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Entrevista exclusiva con Chris Mendez

La iglesia Hillsong Buenos Aires reabre sus puertas el próximo domingo y el pastor Chris Mendez habló con La Corriente para contar su experiencia durante la pandemia y la expectativa con la que reinician sus actividades presenciales el fin de semana.

LC: ¿Cuánto tiempo llevan sin realizar actividad presencial?

CM: Comenzamos con las actividades de manera online el segundo fin de semana de marzo, así que fueron prácticamente unos nueve meses. Al principio todos pensábamos que iba a ser durante algunas semanas, pero a medida que pasaban los meses nos dimos cuenta de que a esto le resta un largo camino.

LC: ¿Y cómo se van a organizar con los horarios y la cantidad de reuniones ahora?

CM: A partir de mañana al mediodía se puede ingresar a la página (click aquí) para inscribirse y reservar un lugar el domingo. Esto se hace con tan poco tiempo porque, en la inscripción, se debe hacer una declaración jurada que no puede ser superior a las 48 horas previas al evento. Así que la gente tiene que dirigirse a nuestra página para llenar su declaración y anotarse en nuestras reuniones.

El auditorio que nosotros alquilamos tiene capacidad para 1700 personas, pero no podemos tener más de 500 por reunión, por normas de protocolo. Así que vamos a empezar con tres cultos este domingo y, en función de cómo resulte todo, evaluaremos la respuesta y analizaremos si tenemos que agregar una cuarta reunión.

LC: Si bien ahora hay un gran entusiasmo por la reapertura, imagino que el cierre por la cuarentena y la transición a hacer iglesia online significó un gran cambio para ustedes.

CM: Si, totalmente. Pero cuando vimos el avance de contagios a nivel regional, con mi esposa Lucy tomamos la decisión de pasar a hacer iglesia en línea una semana antes de que el Gobierno declare la cuarentena.

Igual pudimos hacerlo bien porque nuestra iglesia siempre abrazó los cambios. Yo suelo decir que, en Hillsong, además de Jesús lo que es una constante son los cambios. Por eso nuestra iglesia recibió de la mejor manera esas modificaciones que hicimos de un domingo a otro. Y, gracias a Dios, la gente estuvo muy conectada e intentando ver lo positivo de todo lo que comenzábamos a enfrentar desde el mes de marzo, que nadie suponía que iba ser tan extenso.

Y pese a que nuestro fuerte son las redes sociales, nunca habíamos hecho los servicios en línea. Así que nos tuvimos que ajustar un poco, pero teníamos los equipos y la capacitación suficiente para hacer este cambio. Entonces fue solo captar lo que teníamos que queríamos hacer y después, a través de YouTube y Facebook, publicar las actividades en los horarios de las reuniones.

Todo esto se pudo hacer porque, en Hillsong, la flexibilidad es súper importante y es parte de nuestra cultura. Y por más que éramos novatos en esto de transmitir reuniones, estábamos dispuestos a correr con lo que teníamos a mano para que la iglesia no se detenga.

LC: Y en tu experiencia personal ¿Cómo lo viviste? Porque no es lo mismo hablar delante de tu iglesia que hablarle a tu iglesia delante de una cámara.

CM: Yo estoy acostumbrado a hablarle a una cámara. Cada domingo que hacemos reuniones grabo para nuestros programas de televisión. Así que el 40 o 50 por ciento de mi tiempo predico mirando a una cámara. El único ajuste que tuve que hacer fue mirar el cien por ciento del tiempo al lente porque, obviamente, no tenía un público enfrente mío. Pero no fue para tanto, porque somos de esas personas que si tienen que cambiar algo lo van a hacer de la mejor manera posible. Así que fue una transición que aceptamos y avanzamos. Porque si no lo hacíamos nos quedábamos atrás y no íbamos a poder conectar y comunicarnos con nuestra iglesia.

