Nos gustaría a través de la educación poder llegar a sus vidas con el mensaje de Jesús. Estamos tan agradecidos de tener el privilegio de ser parte de lo que Dios tiene en Chad.
En 2014 vine en un viaje misionero a Argentina y aquí me enamoré de su cultura y de su gente. En un proceso de ayuno y oración Dios mis pastores confirmaron el llamado a este gran país.
Muchas veces se piensa en la vida del misionero como un tránsito único y lineal que va desde el momento en que recibimos el llamado de Dios hasta el día que llega al campo misionero.
Las Escrituras nos concientizan de nuestro estado de ser natural y en Cristo, de nuestra precariedad humana y de la gracia de Dios y su investidura, siendo conformados a su voluntad para ministrar como líderes.
Estuve en misiones por 22 años y no fue una decisión repentina, sino que ha sido una decisión gradual, siguiendo al Señor, dejando que él nos guíe hasta aquí.
Mi temor al entrar en esa comunidad era pensar en cómo le iba a explicar el mensaje de salvación a una etnia con una cosmovisión tan diferente a la nuestra.