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¿Cómo ser un influencer espiritual?

influencer cristiano
influencer

La definición de influencer no es más ni menos que ser alguien que ejerza una gran influencia sobre las personas que lo conocen. Pero ¿qué hago? ¿Cómo hago para perder la vergüenza? ¿Qué digo? ¿Cómo les hablo a mis amigos de Jesús?

No tienes que hablarles de Jesús…

Es una buena noticia, ¿no? No sé si alguna vez lo pensaste, pero la mayoría de tus amigos al menos una vez escucharon la historia de Jesús o vieron alguna película que contaba la historia del hijo de Dios. ¿Pero si ya lo saben, por qué no creen o no intentan experimentarlo?


Creo que la respuesta es que tus amigos están totalmente influenciados por una idea de Dios basada en lo que escucharon y/o les enseñaron de las diferentes posturas religiosas. Y la consecuencia de esto es que formaron una idea errada de quién es Él.


Pensamientos tales como Dios no existe, Dios castiga, Dios está enojado son las consecuencias de que solo escucharon de Dios pero nunca lo vieron. Por eso para ser un influencer espiritual no tienes que hablarles de Jesús sino… tienes que ser Jesús para ellos. ¿Quéeeeee? Sí, sí, como lo estas leyendo…

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significado de la palabra REACCION: Acción provocada por otra de sentido o efectos contrarios a ésta… siempre pensé que el mundo estaba en contra mio, y que las REACCIONES de los demás eran personales, hasta que un día me tocó ir a ponerle el vidrio templado a un celular. La chica que me atendió estaba de muy mal humor, me atendió sin ganas, me hizo sentir tan mal que estuve al borde de enojarme, pero en ese mismo momento Dios me dijo «cuando termine de colocar el vidriecito decile que lo hizo muy bien y felicitala» yo le dije a Dios Queeeeee??? … la cuestión es que cuando terminó de colocarlo, la mire a los ojos y le dije «QUE BIEN QUE PUSISTE EL VIDRIECITO»… No les puedo explicar lo que espiritualmente paso en esos segundos, pero la chica se puso a llorar y me conto lo mal que la pasaba en ese lugar y parte de un problema personal que estaba pasando… estamos acostumbrados a MIRAR PERO NO VER. Juzgamos a las personas por el último acto o por lo que tan solo pueden mirar nuestros ojos pero acordate «DETRAS DE UNA REACCION SIEMPRE HAY UAN HISTORIA» y en estas espero que puedas ver 5 historias y no a personas en situación de calle pensando que se lo merecen o se lo buscaron. #bastademirarnuestroombligo #elmundonosnecesita …»El Señor no ve las cosas de la manera en que vos las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el Señor mira el corazón»… ( La biblia )

Una publicación compartida de Agustina Danolfo (@agustinadanolfo) el

Tú puedes ser Jesús…

Creer que esta opción es imposible es otra de las tantas mentiras que nos instalaron, pero estás totalmente en capacidad de ser Jesús en medio de los que te rodean. ¿Cómo? Sé un buen amigo, una buena amiga, escúchalos y dales consejos que vengan del cielo. Sé el primero en interesarte cómo están, en preguntarles si necesitan algo. Sé el primero, la primera en marcar la diferencia en el trato hacia ellos con lo que dices o haces.


Actúa como un buen amigo, amiga. Ayúdalos en alguna materia del colegio o con alguna tarea en especial que a ellos les cueste, ayúdalos en alguna situación difícil que estén pasando, ya sea con tus alimentos, con tu dinero, con tu casa, con tu auto, etc. Este tipo de acciones yo lo llamo “evangelismo vincular” y es una de las formas que Jesús eligió para ser el mayor influencer entre las personas que lo rodeaban y luego a toda la humanidad.

¿Cuáles serán los resultados?

Cuando menos te lo esperes, van a ver algo diferente en vos y ellos mismos te van a pedir que les hables de Jesús. ¿Sabes cuál va a ser la diferencia en ese momento? Que cuando vos les hables ya no va a ser una
historia contada sino que Jesús va a ser una persona real por que pudieron ver al Hijo de Dios en vos.
#Elfindelaspalabras #eltiempodelaaccion #+ser-hacer
Te dejo una ideíta práctica de cómo compartirles a Jesús a personas desconocidas desde tu celular.

Productor creativo: Un rol cada vez más indispensable en la iglesia

productor creativo
iglesia online

Iremos viendo por qué decimos que es necesario un productor creativo. Las nuevas tecnologías van creando un mundo de posibilidades de conectividad antes impensados, y las iglesias pueden llegar a personas de todo el mundo, sin importar distancia, tiempo y cultura. Esto las ha llevado a plantearse o mejor dicho adaptarse a los cambios para ser más efectivas.


Hoy no se trata solo de “qué dice”, que cabe destacar que es fundamental, sino también “cómo lo dice”, cómo se proyecta ese mensaje. Es así como la formación de un equipo profesional en medios digitales, audiovisuales y creativos que trabaje cohesionado con la visión para generar una real influencia en las nuevas generaciones es una necesidad.

Todos estos cambios acelerados han permitido el surgimiento de nuevos roles dentro de la iglesia. Tal es el caso en los últimos años de la figura de un productor creativo o del rol producción creativa. Puede tener muchos nombres dependiendo del país y de cada iglesia en particular.

produccion
Créditos: Freepik


En líneas generales, un productor creativo es aquella persona que se encarga de planificar, coordinar y liderar todo lo que pasa en una reunión de iglesia cada semana. Esto va desde la creación del programa del servicio, la coordinación de quienes sirven en cada reunión en las diversas áreas del equipo creativo, hasta cuidar todos los aspectos técnicos para garantizar que la experiencia dentro de esa reunión sea memorable.