LC: En cuanto a tu experiencia como líder y pastor de una iglesia numerosa y súper social ¿te costó pastorear Hillsong sin tener cerca a los miembros?

CM: Si, pero también la pandemia nos llevó a otro nivel. Porque, muchas veces, reducimos nuestras conexiones con las personas de la iglesia a una reunión de domingo, y esa es la única vez que uno ve a la persona en toda la semana. Así que nos propusimos trabajar de otra manera.

Por ejemplo, en esta época de pandemia llevamos hechas más de 45 mil llamadas pastorales, a través de las cuales conectamos con cada persona de nuestra iglesia, especialmente con aquellos que están pasando por necesidad. Y por eso decidimos, con mi esposa Lucy y nuestro equipo, trabajar para entregar más de cien toneladas de comida, para que la crisis se convierta en una oportunidad de llevar nuestro cuidado pastoral a otro nivel.

LC: Y esas experiencias de acción social que realizaron durante este tiempo ¿Crees que vayan a implementarlas de manera permanente con una nueva actividad de servicio para el ministerio?

CM: Hillsong siempre tuvo un fuerte enfoque social. Pero lo que sucedió fue que, al comienzo de la pandemia, sentimos la necesidad de aumentar lo que hacemos como iglesia por la situación que vivía la gente.

Así que me conecté con un grupo de pastores amigos, con los que veníamos compartiendo nuestras experiencias de cómo hacer iglesia online, y les pregunté: “¿qué les parece si nos unimos para ser de bendición a la comunidad?”. El resultado fue que por treinta viernes seguidos salimos todos a repartir mercadería a más de 20 comedores en barrios vulnerables de Capital Federal y conurbano, además de Salta y Chaco. Así que en esta temporada se nos presentaron muchas más opciones para ser de bendición.

Y, probablemente, a estas organizaciones que ayudamos les seguiremos dando una mano y haciendo otras cosas con ellos.

LC: Seguramente, en este tiempo los trending topics de cuarentena y coronavirus fueron parte de tus predicaciones ¿En algún momento te cansaste de predicar de la pandemia o entendiste que era necesario dar un mensaje en tiempo y contexto?

CM: En este tiempo escuché tantas prédicas hablando de los últimos tiempos, el sufrimiento, el castigo, el juicio, la segunda venida y muchas otras cosas. Pero mi perspectiva es distinta, porque vemos en las Escrituras que, cuando el pueblo de Dios sufría opresión, exilio o era desobediente, el Señor tenía siempre un mensaje que los hacía mirar a días mejores. Y si bien se debe predicar conforme a la época, se debe hacerlo de tal manera que impulse a la gente a seguir creyéndole a Dios y llevar la esperanza que nos trae la Palabra que nos revela a Cristo.

Así es como predicamos en Hillsong, avivando la fe de las personas. Y si bien nosotros siempre hacemos referencia al mundo actual, lo hacemos trayendo esperanza. Entonces, para nosotros no se trata de negar la realidad, pero sí es apuntar a la realidad del Reino con nuestra forma de predicar para inspirar a la gente. Porque Jesús dijo que en este mundo tendremos tribulaciones, pero también dijo que mantengamos nuestro ánimo porque él venció al mundo.

Entonces, eso me da a entender que venga lo que venga siempre tenemos la victoria. Y a eso nuestros mensajes apuntan siempre.

LC: ¿Y cómo se sostiene ese optimismo cuando la iglesia trabaja en una modalidad que es diferente y casi no conoce?

CM: Es cierto, es diferente. Después de unos cuatro meses de hacer todo en línea, la fatiga virtual se empezó a sentir y para muchos fue muy real. La gente hacía todo a través de una pantalla en el trabajo, la familia y la iglesia. Todo era por Zoom o videollamada.

