A menudo existe la tentación de darle la espalda a la comunidad cristiana en general y correr hacia el barranco de Elías o el desierto de Juan el bautista: ese lugar donde estamos solos con la voz de Dios.
Constantemente nos sorprenden y conmueven las noticias en las que se ve vulnera la integridad de niños y adolescentes, pero a la vez sabemos que estas tragedias pueden evitarse.
El ministerio profético está conectado al Espíritu Santo, eso lo analizamos en la entrega anterior, en esta ocasión profundizaremos en cuál es el propósito de la profecía.
En el Antiguo Testamento Dios levantó mujeres y hombres para que ejercieran posiciones de poder, esto es indicio de que el dominio sobre la mujer no formaba parte del plan.
Jesús les dijo a sus discípulos que esperaran en Jerusalén la venida del Espíritu Santo, el don que el Padre prometió, del cual Jesús les había hablado.