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Samuel Nielsen: «Un misionero reproduce los frutos que primero dio en su iglesia local»

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Constantemente las Escrituras hablan de las naciones, de llevar el Evangelio a los distintos puntos de la tierra, es por eso que en los estudios de La Corriente se abrió el espacio para profundizar en el tema, y esta vez el entrevistador Joaquín Cabañas conversó de primera mano con el misionero Samuel Nielsen, tocando distintos puntos importantes del trabajo misionero y los objetivos que Cristo tiene para aquellos que son enviados a distintas ubicaciones en la tierra a anunciar las buenas nuevas de Jesús.

La iglesia perseguida

Samuel Nielsen: Comencé a darme cuenta que en realidad lo humano es humano en cualquier lugar y el diablo es el diablo en cualquier lugar. Hoy veo que no hay una iglesia que sea mejor que la otra. La iglesia es perseguida, ya sea en el Medio Oriente o acá en Occidente. Somos perseguidos de distintas maneras. El diablo está intentando llevar a cabo su agenda, así mismo como Dios está llevando a cabo todo lo que Él dijo, que “ninguna de sus palabras va a pasar”. Creo que sí son contextos diferentes, y cada contexto tiene tiene pros y contras que son totalmente diferentes, pero no podemos perder de vista. Y esto lo digo principalmente para mí o para quienes vemos mucho la iglesia allá (en Medio Oriente), porque en realidad pasan cosas sobrenaturales.

Samuel Nielsen bautizando a un Musulmán redimido.

La familia para cristo

Entiendo y disfruto de este momento en que mis hijos son pequeños y me necesitan, de nuestro tiempo con mi esposa. Y al fin y al cabo, si yo ganara mil millones de musulmanes para Cristo, pero no veo a Cristo en mi familia, en mis hijos, realmente no tiene sentido. Y gracias a Dios son esas las cosas que hemos aprendido las generaciones de hombres y mujeres de Dios que han fracasado y han acertado, y también nos han enseñado, no nos han dejado este legado de cómo ministrar la Iglesia del Señor de manera sabia, también juntamente con nuestra familia. Gracias a Dios que la mayoría de pastores o en Latinoamérica hemos entendido la revelación de que realmente nuestra familia es nuestro primer ministerio. Así que entendiendo eso se me hace mucho más fácil no desesperarme por todo lo que está pasando allá y disfrutar. Esto es un gran desafío con mi familia servir en esto que el Señor les ha encomendado. 

Samuel Nielsen

La importancia de la iglesia local

Samuel Nielsen: Me ha tocado ver muchos misioneros que están sirviendo y haciendo mucha obra social, lo cual es bueno y es un recurso para poder evangelizar luego, hay que llegar al fin último que es discipular realmente.

Lo que nosotros queremos hacer es discipular gente, no es ni siquiera evangelizar nuestra meta y ni siquiera es el asistencialismo. Si hacemos asistencialismo es porque queremos evangelizar, para poder discipular. Entonces yo creo que por muchos años el asistencialismo social y la evangelización han sido como el gol de la iglesia, la tarea en donde poníamos todo nuestro énfasis. Y creo que uno de los desafíos es poder llegar al entendimiento bíblico de los protocolos de envío de personas quienes van a establecer el Reino de Dios en las naciones.

Y creo sinceramente que las personas quienes han dado fruto en su iglesia local, gente que ha discipulado a otros acá, en Occidente, gente que ha comenzado un grupo en su casa, una célula, gente que tiene fruto acá en Occidente, da fruto allá, en Oriente. Necesitamos preparación, como aprender un idioma, necesitamos aprender de cultura, historia de las misiones, etc. Pero, en mi opinión, las agencias misioneras deberían ser agencias que ayudan a la iglesia local a preparar en aspectos en lo que la iglesia local ya ha estado preparando al individuo, a la persona que va a ser enviada; que ayude, pero que sea la iglesia local quien envíe, porque muchas veces la gente de agencia va al campo misionero y reproduce agencia, pero quien es enviado por la iglesia reproduce Iglesia.

Yo creo que uno de los desafíos de la Iglesia Latina para poder alcanzar a Medio Oriente es comenzar a entender que el envío comienza en casa, comienza en la iglesia local, comienza en dar fruto en la iglesia local. 

