Para entrar a un lugar hay que salir de otro, sencillo. Ser intencionales en el ir significa comenzar por aquellos que nadie escucha, que nadie comparte, los que están al borde, los marginados, los perdidos. En Argentina todavía hay lugares donde no se habla de Jesucristo porque nadie va. Seamos intencionales.

¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!, Romanos 10:14-15.

El balance de un Hijo de Dios año tras año debería ser: «Cuánto creció Cristo» y no cuántas cosas obtuve o me faltaron.

«Mira que la luz que dices tener no sea oscuridad«, Lucas 11:35.

Por eso nuestro desafío como iglesia, y a lo que debemos abocarnos es a la búsqueda y manifestación de esta verdad.

También me dijo: ‘No guardes en secreto las palabras del mensaje profético de este libro, porque el tiempo de su cumplimiento está cerca. Deja que el malo siga haciendo el mal y que el vil siga envileciéndose; deja que el justo siga practicando la justicia y que el santo siga santificándose”, Apocalipsis 22:10-11.

Nuestro Señor viene pronto y pagará a cada uno según lo que haya hecho. Preparemos nuestras vidas, familias y ministerios para el avance del mal, sin atemorizarnos, practicando justicia y santidad; pues el reino es justicia, paz y gozo, por eso queremos focalizarnos en ver lo que Él ve, y para eso necesitamos ubicarnos desde el lugar que Él lo ve.

“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.  Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria”. Colosenses 3: 1-4.

“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante”, Hebreos 12:1.

¿Cómo podemos mirar claramente?

Para poder desarrollar el enfoque de correr con paciencia la carrera que tenemos por delante, tenemos que tener en claro que necesitamos habilitar y gestionar un proceso de limpieza en dos aspectos a tener en cuenta:

  • Limpieza de cómo vemos.
  • Limpieza de lo que vemos.

En el versículo 2 de Hebreos 12 leemos la clave de poder transitar el camino, de qué forma correr. Dice: «Puestos los ojos en Jesús, autor y consumador de la fe, el cual, por el gozo puesto delante de Él, sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”. Vivió un proceso de revalorización, que consistió en menosprecio, y en poner delante lo más valioso, esto es, el gozo de sentarse a la diestra de Dios.

“Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”, Salmos 110:1.

Cuando hablamos de buscar las cosas de arriba, no nos estamos volviendo en contra de los recursos. Podemos caer en el engaño de creer que los bienes materiales no son las cosas de arriba. Las cosas materiales, recursos económicos, son recursos espirituales si son usados conforme al propósito de Dios para la expansión del Evangelio. Esos mismos son terrenales si hago una mala administración de ellos, para mi propia satisfacción personal.

Es imperiosa la necesidad de atravesar un proceso de limpieza que se activa al buscar las cosas de arriba y hacerlo en estas dos acciones:

  • Posicionarme para buscar
  • Definir lo que busco

Los dos puntos hablan de tener una visión clara, desde dónde estoy mirando, y acá Pablo habla de mirar desde un lugar específico, no desde cualquier punto, sino desde una posición bien determinada: la posición de resucitado. Pero estos dos puntos los desarrollaremos en la próxima entrega.

Fundador de la “Red Global Vida Plena”. Ha fundado más de 50 congregaciones distribuidas en Argentina y en el mundo. Actualmente pastorea en la ciudad de Córdoba. Creador y director de CEF Training - Una plataforma virtual de entrenamiento y formación ministerial totalmente gratuita. Está casado con Sabrina Arriete y juntos tienen dos hijos.