Por eso decidimos mantener las cosas frescas y creativas para llegar de la mejor manera. Así que hice una serie de mensajes en los que hablé de Jesús durmiendo en la popa de una barca y filmamos en un barco navegando en un río. Y de manera creativa traje vida a la historia. Lo mismo hicimos cuando hablé de la parábola del sembrador y grabamos el mensaje en un campo. Porque mantener las cosas frescas ayuda a que la gene permanezca conectada, y para nosotros es nuestra responsabilidad captar el interés de las personas.

LC: ¿Cómo le tomás la temperatura en eso a tu iglesia? Más allá de que hay estadísticas que se pueden ver en las redes ¿Cómo te das cuenta de que cambios hay que hacer?

CM: Las estadísticas sirven, pero el cuidado pastoral es lo más importante. Solo así uno sabe dónde está parada la gente. Por eso las llamadas que hicimos nos sirvieron para tener un buen nivel de comunicación y fomentar un liderazgo que busca mantener las cosas frescas, para que la gente se mantenga conectada.

LC: ¿Qué pensás cuando dicen que estamos experimentando la iglesia del futuro y que las actividades se van a virtualizar? ¿Sirve para simplificar o se está enajenando a la congregación?

CM: Cuando experimenté la reapertura de nuestras iglesias de Monterrey, en México, y San Pablo, en Brasil, estábamos todos juntos bajo un mismo techo otra vez y fue algo maravilloso. Porque el alma anhela congregarse y estar junto a la familia de la fe, adorando al Señor de manera colectiva. Y nada puede ni podrá reemplazar eso.

Creo que no hay ningún sustituto para eso, porque es el modelo que vemos en el libro de los Hechos cuando la gente se juntaba en el templo y después en las casas. Ellos se congregaban de manera grande y después de manera pequeña. Entonces, de ninguna forma creo que lo virtual será lo único en nuestro futuro, sino que ambas cosas serán útiles e importantes.

Por eso reconozco que este tiempo nos dio la oportunidad de multiplicar nuestro alcance, ahora tenemos personas de este y otros continentes que se conectan con nosotros cada fin de semana. Y queremos seguir conectando con ellos. Así que, aun volviendo a lo presencial, seguiremos con lo virtual por la multiplicación de alcance que experimentamos en esta temporada.

LC: ¿Cómo tomó la iglesia la noticia de la reapertura y cómo se están preparando en Buenos Aires?

CM: La respuesta fue pura emoción y alegría. Además, comunicamos que la seguridad de la gente es nuestra prioridad, y la iglesia confía en nuestro liderazgo. Nosotros venimos trabajando con el teatro (por el Coliseo), para establecer la distancia social, tomar la temperatura, entregar kits de higiene a todos los voluntarios y darles los barbijos y el alcohol en gel. También, para ser lo más cuidadosos posible decidimos no recibir niños menores a los 8 años ni adultos mayores de 65.

Creo que, literalmente, los protocolos que tendremos en Hillsong serán mejores que los que tienen en el aeropuerto internacional de Ezeiza. En mis últimos viajes a Monterrey y San Pablo no tomaban la temperatura ni proveían desinfectante.

LC: ¿Querés compartir un adelanto de la palabra con la que van reabrir?

CM: En estos días estoy meditando mucho sobre Génesis 15, cuando Dios le dijo a Abraham que salga de la carpa y cuente las estrellas, porque ahí dentro lo único que podía ver era a su mujer, que estaba estéril. Así que Dios lo sacó de la carpa para ampliar su perspectiva, y ahí le dice que cuente las estrellas, a ver si podía.

El mensaje seguramente hable de eso, de no quedarse con mentalidad de carpa, enfocándose en lo que no se tiene, sino en ver lo más grande que Dios puede y quiere hacer por nosotros. Y creo que, durante la pandemia, estuvimos mucho tiempo adentro de la carpa y tuvimos una perspectiva limitada. Pero es tiempo de salir y contar las estrellas una vez más.

Va a ser un mensaje que apunte a 2021, aprovechando los últimos dos domingos del año que tendremos como iglesia.

Redacción
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