto a las más grandes».
En contrapartida, la ginecóloga y obstetricia María Cecilia Ávila reclamó a los legisladores que “somos objetores de conciencia, no nos obliguen a los médicos a asesinar a los niños por nacer”, y agregó que “tal como nos enseñaron nuestros profesores, debemos cuidar el binomio de la vida, madre e hijo”.
La organización de los plenarios se armó de manera equitativa para que, luego de que un expositor provida le siga un disertante opositor o viceversa. Se espera que en el último día las rondas de exposiciones sean reñidas, ya que se prevé una votación muy pareja en cuanto a números entre celestes y verdes.