Mi temor al entrar en esa comunidad era pensar en cómo le iba a explicar el mensaje de salvación a una etnia con una cosmovisión tan diferente a la nuestra.
Hay que comenzar por aquellos que nadie escucha, los que están al borde, los marginados, los perdidos. En Argentina todavía hay lugares donde no se habla de Jesucristo.
¿Qué es lo que la iglesia tiene para ofrecer a este mundo perdido? ¿Mejorar la educación, la salud o la política? ¿Apoyar el servicio social? ¿Hacer obras de caridad?