En Jeremías 1:6-8, encontramos una conversación poderosa entre Dios y el profeta Jeremías:
"Yo respondí: ‘¡Ah, mi Señor y Dios! ¡Soy muy joven y no sé hablar!’. Pero el Señor me dijo: ‘No...
Una persona que ha experimentado la salvación da muestras de al menos estos cuatro instintos espirituales, que no son aprendidos, sino que forman parte inmanente del ser.