Una figura que llegó para quedarse

Ya el pastor no debe pensar en el volumen o la iluminación, sino en si ¿se tildó una pantalla o se está transmitiendo la reunión? Es allí cuando hay un productor, junto con un equipo detrás, cuidando estos detalles. Este rol surgió por necesidad de manera espontánea. Al principio lo cumplía un ujier, un líder o incluso hasta el mismo pastor. Pero, a medida que comenzaron a crecer los desafíos de tecnología y la forma de hacer iglesia, fue resultando casi obligatorio que dichas tareas estén en manos profesionales.

El productor no solo coordina lo que sucede en la plataforma, escenario o púlpito, sino que sus labores se extienden hacia la producción de otros momentos previos y posteriores que forman parte de la iglesia. Ejemplo de estos son: la previa, el montaje, la recepción de las personas, el momento de conexión y el desmontaje de equipos después de la reunión.

Sus labores permiten optimizar los tiempos de la reunión, tener orden y crear atmósferas propicias a cada espacio dentro de la iglesia.

Les aconsejamos desde nuestra experiencia a los pastores invertir tiempo en encontrar una o varias personas con las cualidades necesarias para ocupar este rol, que conozca la visión, sea responsable y muy organizado. Los cambios que producen trabajar de esta manera se perciben de inmediato y generan excelencia dentro de la congregación.

El equipo creativo debe mantenerse actualizado, con entrenamiento constante y el productor debe ser eje central que mantenga al equipo enfocado en cada una de sus tareas diarias. Solo podemos soñar en los desafíos que enfrentará la Iglesia en los próximos años, en las formas en las que podremos transmitir el mensaje y alcanzar personas. Pero lo que sabemos es que la figura del productor es cada vez más indispensable y llegó para quedarse. ¿Tienes un productor en tu iglesia?

Vivir en la presencia de Dios

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Dios está en el “negocio” de restaurar todas las cosas y llevarlas a un nuevo y glorioso orden que la Biblia llama “nuevos cielos y nueva tierra”. La historia registra numerosos ejemplos de hombres y mujeres que vivieron en la presencia de Dios y que han dejado una profunda huella y contribuido a su “negocio”.

Esto lo vemos tanto en la educación, como en la ciencia, las luchas sociales, la salud, la industria, la innovación tecnológica, los negocios, la política y también en profundas reformas en el ámbito eclesiástico. En todo lo bueno y digno de admiración, nosotros, nuestras sociedades, nuestras iglesias y nuestro mundo, somos el fruto de esta imparable intención del Señor.

Personas cuyas vocaciones y profesiones estuvieron unidas a esa intención y fueron, en un sentido real, una expresión concreta de ella.

Estoy seguro de que muchos deseamos que en nuestra generación y las que nos sucedan abunden nuevos e innumerables ejemplos de estos encuentros entre “lo divino y lo humano”, que queden también registrados en la historia. Más, me atrevo a decir que muchos de nosotros deseamos que eso mismo suceda con nuestra vida.

Dios está listo, él permanece coherente en su carácter y propósitos para su Iglesia y su mundo. Él es el mismo hoy, ayer y por los siglos. Sin duda alguna, las preguntas, la introspección y la mirada crítica debe estar de nuestro lado. ¿Estamos nosotros listos? ¿Qué debe suceder a nivel de los cimientos mismos de nuestra vida y en el silencio del corazón? ¿Qué pasos concretos necesitamos dar para que nuestras vocaciones y profesiones entren en intersección con lo divino y realmente cuenten?

No quisiera caer en lo que tanto detesto dando “fórmulas mágicas” o “los tres simples pasos” para el éxito. Soy un convencido de los procesos providenciales, de los acercamientos multidisciplinarios y de las miradas multidimensionales que hacen mayor justicia a la grandeza de nuestro Dios y a la complejidad de la vida.

El principio unificador

Por ello, hay mucho más que no mencionaré y quedará afuera. Tal vez en futuras oportunidades podremos pensar juntos acerca de ello. Sí quiero dejarles una verdad que puede ser absolutamente transformacional, a saber, Coram Deo. Este término latín que significa ‘rostro de Dios’ ha sido usado a lo largo de los siglos para comunicar la verdad de que vivimos la totalidad de nuestra vida en su presencia, bajo su autoridad y para su gloria.

biblia
Créditos: Freepik


Es justamente en esta verdad que se encuentra el llamado supremo de todo cristiano. ¿Qué si viviéramos nuestra vida, vocación y profesión Coram Deo, delante de la presencia de Dios, bajo su autoridad y para su gloria? Tengo plena seguridad de que nuestra vida no pasaría desapercibida, que veríamos una Iglesia mucho más adulta y relevante y, definitivamente, un mundo diferente.

Pero yendo de estas afirmaciones generales a cuestiones más específicas, me gustaría proponerles algunas maneras en que vivir Coram Deo tiene el potencial progresivo de cambiar nuestra vida. Vivir en la presencia de Dios se volverá en el principio unificador de nuestra vida. Es tremendamente nocivo vivir de forma tal que la ética laboral y profesional va por un lado
y nuestra fe y valores por el otro.

Donde las motivaciones y fines que nos mueven los fines de semana hacia actividades “del Reino”, no tienen nada que ver con las que nos mueven de lunes a viernes en nuestra “vida secular”.

