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Somos de otro reino

“Porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal”, Juan 17: 14-15.

Trasladados

Cuando nos convertimos cambiamos de Reino, ya no pertenecemos al príncipe de este mundo, ahora somos hijos del Rey de reyes y ciudadanos del cielo. Dios ha llamado a hombres y mujeres que pertenecen a otro Reino para que actúen en nombre suyo en esta tierra y ejecuten lo que dice el manual, la Biblia, la Palabra de Dios.

Jesús dijo que nosotros no somos del mundo, de este Reino, que pertenecemos y respondemos a otro Reino. Luego Jesús pidió que el Padre no nos quite del mundo, porque tenemos que estar en el mundo, sin embargo, no podemos ser del mundo.

Con esta palabra Cristo explica que, aunque estamos en medio del caos y de la crisis, no somos parte del caos y de la crisis. Es más, estamos aquí para traer orden y disciplina, no para contribuir al desorden de este mundo.

Podemos decir que la función nuestra es similar a la de un árbitro que trae orden y disciplina a la cancha del juego. Al igual que un referí, no fuimos llamados para cuestionar el manual de juego, las sagradas escrituras, nuestra tarea es cumplir la ley que ya fue escrita en nuestros corazones.

Para esto Jesús nos dio autoridad delegada del Reino de los Cielos para traer orden al caos y la crisis aquí en la tierra. Jesús dice que nosotros tenemos autoridad sobre los espíritus inmundos para que los echemos fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. 

Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia”, Mateo 10:1

No hay duda de que hay mucha enfermedad, dolencia, caos y crisis en el mundo y es por ello precisamente que Dios necesita a personas como tú y yo, que somos de otro Reino, para actuar en este mundo en representación del Rey y su Reino.

Jesús nos ha encomendado una misión especial que no podemos obviar. Hemos sido redimidos con un solo propósito, el de traer honra y gloria a Dios mediante nuestra fe y ejecutar las buenas obras que el Padre nos predestinó de antemano. 

Si pensamos que fuimos redimidos por su muerte en la cruz, solo para ir al cielo, tener vida eterna y caminar sobre calles de oro y mar de cristal, estamos totalmente equivocados. Fuimos creados para ser sus embajadores, reyes y sacerdotes aquí en este mundo.

Por otro lado, sabemos que Satanás no tiene reglas, entonces al igual que la ciencia no puede estudiar la oscuridad, sino la luz, como cristianos no podemos ser expertos o conocer algo de alguien que no tiene reglas y que solo expresa oscuridad.

Debemos tener en cuenta, para no caer en el error, que la Biblia tiene la última palabra en todo lo que tiene que ver con revelación de parte de Dios. Lo que las escrituras no revelan, no hay manera de saberlo, por lo tanto, hermanos, no debemos abrir puertas que la Biblia no abre.

A Dios le plació dejar escrita toda revelación relevante para que el hombre conozca al Hijo por medio de las escrituras y su predicación precisa, trazada de manera exacta, por eso es peligroso querer saber más de lo que las escrituras revelan. Es menester saber que Dios no le presta mucho espacio a Satanás en su revelación porque no es trascendente, claro que está, claro que es un adversario, pero Cristo lo derrotó en la cruz y en su resurrección.

Dios está interesado en que conozcamos a su Hijo, a quien dio en rescate de muchos, nuestro Rey de reyes y Señor de señores, que habita la eternidad y está por encima de todo y todos.

“Y cuán incomparable es la grandeza de su poder a favor de los que creemos. Ese poder es la fuerza grandiosa y eficaz que Dios ejerció en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo sentó a su derecha en las regiones celestiales, muy por encima de todo gobierno y autoridad, poder y dominio, y de cualquier otro nombre que se invoque, no solo en este mundo, sino también en el venidero”, Efesios 1: 19-21.

“Señor Jesús gracias por hacerme parte de Tu reino y parte de Tu equipo de trabajo aquí en esta tierra. Ayúdame a comprender el propósito por el cual fui creado y dame el poder, el coraje y la valentía de actuar a favor de Tu reino aquí en este mundo”.

Alberto Rizzo
Alberto Rizzo
Alberto Rizzo
Entrenador de liderazgo. Asesor y consejero de líderes e instituciones públicas y privadas. Coaching de líderes. Conferencista y motivador. Está casado hace 34 años con Mónica, padre de cinco hijos, Andrea, David, Ruth, Juan y Josué. Obispo y Pastor fundador del Centro Cristiano Kyrios.

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