Samuel Nielsen Junto a su esposa Sara

El objetivo misionero

Joaquín Cabañas: Pensaba en lo que dice Hechos 1:7-9, cuando Jesús habla de de ser testigos y habla de ser llenos para ser testigos. Y vos hablabas del Cuerpo de de la iglesia como el Cuerpo de Cristo. Y creo que es clave poder entender esta virtud de ser llenos del Espíritu para ser testigos de Él donde nos toque estar, ser testigos de su paz, ser testigos de su amor. Reflejando a Cristo en donde me toque estar: en mi familia, que es el primer ministerio, en la iglesia local, que es el lugar donde puede levantarse gente para llevar el mensaje que nos deja ahí, hechos desde Jerusalén, Judea y Samaria y hasta los confines de la tierra. 

Samuel Nielsen: Y aparte complementar todo eso con el entendimiento de que nuestro objetivo, el objetivo de un misionero, no es la ayuda social, ni es el evangelismo siquiera. El objetivo último es el hacer discípulos. Entonces yo creo que no podemos mandar a un individuo, a un hermano hermoso, con un tremendo corazón, a una cierta institución a aprender teología en lo que sea, a que pase dos o tres años dando vueltas en distintas iglesias, buscando sponsors, buscando gente que pueda apoyarlo, y ahí lo enviamos. O sea, lo que hizo en todos esos años fue aprender teología y aprender a predicar, pero no hizo discípulos. Es decir, mandamos gente que sabe cómo predicar en la iglesia, que sabe cómo leer en una congregación, cómo predicar, pero no podemos mandar a gente a practicar allá, hay que mandar gente que tenga práctica desde acá. Entonces yo creo que si la Iglesia está creciendo en ese sentido vamos avanzando. 

Joaquín Cabañas dialogando con Samuel Nielsen

Más sobre Samuel Nielsen

El joven pastor y misionero es oriundo de la provincia de Córdoba. Sintió años atrás el llamado a misionar a los países de Medio Oriente. Después de un proceso progresivo acompañado por sus pastores, Samuel, hermano de Fernanda Nielsen, emprendió la travesía de ir a predicar el Evangelio a países de mayoría musulmana. Hoy lleva a cabo la obra con un equipo de hermanos que arriesgan día a día sus vidas para dar a conocer a Jesucristo como el Salvador de toda tribu, pueblo y nación. Actualmente trabaja en el ministerio ELAM, fundado en los años 90, que busca fortalecer y expandir la Iglesia de Cristo en la región de Irán de manera significativa. Trabaja para asistir y guiar a hermanos perseguidos en Afganistán, también se encuentra realizando una labor pastoral junto a su esposa Sara en la iglesia Beylikduzu Iranian Church.

Adoración ¿con o sin púlpito? una reflexión de Christian Canteros

La vida de Christian Canteros expresó el amor de Dios de una manera directa a los corazones de todos los que tuvieron la oportunidad de conocerlo. Su paso por esta tierra dejó canciones, mensajes registrados y escritos. Como medio tuvimos el honor de contar con algunas de sus reflexiones.

Es por eso que queremos recordarlo en esta nota que escribió para La Corriente en 2021 en la que profundizó acerca de la adoración. Seguramente traerá claridad y bendición a tu vida:

Es posible que al pensar en la adoración venga rápidamente a nuestra mente la imagen de un púlpito, de una plataforma o un escenario, que asociemos la adoración inmediatamente a ese lugar donde se centran las miradas, donde las luces y las pantallas se encienden, donde los músicos ya se prepararon con anterioridad. 

Cuánto más si el director asignado tiene gracia y está bien preparado para semejante labor… Todo estará listo para dar una buena performance de adoración ¿Pero es el único lugar donde podemos conectar nuestra necesidad intrínseca de adorar?

«A decir verdad, la adoración no se sujeta solo a un lugar físico, a canciones de moda ni a un ministerio que nos inspire Ella empieza en un sitio más íntimo, en el corazón.»

Christian Canteros, pastor del ministerio de Alabanza de la Iglesia Catedral de la Fe

Este es el centro de nuestras emociones, de nuestro intelecto y de nuestra voluntad. Siempre digo que si Dios tiene nuestro corazón, entonces lo tendrá todo de nosotros. Adorar es darlo todo.

Adoración es lo que somos, la respuesta natural a la revelación que tengamos de Dios. Por ejemplo: sabemos que Él es amor, pero solo podremos tener una experiencia con su amor cuando esa verdad se haga una realidad dentro de nosotros. Como consecuencia, nacerá de nuestro interior la más profunda y sincera adoración, allí, cuando nadie nos ve, en lo secreto, en ese ámbito íntimo donde no se puede separar lo público de lo privado. 

El lugar para dar nuestra mejor adoración a Dios es nuestra propia vida

Cuando Jesús salió de Judea para ir a Galilea decidió pasar antes por Samaria y cansado del camino se encontró con una mujer, a la cual le pidió un poco de agua. Luego de una extensa conversación ella notó que con quien estaba hablando era el mismo Mesías que estaban esperando. 