Donde no vemos la hora de que se terminen nuestras actividades “mundanas” para dedicarnos a las “sagradas”. No hay nada más debilitante, nada que haga la vida de una persona más inconsistente, irrelevante e intrascendente que esto. No hay peor versión de una vida cristiana que la que viene de estos dilemas.
El apóstol Pablo dijo: “Sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios”. En otras palabras, nuestra vida es una sola y toda sagrada. Nuestra semana es una sola y toda para el Señor.

Nuestras actividades o son todas para su Reino o para algún otro. No hay secular para el cristiano, todo es sagrado, todo es “para el Señor”.


Hace dos años movidos por esta verdad (Coram Deo) creamos NextGen Multimedia, una empresa cristiana que combina la innovación digital y la interacción bíblica. Dios en su gracia nos ha permitido crecer y gestionar varios proyectos a nivel de América Latina.

Este breve trayecto ha sido para nosotros un laboratorio donde aprender a desarrollar nuestras vocaciones administrando capacidades, personas, dinero delante de la presencia de Dios, bajo su autoridad y para su gloria. Uno de ellos que te animo a explorar es RightNow Media, la plataforma de estudios bíblicos en video más grande del mundo www.rightnowmedia.org/es

Quiero desafiarte, animarte a que te atrevas a conectar tu vida, carrera, profesión, negocio, o lo que sea con esta verdad: ¡Coram Deo! Hacelos parte de lo que Dios ha estado, está y seguirá haciendo: restaurar todas las cosas para dar lugar a una nueva creación y no vas a dejar de sorprenderte.

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Crédito: Pexels

MULTITASKING INTELIGENTE

mujeres
multitaskig

Luego de consultar con decenas de mujeres que debido a la pandemia están realizando Home Office, me animo a decir que para la mayoría existía una idea romántica acerca de las virtudes de esta modalidad en el contexto actual. Creo que no reparamos en que nos llevaría a sumergirnos en un multitasking despiadado que no nos da respiro.

Aunque muchas confiesan que tenían la fantasía de combinarlo para que el tiempo les rindiera más, estar cerca de los chicos, dejar atrás el estrés de viajar en hora pico, manejar los tiempos, no pensar en la ropa, trabajar en pantuflas y dormir más horas, en estos últimos meses la virtualidad laboral desde casa, dejó de ser una opción para pocas y pasó a transformarse en un dolor de cabeza para muchas.

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Créditos: Freepik

Pero el Home Oficce no es el problema principal por el cual miles de mujeres luego de más de seis meses de llevarlo adelante se encuentran al borde del colapso (o sumergidas en él). Probablemente coincidas conmigo, en que en otro contexto sería una modalidad muy beneficiosa y productiva.

Entonces ¿cuál es el punto? Las múltiples tareas que siempre están, ésas que vamos piloteando al mejor estilo Lewis Hamilton en las carreras de Fórmula 1, conociendo el recorrido, manejando los tiempos, acelerando en los tramos correctos y bajando un cambio cuando es preciso, pero que hoy nos llevan a volcar y estrellarnos contra el guardarrail de la realidad que nos supera.

Esas actividades cotidianas que hacíamos de taquito, que no presentaban mayores inconvenientes y estábamos acostumbradas a resolver sin sobresalto -aún si llegaban a complicarse- se convirtieron en barreras insuperables, en senderos ríspidos.

Las cuestiones sencillas del día a día se levantan como amenazantes montañas de estrés

Esto sucede donde se cortan los caminos y cuando encontramos un resquicio y por fin parece que adelantamos algo, nos encontramos observando perplejas una nueva ruta llena de baches de ansiedad y cansancio.

En definitiva, lo simple se convirtió en muy difícil. Las interrupciones constantes que se generan por diversos motivos, el universo de demandas que pretenden respuesta inmediata desde todos los flancos, la nueva normalidad de un trabajo 24/7 que nuclea ámbitos antes impensados de fusionar (y funcionar), se convierte por momentos en una trama extraña, impersonal, intermitente. Una y otra vez nos encontramos retomando la tarea, tratando de reenfocar, de no perder el hilo de nuestros pensamientos, intentando avanzar mientras descubrimos que hacerlo nos lleva el triple del tiempo habitual.

Una encuesta realizada por el Centro de Estudios de Relaciones Interpersonales de la Universidad Austral, en la sección referida a la distribución de las tareas cotidianas durante la pandemia, señala que: “en las tareas del hogar, se mantienen y reproducen estereotipos de género” y que “el cuidado de los miembros de la familia que lo requieren, tiene un protagonismo mayoritariamente femenino.

MUJER
Créditos: Pexels

Son las mujeres quienes tienen a su cargo con mayor frecuencia las tareas de cuidado de los más vulnerables. Así, el cuidado de niños, adultos mayores y personas con discapacidad lo realizan 5 mujeres por cada 3 hombres. Mujeres al cuidado de niños: 46,66%; de adultos mayores: 53,13%; de personas con discapacidad 52,67%).La educación en casa está a cargo de mujeres adultas en 54,23% de los casos, mientras que 26,99% está bajo responsabilidad de los adultos varones. El 6,63% recae sobre adolescentes mujeres y 1,35% sobre las abuelas”.

¿Resultados? Más allá de los números que estamos considerando, podemos arribar a una conclusión certera sin necesidad de mucha estadística, con solo observar el panorama propio y el de la mayoría de las mujeres que nos rodean: hiperactividad, mucho estrés, poco descanso, poca paciencia (aunque teniendo en cuenta los más de doscientos días de rutina impuesta ¡tenemos un Master en Tolerancia!).

