A lo largo de nuestra vida es normal atravesar episodios tristes y aunque no nos agradan, entendemos que, en muchos casos, nos han servido para crecer como personas.
Existen muchas formas de sanar una herida, pero quienes hemos creído en el Hijo de Dios tenemos la forma más sencilla y grande a la vez de poder superar cualquier tipo de roto en el alma.
Son transitorias, pero “nos pueden”. Aparecen de repente y nos manejan la vida. O eso intentan. Las emociones afectan nuestro día a día o, mejor dicho, lo construyen...