Ella misma se quiso sacar una duda esencial: ¿Dónde se debía adorar? ¿Cuál era el mejor lugar? El Maestro le dijo que ni en ese monte (Gerizim) ni en Jerusalén, donde se encontraba el templo. Podemos hacer hoy esa misma pregunta, ¿cuál es el lugar ideal para dar nuestra mejor adoración a Dios? Nuestra propia vida. 

«La pandemia hizo emerger los problemas que escondíamos debajo de la alfombra de nuestras actividades»

Christian Canteros, pastor del ministerio de Alabanza de la Iglesia Catedral de la Fe

Así como el mundo de Marta dejó en evidencia que no alcanza con hacer cosas en nombre del Señor, que lo más importante es el carácter. La pandemia nos sacó el púlpito y pudimos enfocarnos en lo verdadero: la adoración anónima. Como diría el bien conocido Marcos Brunet “Se apagan las luces que están sobre el hombre, solo tú mereces brillar”.

Adoradores sin púlpito es la generación emergente que desea vivir sin dobleces, que no le importan los lugares. Cualquier lugar es bueno para levantar el nombre de Jesús. Una generación que no busca una posición porque elige estar a los pies del Rey. El púlpito se transforma así en la consecuencia de lo vivido en lo privado, la red social más importante: “Mi relación con Dios”. 

Entonces, ya sea en el púlpito o en la oficina, en el tren o en casa, que nuestra adoración sea auténtica porque sin importar dónde nos encontremos el perfume de una adoración genuina se siente.

Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor” (Salmos 95: 6, RVR1960).

Expresar el disfrute de su voluntad

Muchas veces solemos familiarizarnos con la palabra “disfrutar”, algo que no debemos hacer, ya que, con el paso del tiempo, nos acostumbraremos tanto a ella que perderá su verdadero significado. Hasta las palabras más simples toman otro sentido cuando la experiencia con Dios se hace realidad, por eso cuando su amor se vuelve nuestro amor, solo queda disfrutar.

Muchas veces solemos familiarizarnos con la palabra “disfrutar”, algo que no debemos hacer, ya que, con el paso del tiempo, nos acostumbraremos tanto a ella que perderá su verdadero significado. Hasta las palabras más simples toman otro sentido cuando la experiencia con Dios se hace realidad, por eso cuando su amor se vuelve nuestro amor, solo queda disfrutar.

En Lucas 15, Jesús narra la parábola del hijo pródigo, donde un muchacho le pidió a su padre que le diera la parte de su herencia para luego poder “disfrutar” de ella. Para poder entender esta historia, primero debemos tener una concepción correcta sobre la paternidad.

Por un lado, el hermano mayor, que trabaja sin disfrutar, incluso le reclama a su padre (Lucas.15:29) que toda su vida trabajó pero nunca llegó ni siquiera a disfrutar un poco. Eso es lo que hace la religión: nos lleva a trabajar sin cesar para un Dios a quien nunca podemos disfrutar por estar, justamente, trabajando. Vale decir que trabajar está bien, pero si lo hacemos sin disfrutar, se convierte en, prácticamente, un castigo. Cuando aprendemos a disfrutar del Padre, terminamos disfrutando del trabajo.

Ahora, por otro lado, tenemos al hermano menor, el hijo pródigo. Para él y su manera de pensar, disfrutar fue malgastar todo lo que tenía hasta endeudarse, perderlo todo para darse cuenta de que disfrutar no tenía que ver con cosas materiales. El disfrute no puede pasar por cuántas cosas tenemos, sino en permanecer en el amor del Padre, el cual sustenta todas nuestras necesidades.

A lo largo de las Escrituras, Dios nos plantea que existen dos escenarios: la realidad humana y la realidad divina. Constantemente, observamos que ambas realidades son paralelas. Antes de la caída del hombre, cielo y Tierra disfrutaban en una armonía perfecta, más la caída ocasionó una separación. Sin embargo, la obra en la cruz reconcilió a ambas realidades para que volvieran a ser una.

La realidad de Dios es la celestial; por ello, también lo es la realidad del nuevo hombre,, aunque estemos en la Tierra. El amor de Dios no es un escape de la realidad social. Su amor es inclusivo; no es exclusivo para un determinado grupo de personas. Ahora bien, si queremos conocer la realidad de Dios, primero tenemos que descubrir que esta es administrada, gestionada e impartida por un Padre, por eso solo Jesús puede dar a conocerla. Él es la imagen visible del Dios invisible; su vida fue y es la imagen del Reino invisible.