El trabajo de la casa y el externo, la familia y el jefe, los pacientes y la comida, la escuela y el ministerio, los libros y el zoom, los WhatsApp con grupos insufribles pero necesarios, las decisiones importantes y el desgano, la responsabilidad y la apatía. Se combinan en un mismo espacio y horario formando un combo inestable con la capacidad de detonar en una explosión emocional cuando escuchamos el “maaaaaaa” número mil quinientos cuarenta del día.

tareas en casa
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Y así, todo ese vértigo de la multifuncionalidad sin resto, continúa, y seguimos atascadas en la misma página en blanco, o desesperadas intentando deshacer el envío del mail que salió disparado cuando unos deditos pequeños y mágicos oprimieron el mouse mientras nos dimos vuelta para estirar las articulaciones entumecidas por horas de pantalla.

Y la ropa que quedó en el lavarropas desde ayer sin colgar. Y la heladera que pide a gritos una reorganización de tappers. Y las ganas de salir corriendo a que el sol nos pegue en la cara mientras Dios nos ministra en nuestra vulnerabilidad.

¿Y la punta del ovillo? Enmarañada del otro lado de la gestión emocional. Enredada en la profundidad de una hiperexigencia implacable, de un “deber ser y hacer” que no nos da tregua. ¿Lo bueno? Que siempre hay maneras de abrir posibilidades aún cuando las múltiples tareas nos exceden. Espero que la descripción exhaustiva te haya robado siquiera una sonrisa. Que te haya hecho sentir alivio sabiendo que nos pasa a casi todas.

Y entonces, ahora más relajadas, ensayemos juntas algunas propuestas prácticas que pueden ayudarnos aunque más no sea como un disparador y herramienta de activación para que el multitasking del que no podemos deshacernos por el momento- se ponga a nuestro favor, se convierta en el combustible que nos impulse y deje de ser el motor que nos está fundiendo.

Mejor hecho que perfecto:Tareas mínimas que no son relevantes y se inmiscuyen en lo cotidiano robando tiempo y llenándonos de peso. Identificá las tuyas.

Más, no siempre es mejor. Más horas de trabajo en un contexto de poco descanso y mínimo disfrute, no aseguran nuestra productividad, la limitan.

La agenda es amiga: Uno de los efectos negativos del multitasking, es que nos genera olvidos que casi siempre cuestan caros. Planificar y respetar horarios, aunque hoy parezca inalcanzable, es una elección revolucionaria en tiempos de pandemia, una estrategia sencilla y poderosa que nuestra mente, cuerpo y espíritu agradecerán, y que hará una enorme diferencia en positivo, especialmente, en el entorno familiar.

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Disfrutar es una decisión. Este verbo que para muchas está conjugado siempre en pasado y parece perderse entre los recovecos del multitasking, es un canal de activación en sí mismo. Podemos elegir ser intencionales en recuperar este valor del disfrute que la exigencia nos niega, pero la excelencia nos impulsa a establecer. Disfrutar no es perder tiempo, es ganar salud integral. implica, como dice su definición: “Experimentar gozo, placer o alegría con alguien o algo. Tener o poseer una cosa buena o gratificante”.

¿Qué “cosa buena” poseemos o tenemos? La primera que se me ocurre es la vida que aún respiramos, transpiramos y transitamos, con pandemia y todo. Y mientras escribo -un poco tarde hoy- con el cuerpo cansado pero la mente fresca, siento ese gozo, placer, alegría y me digo: “esta sí que es una cosa buena”, me doy permiso para disfrutarla aún en medio del cansancio, y decido que ningún multitasking amenazante me va a impedir lograrlo.

Criar a nuestro hijos con valores eternos

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¡Soy mamá! Sí, y lo pongo con signos de admiración porque sin lugar a duda es una de las cosas más significativas que me ha pasado en la vida. La gracia del Señor ha permitido que en el año 1999 llegara Luciano. Cuatro años después Florencia completó
la familia.

Gracias al Señor tuve dos embarazos muy buenos y ambos partos fueron rápidos y de recuperación óptima. Debido a esto, me he autoarrogado el título de “predicadora del buen parto”. Me agota escuchar a las mujeres mayores de la iglesia o de la familia relatando experiencias espantosas que hacen que las jovencitas se vuelvan partofóbicas.


Frente a esta realidad, he hablado muchas veces con las chicas de mi entorno tratando de traerles algo de paz al respecto. Y es que tenerle miedo al parto es normal, pero no es el eje de la cosa. Un nacimiento es un hecho por sobre todas las cosas biológico,
natural. Todos los mamíferos nacen del mismo modo.


La gran diferencia en este mundo terrenal no está dada por la forma de dar a luz sino por la manera de criar.

¡Ninguna especie animal está pendiente del bienestar de sus crías para todo el resto de la vida! El parto no es el problema. El problema comienza treinta segundos después. Alimentar, educar, fomentar buenos hábitos, escoger una buena escuela, enseñarle a
elegir buenas relaciones, disciplinar y ¡amar! Esas son las responsabilidades de los buenos padres. Sin embargo, cuando a estas obligaciones sumamos el aspecto cristiano, la apuesta se redobla. ¿Somos conscientes de que criamos para la eternidad y que nuestra responsabilidad es primeramente para con Dios?

El apóstol Pablo dice en Efesios 2:10 que somos hechura de Dios y que Él preparó buenas obras para nosotros. ¡Qué alentador fue saber que el Señor pensó en mí antes de hacer los cielos y la Tierra! Pero un día Él me dio vuelta la historia y me dijo acerca
de mis hijos:

“No son tu hechura, no son tu plan, no están hechos para andar en sus propios caminos, bajo tus perspectivas de vida. Yo los hice, y las obras por las que van a andar están preparadas por mí desde mucho antes de que siquiera estuvieran en tu mente”.

