A fines de octubre, el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, escribió una carta en la que sus primeras líneas aluden a lo que viene en el mundo de la internet y el giro que tomará el gigante de la tecnología social en una generación que lleva grandes cantidades de información en el bolsillo.

El fundador describe el siguiente paso de la conectividad como una internet encarnada, donde uno vive la experiencia, no solo la mira; esta experiencia es la que llama «El Metaverso». Un conglomerado de servicios que buscan presentar lo mejor del hardware, software, inteligencia artificial, realidad aumentada, hologramas y todo tipo de microservicios que contribuyan a crear una experiencia de full presencia, totalmente portable e inalámbrica, de interacción social completa y con economía virtual.

Este universo busca llevarnos de la internet 2.0 a la 3.0, proponiendo nuevos modelos de negocio, sistemas, políticas de seguridad y privacidad, oportunidades de trabajo y una redefinición de la educación, ya que, para que este proyecto se vea posible a fines de la década, se debe capacitar a la próxima generación de desarrolladores y creadores.

La literatura y el cine han presentado diferentes miradas sobre este futuro posible, como 1984, de George Orwell; animes como Axel World, Sword Art Online; películas como Volver al Futuro II, Ready Player One, por mencionar las más populares y conocidas por el público en general. Esto me recuerda cuando usé mis primeros lentes de realidad virtual, que me mostraban una pantalla monocromática en rojo de un juego donde era un piloto de avión de combate, ahora tenemos opciones con Google y Facebook de adquirir lentes portables de uso diario para interactuar con amigos y familiares, trabajar, etc.

Es un futuro prometedor en muchos sentidos, tan solo cuesta creer que hace 80 años la primera computadora entraba en una sala grande, luego pudimos colocarla en nuestro escritorio y conectarla con otras, y hoy los dispositivos ya los guardamos en los bolsillos; ahora, considerar la idea de solo interactuar con nuestras manos no es tan descabellado. Los cambios suelen traer resistencia y desconfianza, sobre todo cuando Facebook ha sido muy controversial con temas de seguridad y privacidad en muchas ocasiones, desde su fundación, allá por 2004, dividiendo las opiniones a nivel mundial.

¿Qué implica para la iglesia y los líderes en esta década?

El metaverso es un tema que dará para mucha discusión entre líderes, pastores, pensadores cristianos, teólogos en general, sobre todo si de alcanzar a la nueva generación con el mensaje de Cristo se trata, ya que hemos sido llamados a ayudar a cumplir la Gran Comisión en nuestra generación, hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo.

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. (Mateo 28:19)

El énfasis en las relaciones es evidente

No podemos negar el hecho de que relacionarnos cara a cara tiene un peso superior a lo digital, 2020 demostró la necesidad del encuentro personal, la importancia de generar vínculos; a pesar de que el celular ayuda a acortar distancias, hoy, en 2021, la presencia digital en la iglesia ha menguado por la presencialidad.

En mi familia y el ministerio que hacemos, veo de primera mano cómo los chicos y chicas más jóvenes escogen sus amistades, cómo se relacionan e interactúan, dónde se sienten aceptados, a qué cosas les dan valor y a cuáles no, lo que les da propósito o razón de ser. Muy de cerca he escuchado amigos y familiares contar cómo están en una comunidad online en Twitter donde opinan, conversan, se sienten escuchados, apoyados y aceptados por otros que aún no conocen cara a cara.

Es increíble cómo este cambio de paradigma, que Mark Zuckerberg propone con la tecnología para hacerla más centrada en el humano, no el dispositivo y sus apps, me hace volver a lo básico de la vida cristiana. Pienso en cuando el Señor Jesucristo le dijo a los Fariseos cuál era el mandamiento más importante en respuesta a su pregunta:

Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. (Mateo 22:37-39)

La iglesia debe considerar si se adapta a esta tecnología o paradigma para llevar el mensaje del Evangelio de Jesucristo a donde no está.

Pienso en esas iglesias o comunidades de fe digitales que se podrían juntar a pesar de la distancia, el que ya no tendremos una excusa para encontrarnos, estudiar la Biblia, enseñarla, orar, discipular o evangelizar, compartir la alabanza y los cultos; también en cómo esto nos pedirá vivir genuinamente nuestra fe, ya que nuestra identidad real será, más que nunca, una con la digital.

Hay mucho para reflexionar en este tema y sus implicaciones en la sociedad y la fe, pero quise tomar este tiempo para invitarte a que pensemos en esta nueva década y cómo podremos contribuir a la extensión del reino, movilizar a la próxima generación y vivir lo genuino de nuestro llamamiento.

Sobre el autor:
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Manuel A. Samaniego Lao

Panameño. Seguidor de Jesús desde 2010. Esposo de Elsa, papá de Otniel y Juliette. Estudiante de la Maestría en Divinidades de la Facultad de Teología Integral de Buenos Aires, Ingeniero de Sistemas y Computación, juntos somos misioneros de tiempo completo Liderando Estrategias Digitales para Cru en Argentina, donde creamos experiencias digitales para conectar a las personas con Jesús, acompañar su proceso de edificación y enviarlos para que sean embajadores de Cristo de por vida. Disfruto pasar tiempo con mi familia, ver programas juntos, escribir historias, dibujar cómics y programar.

Somos Campus Crusade for Christ International (ahora conocida también como Cru). Fundada por Bill y Vonette Bright en 1951 en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). Dios los guió a ver el valor estratégico de los estudiantes universitarios para ayudar en el cumplimiento de La Gran Comisión. Hoy más de 25,000 coordinadores sirven con este ministerio alrededor del mundo.