mail

Suscribite a nuestro boletín

¿Son necesarios los métodos para una vida en el espíritu?

Actualmente, en los distintos continentes, existe gran cantidad de personas que comparten y expresan su pasión por el fútbol. Asimismo, muchos de ellos también tienen en común la frustración por los resultados obtenidos por el equipo que los representa en el mundial que se juega actualmente. Se sienten defraudados. ¿Por qué? Porque han volcado todas las esperanzas en la selección que los representa y no se logró lo esperado.

Personalmente, considero que el problema radica en qué o en quién ponemos nuestras expectativas. De allí surgen nuestras decepciones.

Pensando en esto, alguna vez, ¿nos hemos sentido decepcionados cuando los resultados (en cuanto a la administración de lo que Dios nos encomendó) tampoco parecieron resultar como suponíamos?

Sabemos que toda organización necesita funcionar en orden. Para ello, se realizan diferentes planificaciones, a fin de lograr el objetivo propuesto en sus diversas instancias. Se elige, se adopta un sistema o un método y se comienza a trabajar.

Veamos juntos el significado de método: “es un modo, manera o forma de realizar algo de forma sistemática, organizada y/o estructurada. Hace referencia a una técnica o conjunto de tareas para desarrollar una tarea. En algunos casos se entiende también como la forma habitual de realizar algo por una persona basada en la experiencia, costumbre y preferencias personales”.

La Iglesia, que es un organismo vivo, también necesita de una estructura para llevar adelante lo que el Señor le ha encomendado, que es reunir todas las cosas en Cristo.

Lito Choda

Como vimos en la definición, los métodos o las formas no son malas; de hecho, son necesarias, nos ayudan a alcanzar los objetivo. Entonces, ¿por qué atacamos los métodos? ¿Por qué los desestimamos? ¿Por qué en algunas oportunidades llegamos a afirmar, sin lugar a dudas, que no sirven?  Si creemos que deberían ayudarnos a llegar a la meta y que son necesarios a tal fin, deberíamos preguntarnos qué nos lleva a arribar a dichos pensamientos. Seríamos necios si estimásemos que los métodos no sirven.

Uno de los sinónimos de método es orden. Qué vital nos es entender que necesitamos una estructura ordenada para poder funcionar correctamente. Podemos mencionar a la Iglesia primera; tenía una forma de actuar y moverse, lo hacía en orden. Entonces, ¿dónde es que comienzan los cuestionamientos a los métodos en nosotros? Es fundamental que pensemos en eso: en su origen.

Hay palabras que han caído en desuso a causa del abuso de estas; se han utilizado de manera inadecuada. Podríamos incluir acá la palabra “método”. Asimismo, es indispensable reconocer que a través de algunos métodos que se han utilizado. hemos sido presionados en exceso con el propósito de cumplir con un objetivo, y eso ha generado cierto rechazo a ellos posteriormente.

Entonces, por un lado, sostenemos que son necesarios para avanzar en lo que Dios nos ha encomendado como Iglesia, pero el gran problema surge cuando los métodos pasan a ser más importantes que las personas e, incluso, que el cuidado de la vida de Cristo en nosotros. Inconscientemente, reemplazamos el cuidado de la vida del Espíritu por las formas, y por consiguiente, el resultado a obtener pasa a ser más importante que el Señor mismo. Allí es cuando comenzamos a sustituir a Cristo por los resultados, los cuales se vuelven el foco principal.

También hemos visto, a lo largo de los años —hablo en forma de diagnóstico y no de crítica—, que al notar que un “método funcionaba” en algún ministerio, ya lo veíamos como la garantía del éxito e intentábamos rápidamente aplicarlo en nuestras administraciones sin consultarle al Señor. Esto solo contribuyó a un sinfín de decepciones y a darnos cuenta, finalmente, de que habíamos vuelto a depositar toda nuestra confianza en métodos y estrategias, más que en la persona de Cristo.

Hemos creado y colocado muchas expectativas en formas, en crecimiento, en números, y creo que la desilusión es tan grande si la medimos con base en esas expectativas que alimentamos.

En Hechos 6, vemos un claro problema debido al crecimiento, y este crecimiento no fue por un método, sino porque el Señor añadía, pero a medida que crecía el número de discípulos, también crecían los problemas. Sin embargo, los apóstoles rápidamente encontraron una solución: eligieron a siete varones llenos de sabiduría y llenos del Espíritu, y ellos decidieron no descuidar ni la palabra ni la oración. No usaron métodos para el crecimiento y la multiplicación, pero sí para el orden posterior.

¿Qué podemos ver acá que contribuya a lo que venimos construyendo en estos párrafos?

Que podemos afirmar que sí son necesarios y constituyen herramientas valiosas, pero nunca más importantes que la vida del ESPÍRITU que debemos cultivar y cuidar y la dirección divina en todo lo que llevemos adelante.

Lito Choda
Lito Choda
Lic. en Teología, ha dictado múltiples cursos de capacitación ministerial y formación cristiana. En 2010, junto a su esposa Adriana, fundó el Centro Cristiano Sin Fronteras en Lanús, provincia de Buenos Aires. Ambos se dedican completamente al servicio pastoral.

Otras

CRISTIANAS

hola
Enviar Whatsapp
error: Gracias por interesarte en las publicaciones de La Corriente, para su uso o difusión, por favor escribirnos a [email protected]