Ese día se dio vuelta mi mundo. No somos conscientes de la terrible responsabilidad que representa la tarea de criar estando en Cristo. Cada acierto y cada falla puede tener incidencia en la eternidad de nuestros hijos y los que se relacionen con ellos. Visión de Reino, espíritu de servicio, entrega son vocablos que aplicamos a la vida de nuestra congregación, pero no a nuestro hogares que es, después de todo, nuestra primera iglesia. ¿Y por dónde empezar? ¿Le compro una Biblia? ¿Lo inscribo en un colegio evangélico? ¿Le hago escuchar música cristiana? Todo eso está bien, pero arranquemos desde las definiciones, desde las bases.

¿Qué es un hijo?

Muchas veces escuché decir que un hijo es un préstamo, algo que Dios nos otorga durante un tiempo para que lo disfrutemos. Claro que disfrutamos a nuestros hijos, pero esta me parece una razón pobre para una responsabilidad tan grande. Durante un tiempo se puso de moda el concepto de mayordomía. Esta idea le sumaba un condimento extra al asunto.


En un préstamo la única responsabilidad es devolver lo prestado en las mismas condiciones en las que fue recibido. La mayordomía no solo implica posesión temporal, sino también administración responsable. El mayordomo, según el concepto bíblico, debe engrandecer y multiplicar aquello que le fue otorgado.


Recordemos las parábolas de los talentos y de las diez minas. En ambas recibe castigo aquel siervo que devuelve la moneda sin haber trabajado con ella. Si la mayordomía fuera el caso, entonces estaríamos más cerca del propósito de la paternidad en general.
Pero sabiendo para quién administramos, no podemos formar nuestros hijos según criterios propios.

El punto es llevarlos al modelo original, al del Edén. ¡A su imagen y semejanza! Nuestro máximo objetivo como padres cristianos es contribuir a la restauración de esa imagen.


Dios nos constituye e este rol para llevarlos, como también dice Efesios: “… a la plena estatura de Cristo” (Efesios 4:13). Todo lo demás, puede ser importante, pero secundario. Formar la imagen de Cristo en ellos, esa es la meta. Por eso me gusta pensar en los hijos como una franquicia, un producto que puedes disfrutar, pero respetando el formato que le dio su Creador.


¿Qué crees que verás en tus hijos cuando hayas concluido tu tarea? ¿Tus frustraciones redimidas? ¿Tu genética triunfante? ¿Un ser formado a la medida de las necesidades de este mundo? ¿Qué verán los demás al contemplar el resultado de la crianza que les has dado? Pues ahí lo tienes en los brazos como arcilla moldeable, dispuesto a que tus manos sean guiadas por las manos del Alfarero. Formarlos es la tarea, pero debemos hacerlo a su imagen, conforme a su semejanza.

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El amor en los tiempos del coronavirus

amor en coronavirus

Emulando el título de la gran obra de García Márquez (El amor en los tiempos del cólera),el amor en estos tiempos se ha visto desafiado. La tasa de solicitudes de divorcio ha llamado la atención en diferentes países. Se ha puesto a prueba la capacidad de convivir que no es otra cosa que “vivir con … otros”.

Los cambios que se nos vinieron encima llevaron a muchos al extremo de la paciencia. No todos son beneficios cuando hablamos del home working (trabajar desde casa). Esta modalidad de trabajo puede tener su encanto como su desencanto.

Está bueno poder ir a trabajar en pantuflas y pijamas, pero la realidad supera la ficción cuando la familia sabe que mamá está en casa 24/7. Hay un atractivo especial en la comodidad de saber que mamá puede hacerlo porque en realidad está trabajando, pero está en el living o en el cuarto.

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Y aunque somos mujeres todoterreno nos encontramos con muchas obligaciones que no teníamos. Charlas por Zoom que nos exigen estar al menos maquilladas y peinadas,cambiándonos, aunque sea de la cintura para arriba.
Muchas de esas clases o reuniones se ven interrumpidas por niños que lloran o hermanos adolescentes peleando entre sí. Y no dejemos de citar a los esposos que también están reinventándose en tiempos pandémicos.

Todos nos ajustamos y queremos lo mejor, pero el carácter es probado de manera diferente.

Sin lugar a duda podemos decir que es algo nuevo. Al menos desde la última pandemia mundial, llamada “gripe española”, nadie había vivido una situación como esta. Y merece que lo tengamos en cuenta cuando estemos al borde del “desborde” si me permiten la redundancia.
Más que nunca necesitamos calmarnos. Había una publicidad argentina que decía: “Me tomo cinco minutos… me tomo un té”. Aunque parezca simple, encierra una gran verdad: la necesidad de tomarnos pequeñas pausas que nos ayudan a ver las cosas desde otra perspectiva.

Sin lugar a duda podemos decir que es algo nuevo. Al menos desde la última pandemia mundial, llamada “gripe española”, nadie había vivido una situación como esta. Y merece que lo tengamos en cuenta cuando estemos al borde del “desborde” si me permiten la redundancia.

Más que nunca necesitamos calmarnos. Había una publicidad argentina que decía: “Me tomo cinco minutos… me tomo un té”. Aunque parezca simple, encierra una gran verdad: la necesidad de tomarnos pequeñas pausas que nos ayudan a ver las cosas desde otra perspectiva.

Algunos tips para tener en cuenta en este tiempo especial:

1. Recordar que todo pasa. Esto no será la excepción

Cuando estaba por casarme tenía tanta ansiedad con los preparativos previos que no podía disfrutar como quería esa bella etapa. Una compañera de estudios un día me dijo en tono de broma: “¡Todo llega y todo pasa, tranquila!”. Fue un comentario acompañado de risas, que no he olvidado jamás. Tal vez no sabe que lo sigo recordando, pero me ayuda cuando hay algo que me insume tiempo y esfuerzo. Pienso lo mismo. No debo preocuparme al extremo porque esto también pasará.