Amar es más que un acto; es la mismísima sustancia de su persona y solo en ese lugar es donde se produce el disfrute. Amar se traduce en ir a la cruz sin temor; ahí nos espera Él. Hechos 20.22-24 declara: 

Y ahora tengan en cuenta que voy a Jerusalén obligado por el Espíritu, sin saber lo que allí me espera. Lo único que sé es que en todas las ciudades el Espíritu Santo me asegura que me esperan prisiones y sufrimientos. Sin embargo, considero que mi vida carece de valor para mí mismo, con tal de que termine mi carrera y lleve a cabo el servicio que me ha encomendado el Señor Jesús, que es el de dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.

Por esto, cualquier palabra que describa el amor del Padre puede colaborar con nuestro entendimiento de él. Cuando su Hijo caminó por la Tierra, Él era el amor de Dios hecho carne. Cuanto más logramos conocer su amor, más nos damos cuenta de que amarlo se vuelve el mandamiento más importante, la única manera de permanecer en su amor.

Cuando experimentamos el amor del Padre, logramos ingresar en su obediencia. La obediencia en su amor es el fruto de conocer el amor de Dios en Cristo.

Gustavo Lara, en su libro Disfrutando el amor de nuestro Padre eterno, comentó: «Si Dios puede gobernar mi vida con su amor, entonces puede gobernarlo todo. La verdadera expresión de su realidad en nosotros es que todo lo que fuimos llamados a hacer lo hagamos disfrutando de su amor”.

Cristo no es una definición humana

Brennan Manning
Transitando los días de Pascuas con Brennan

A lo largo del tiempo, los cristianos han intentado lidiar con la realidad intimidante de la persona de Jesucristo. Lidiar en este sentido puede definirse como «nuestra respuesta personal de adaptación o ajuste que se produce tras un encuentro con el Cristo real».

La tendencia de muchos cristianos es a rehacer a Jesús de Nazaret, a inventar el tipo de Jesús con el que podemos vivir, a proyectar a Cristo, quien confirma nuestras preferencias y prejuicios.

Por ejemplo, el gran poeta inglés John Milton lo enmarcó como un Cristo intelectual que despreciaba a la gente común como una “multitud confundida, una muchedumbre de todo tipo que exalta cosas vulgares”.

Blaise Pascal escribió: “Dios hizo al hombre a su propia imagen, y el hombre le devolvió el cumplido”. En mis cuarenta años de ministerio pastoral, he visto a algunos cristianos dándole forma a Jesús a su propia imagen. En todos los casos, un Salvador terriblemente pequeño.

Jesucristo, en quien habita la totalidad de la divinidad, no ha de ser encuadrado, domesticado, definido, enterrado o desenterrado. No hay que volverlo verosímil ni inverosímil, ni tampoco se lo debe explicar ni justificar.

Tampoco hay que reducirlo a la polémica, ni ubicarlo dentro ni más allá de la creación, liberarlo, capturarlo ni educarlo. Como lo expresa Michael W. Smith en su canción:

«Jesús está sobre todos los poderes, sobre todos los reyes, sobre toda naturaleza y todas las cosas creadas, sobre toda sabiduría y todas las formas del hombre, Él estuvo aquí desde antes de que comenzara el mundo”.

Michael W. Smith, «Sobre todo».

Jesús está más allá del lenguaje, de la tentación, del aplacamiento, invocación, uso o mal uso. Está más allá de nuestro deseo desenfrenado o la inercia, nuestra esperanza o desesperanza, nuestra rectitud o nuestra maldad. No se lo puede arrinconar con palabras dulces ni a través de una persuasión amable ni del soborno. Tampoco se lo puede reducir a un juguete, un pájaro cantor enjaulado para la diversión de los niños.

Jesús es antes de todas las cosas, y todo fue hecho por él, en él y para él. Cristo escapa a toda definición humana, porque él es la imagen visible del Dios invisible.

«Cristo existió antes que todas las cosas, y todo el universo sigue su curso gracias a él. Cristo es la cabeza de la iglesia, que es su cuerpo. Él dio comienzo a todo y fue el primero en resucitar de la muerte. Entonces él es el más importante en todo sentido», Colosenses 1:17-18 PDT

Cristo, la única vida indestructible

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No podemos ignorar esta gran verdad: en Cristo opera una vida indestructible. Todo lo que hacemos en obediencia a Él permanece para siempre, ya que Él posee una “vida indestructible”. 

