Con la muerte del Hijo, Dios llora con nosotros al considerar nuestras aflicciones momentáneas de esta vida; en su resurrección, el Señor nos hace partícipes de la vida eterna en su presencia.
He aprendido a vencer a mis enemigos más internos, a conocer más el corazón del Padre y camino cada día abrazando cada sueño que tiene para mí y mi familia....
Puedo decir que nací y crecí en la iglesia, pero la denominación donde vengo no era abierta a las misiones. Cuando terminé el secundario empecé la carrera de Ciencias de la Educación...