2. Valorar la bendición de las posibilidades 

Tenemos posibilidades que muchos desean. Es posible que escuchemos niños jugando o gritando porque en la casa tenemos esa bendición. Tenemos cosas que limpiar u ordenar porque tenemos muebles, utensilios, ropa, etc. Elementos de los cuales carecen muchísimas personas. 

El otro día miraba un documental sobre los refugiados climáticos quienes han tenido que dejar sus hogares ya que por diferentes razones hoy son zonas inhabitables. Recuerda que no todos hoy tienen una casa, un lugar, una familia. ¡Amiga, tenemos mucho para valorar!

3. Tendremos cosas para contar y compartir que nos permiten aprendizajes para la vida

Cuando hablamos con otras personas que necesitan un consejo o una palabra de aliento   muchas veces hacemos referencia a experiencias vividas. Y somos escuchadas por, justamente, eso que vivimos o logramos atravesar. Poder extraer enseñanzas para la vida es una oportunidad que Dios nos da de adquirir sabiduría.   

4. Redireccionar los enojos y tratar de pensar la situación desde diferentes ángulos y miradas

Es algo que aprendí con mis niños pequeños y también aplicamos con mi esposo. Hubo un tiempo particular que me enojaba al cansarme y me costaba manejar ese impulso. Pedí a Dios que me ayudara a procesar mis emociones. Me di cuenta de que cuando salía a caminar un rato, volvía más tranquila y podía hablarlo de otra forma.  El reto o corrección de los niños debe ser con firmeza, pero el enojo nunca es un buen consejero. Uno puede herir con las palabras. Lo mismo ocurre en un matrimonio. Hablando de buena manera podemos lograr más.

Sin lugar a dudas el amor puede verse probado, pero si es amor real pasará la prueba.

 “Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor” (1 Corintios 13:13).

La violencia en sus distintas formas

violencia
manipulacion

Es necesario entender que, si bien las diferentes formas de violencia pueden darse de manera separada, suelen coexistir.

¿Cuántas veces hemos escuchado en el noticiero historias de mujeres que sufren violencia por parte de su pareja? Y a la mayoría, lo primero que se nos viene a la mente es “Gracias a Dios a mí no me pasa”. Y quizás tengas razón, quizás no tengas una pareja que te zamarree, o que te haga una lesión que implique ir a un hospital, pero déjame decirte algo: esas conductas son la conocida punta del iceberg.


¿A qué me refiero? Pensemos en el famoso iceberg de la película Titanic. Si nos guiamos por la parte del hielo que se dejaba ver, había una mínima posibilidad de esquivarlo, pero aun así, esa inmensa estructura de hierro se hundió, ¿Por qué? Porque la realidad es que el iceberg era mucho más grande y profundo de lo que se dejaba ver. Así mismo sucede con la violencia, lo visible (marcas, golpes, incluso la muerte) es la consecuencia de un trasfondo mucho más complejo.


La violencia hacia la mujer se define como:
“conducta, acción u omisión, que, de manera directa o indirecta, (…) afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial como así también su seguridad personal”. (Ley de protección integral a las mujeres 26.485). Implica una desigualdad de poderes en la que hay sometimiento y control. Es necesario aclarar que también puede darse en las relaciones con los otros miembros de la familia.

podemos dar cuenta que no necesariamente tiene que haber evidencias físicas, sino que la definición engloba muchos más aspectos.

Tanto en mi lugar de trabajo como en otros ámbitos me he encontrado con mujeres que expresaban “mi marido no es violento, nunca me levantó la mano”. Sin embargo, al profundizar un poco más, reconocían que en repetidas oportunidades las insultaban, descalificaban, burlaban, etc. “Ves que no servís para nada” “¿Sos tonta?” entre otras aún más hirientes. Esta degradación constante lleva a una pérdida de autoestima y respeto por una misma lo que termina logrando un mayor sometimiento. A esto se le llama violencia psicológica o emocional. Es la más tolerable y menos visible, sin embargo, es una de las más frecuentes y dañinas.

Créditos: Pexels


Existe otra manifestación de violencia que sucede con frecuencia pero de la cual mucho no se habla. Algunas no se animan por vergüenza, o simplemente no se lo cuestionan, lo acatan. Estoy hablando de la violencia sexual. El ser presionadas (aunque sea nuestro marido de hace 20 años) a mantener relaciones sexuales, o practicar ciertas acciones con las cuales una se siente incómoda también es violencia.

Puede suceder que algunas tengan miedo de que, si se niegan, podrían “conducir” a sus maridos a la infidelidad, pero considero que cada uno es responsable de sus actos y que la Biblia es clara en relación al amor y al respeto entre la esposa y su esposo.

“Ustedes esposos, sean comprensivos en su vida conyugal, tratando cada uno a su esposa con respeto (…)” (1 Pedro 3:7). “…cada uno de ustedes ame también a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete a su esposo”. (Efesios 5:33)

Existen otros tipos de violencia en las que sus manifestaciones se dan de manera sutil y pueden no generarnos ningún tipo de alerta. Así sucede con la violencia económica y la violencia social. En el primer caso, lo que puede comenzar siendo un acuerdo en la organización familiar puede terminar en un abuso de poder.


Es muy común que, dentro de un grupo familiar, haya división de roles en la que uno se ocupe de los quehaceres de la casa y de los niños, mientras que el otro trabaje fuera del hogar para generar ingresos económicos. Cada familia se organiza de acuerdo a los recursos (económicos, humanos, etc) con los que cuenta y eso permite su funcionalidad.


Pero puede suceder que aquel que genera el dinero comience a tomar decisiones financieras de manera independiente o a controlar gastos y restringir el uso del dinero del otro.

Tengamos cuidado de no pensar que nuestra pareja tiene ese “derecho” por ser el proveedor de la casa.

Y en el caso de la violencia social, el agresor busca debilitar la red de apoyo psicosocial de la mujer (familia, amigos). Si bien existe el extremo de prohibir ir a trabajar, o asistir actividades sociales, como dije antes, inicia con conductas sutiles en las que ese debilitamiento de lazos es progresivo. Frases como: “tus amigos no me caen bien”, “mejor no vayamos, sabes que no me llevo bien con tu hermano” suelen aparecer. Es muy importante que podamos tener relaciones fuera del ámbito de nuestra familia en las cuales apoyarnos y fortalecernos.


Si bien existen otras formas de violencia hacia la mujer, quise centrarme en aquellas que son más frecuentes en una pareja. Aunque esta información puede resultar un tanto abrumadora, dejame decirte que conocer nos empodera, nos permite pararnos desde otro lugar y darnos cuenta que no estamos solas en esto. Te invito a que puedas tomarte un tiempo y pensar cómo es la relación con tu pareja, o si te sentís identificada con algo o quizás con todo de lo que leíste.

El primer paso hacia la restauración es reconocer que algo no “anda bien” y es necesario modificarlo.

Creo en un Dios que tiene el poder para transformar familias y revestirlas con su amor. Pedí ayuda y buscá su guía para abrir posibilidades de transformación.

AGOTAMIENTO:La gota que colmó el vaso

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mujeres

Estallamos cuando hay una constante en nuestro día a día: dar demasiado y recibir muy poco. Esto produce agotamiento.

Muchas veces asumimos un sin número de responsabilidades, estamos disponibles para todos, nos pasamos la vida haciendo felices a los demás y nunca es suficiente. Entonces, el pasado nos visita sin que lo llamemos y retumban en la mente frases como: “Toda la vida tuve que se madre de mi madre, estoy agotada”; “Entregué todo por mis hijos y ni me valoran”; “Me siento invisible”.


Como resultado de esa entrega constante, y hasta desmedida, aparece el nerviosismo y la irritabilidad. Estamos hipersensibles ante todo cometario. Sentimos que perdemos el control y reaccionamos con un estallido emocional por nimiedades, cosas sin importancia a las cuales en otro momento ni siquiera les hubiéramos prestado atención.


La gota que colma el vaso no es, generalmente, un acontecimiento muy importante, pero sí es determinante porque saca a relucir lo mucho que hemos aguantado situaciones que nos sobrepasan.

¡¿Que?! ¿Agotada yo?

¡Sí, estoy agotada! Todas podemos agotarnos psicológicamente por estar sometidas a vivencias estresantes, a demasiados cambios en muy poco tiempo, a las demandas continuas y a determinadas características de personalidad que lo propician.


Muchas somos hipersensibles y asumimos los problemas de los demás como propios, sin ser capaces de establecer una distancia psicológica de protección. También solemos caer en asumir un exceso de responsabilidad por creer que los demás no sabrán hacer las tareas o no estarán a la altura, entonces, nos sobrecargamos por no delegar. Asumo con facilidad mi perfeccionismo cotidiano. Nos exigimos mucho a nosotras mismas, tendemos a fijar expectativas muy elevadas que nos consume demasiado tiempo para su concreción y entonces nos amargamos.

Nos exigimos mucho a nosotras mismas, tendemos a fijar expectativas muy elevadas que nos consume demasiado tiempo para su concreción y entonces nos amargamos

Cuando evaluamos con rigidez nos generamos ansiedad, miedo al fracaso y hasta depresión. ¡Las invito a buscar ejemplos cotidianos de estas características en su vida! Cuenta la historia bíblica que Esaú había estado cazando y probablemente sin comida durante un par de días. El agotamiento físico y hambre extrema lo llevó a cometer un grave error, tomar una decisión que le cambió la vida:

Un día, cuando Jacob estaba preparando un guiso, Esaú llegó agotado del
campo y le dijo: —Dame de comer de ese guiso rojizo, porque estoy muy
cansado. (Por eso a Esaú se le llamó Edom).
—Véndeme primero tus derechos de hijo mayor —le respondió Jacob.  
—Me estoy muriendo de hambre —contestó Esaú—, así que ¿de qué me sirven
los derechos de primogénito?  
—Véndeme entonces los derechos bajo juramento —insistió Jacob.
Esaú se lo juró, y fue así como le vendió a Jacob sus derechos de primogénito.
—Génesis 25:29-33

El agotamiento llevó a Esaú a no medir consecuencias, tomar decisiones apresuradas y dinamitar su futuro. Cuando estemos agotadas y en necesidad, debemos reconocer nuestras debilidades, ser conscientes de nuestras propias limitaciones y posponer decisiones hasta que hayamos recuperado nuestra fortaleza para luego no lamentarnos.

¿Qué hago? ¿Cómo sigo?

Ante todo, admitir lo que te está sucediendo. No permitir que el agotamiento psicológico se perpetúe y devore nuestra salud mental y física. Aprender a priorizar, teniendo en cuenta no solo las cosas que parecen ser urgentes, sino también aquellas que más nos apasionan y nos brindan satisfacción.

Muchas veces, nada grave sucede si nos equivocamos, si las cosas no salen perfectas o si las aplazamos. Dejemos de recriminarnos y criticarnos duramente y seamos menos exigentes con nosotras mismas. Es importante actuar en positivo, en acción, no en reacción. Desconectar y alejarnos, aunque sea por un período breve de tiempo de aquello que sobrecarga la mente.


es necesario guardar al menos media hora para la higiene mental, hacer actividades que desbloqueen las preocupaciones
y el estrés diario.

Por ejemplo: actividades que nos gusten, que sean divertidas para cada una como leer, ver una película, escuchar música, tomar una taza de café… Permitirnos en esos momentos navegar en las líneas de la novela, en las calles donde transitan los personajes de aquella película y hasta permitirnos cantar y bailar. Quizá, conectarnos con el perfume del café, con su temperatura y recordar así el abrazo de una amiga, de un ser querido y del Padre Eterno.


Como dice el profeta Isaías: “Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil. Aun los jóvenes se cansan, se fatigan, y los muchachos tropiezan y caen;   pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán” (Isaías 40:29-31, énfasis añadido).

Por último, es cierto que los cambios no son mágicos y llevan tiempo y trabajo. Pero tengo una buena noticia: aquello que hoy hagamos por modificar nuestra vida, mañana lo cosecharemos en paz y fortaleza. Ninguna carga es para siempre si Dios está en nosotras.

¡SI! SOMOS UNA FAMILIA DE DOS…Y DOS PERROS

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familia

Estamos casados hace exactamente catorce años. Y casi la mitad de nuestro matrimonio hemos estado intentando ser una familia “convencional”, es decir, con hijos. Nuestra vida sin hijos se divide en dos etapas. 
La primera, la más difícil, el intentarlo todo incluyendo numerosas visitas al médico, luchar con diferentes diagnósticos, pasar noches sin poder dormir y alguna que otra pelea por la misma presión que, sin darnos cuenta, nosotros mismos nos poníamos.
Mucha gente nos quedaba viendo como que algo nos faltaba, y aún hoy sentimos esas miradas.

Ciertamente eso no sumó nada positivo a nuestra vida. También en las redes sociales nos han dicho frases como “Si no tienen un hijo nunca sentirán el verdadero amor” o “Laurita, si no tienes un hijo Santi los buscará por otro lado”. ¿Pueden creerlo?
Llegó un momento clave cuando, pese a no tener más energía, nos pusimos firmes y soltamos la carga. Desde entonces nos empezamos a concentrar en hacer todo lo que no podíamos si lo tuviéramos a mano.

A dedicarle tiempo a nuestra relación, a viajar, a tener proyectos que demandan tiempo y arriesgarnos a ayudar a otros en la misma situación.

Ahí fue cuando comenzamos con la segunda etapa, que es la que estamos viviendo actualmente. Está llena de agradecimiento y de paz, pero lo que más nos sorprende es que muchos nos observan y piensan que estamos sin fe o perdimos la confianza en Dios. Incluso, hay quienes piensan que somos egoístas por no tener el deseo de adoptar. 
Algunos nos quieren alentar y nos dicen: “No se rindan, el milagro llegará”, o nos cuentan historias de otros que pasaron por lo mismo. Esos comentarios, que muchas veces vienen de personas que nos desean lo mejor de su corazón, nos han hecho comprender que no todas las familias son iguales.



Viviremos cada día con lo que Dios nos ponga en el camino

Nuestros planes pueden ser de una manera, pero Dios puede tener otra idea y saber eso ya es suficiente para nosotros. La paz con el tema de los hijos viene cuando sientes que el Señor está en completo control y que lo que Él ya te dio es lo que necesitas.


Y cuando sucede que ya no existen los reclamos, y no hay lugar para la insatisfacción, nos convertimos en una familia de dos y dos perros. Quizás, para algunos no parezcamos ser una familia “convencional”, pero somos felices y con eso es suficiente para ver a Dios obrando en nuestra vida. Su plan es que seamos plenos en Él, y en eso estamos.


Creemos que no nos falta nada, estamos perfectamente incompletos. No es el plan que teníamos cuando nos casamos, pero tampoco es un mal plan. Por las noches hemos tenido largas conversaciones sobre esto y llegamos a este pensamiento:

“Vamos a vivir cada día con lo que Dios nos ponga en el camino y si llegan los hijos está bien, seremos muy felices y los disfrutaremos; pero si no es el caso vamos a disfrutar muchas otras cosas que a lo mejor no haríamos si fuéramos padres”. 

A veces la gente se dice a sí misma “Es lo que me tocó”, como si la vida fuera a la suerte, como una repartición de cartas. Pero no lo es. Tu vida está perfectamente orquestada por el Señor, y si hay algo que consideras malo o que no te conviene también está incluido en el diseño original. Cada pelo está contado por Dios, Él tiene tu vida escrita y nadie puede borrar ni una coma de tu historia.

Si vives con Él, comenzarás a ver la vida de esta manera y podrás confiar en el plan que tiene para ti. Así que, a no desesperarte, deja que todo fluya y no sigas luchando contra la corriente de Dios. Nuestro día a día no es perfecto. Existen días en los que sentimos la necesidad de explicarnos, y no entendemos lo que nos tocó vivir. Pero cada una de estas situaciones pueden servir para dos cosas: alejarnos como pareja o acercarnos aún más.


Cuando el lazo se fortalece, todo lo que vivimos vale la pena. Con hijos o sin ellos, aprendimos a ser una familia cada vez más fuerte. Y entendimos que nuestra vida juntos es una bendición tal y como es ahora. Nos tenemos el uno al otro y estamos listos para lo que depare el futuro, porque lo que tenemos juntos, para hoy, es suficiente.

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