Y esto es aun más manifiesto, si a semejanza de Melquisedec se levanta un sacerdote distinto, no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia, sino según el poder de una vida indestructible. Pues se da testimonio de él: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec. Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia. 

Hebreos 7:15-18

  • «Nuestro Señor Jesucristo es eternamente la representación exacta del mismo ser y portador de la misma sustancia de su Padre, el Dios eternamente incorruptible».
Gustavo Lara

Después de todo, veremos al Hijo del amor de Dios que nunca se corrompió ni se corromperá, y llevará todo en rendición y sumisión al Padre nuevamente.

Todo lo que la Escritura revela de nuestro amado Señor no es nada más que una vida eterna rendida en amor y obediencia a su Padre. A lo largo de su paso por esta Tierra en carne, nos enseñó con su vida misma que necesitamos aprender a permanecer oyendo y obedeciendo al Padre.

Esto es vivir para hacer una sola cosa: oír y obedecer, como las dos caras de una misma moneda.

Para que se manifieste su divina voluntad y no haya divisiones en nuestro interior, necesitamos quitar todo lo que hemos puesto primero, es decir, todo lo que consideramos antes que a Él. Eso incluye nuestras propias vidas, con sus buenas intenciones e ideas.  

La obediencia a su voluntad

Obediencia es más que un acto; es una naturaleza, que fluye de la vida del espíritu. Existen desobedientes que eventualmente obedecen; en este sentido, la obediencia se constituye como un simple acto, pero que no tiene ningún efecto ni significado eterno. La obediencia debe partir desde lo más profundo de nuestro interior.

El propósito de Cristo era venir para hacer la voluntad del Padre. Precisamente, ese es nuestro propósito en Jesús: hacer su voluntad, y de esa manera manifestar la obra consumada del propósito eterno.

 “… para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor…” (Efesios 3:10-11).

La familia de Cristo, como su Cuerpo, tiene una sola y grande característica: obedecer su divina voluntad.

Mientras él aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y le querían hablar. Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y te quieren hablar. Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos? Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, y hermana, y madre. 

Mateo 12:46-50

Jesús fue claro: “Todo el que hace la voluntad de mi Padre es mi hermano”. Este es el verdadero y único vínculo por el cual estamos unidos en la familia de Dios: Su voluntad. No siempre mis hermanos me tienen que agradar; sencillamente debo tener con ellos un vínculo de amor en el espíritu, por la voluntad de Dios.

Nuestro vínculo por gracia con Él es en la obediencia, por obediencia y para obediencia. Dios entró al mundo en la persona de UNO, Cristo, y por su obediencia estableció el Reino. Ahora es nuestro turno de manifestar por medio de la misma obediencia aquello que ya está establecido.

Nuestro primer nacimiento es en la naturaleza del primer Adán, que fuimos engendrados en la desobediencia; pero el nuevo nacimiento tiene lugar en una nueva vida, con naturaleza de obediencia sólo a la voluntad de Dios. La mayor evidencia de alguien que nació de nuevo es la pasión por conocer y llevar a cabo la voluntad de Dios. “¿Qué quieres que yo haga?”, como lo expresa Saulo en su conversión.

Por eso, como dije anteriormente, un ciudadano del Reino es la expresión y la extensión de la voluntad del Rey y su Reino.

¿Cómo podemos identificar a estos ciudadanos del Reino?

Viven para manifestar la voluntad de su Rey

Son gente de gobierno, teniendo en cuenta que gobernar no es un concepto, sino un estilo de vida. Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, gobernamos o dejamos de gobernar las cosas que Dios nos ha entregado.

Viven con la conciencia y la confianza de que “todas las cosas ya les han sido dadas en Cristo”. Si bien no todas las cosas que Dios nos ha concedido están manifestadas, aun así, están todas entregadas.

No son gente subjetiva sino objetiva. No albergan en su interior situaciones no resueltas que los hagan prejuzgar la intencionalidad de todas las cosas.

«Como Iglesia, estamos aprendiendo de la vida de Jesucristo, que fue gobernada por un solo propósito, para hacer una sola cosa: la voluntad del Padre».

Gustavo Lara

Por todo lo expuesto aquí, podemos afirmar que estamos siendo llevados a reconciliarnos con Cristo, y en Cristo, en quien se consuma todo el propósito eterno de Dios. 

“… el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder [todo lo que hacemos en obediencia a Él, permanece para siempre, Él sustenta todas las cosas con su palabra], habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas” (Hebreos 1:3-4).

Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén” (1 Timoteo 1:17).

Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.

1 Corintios 15:24-28

“En una ocasión, mientras Jesús hablaba a la gente, alzó la voz una mujer y dijo: ‘Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron’. Y Jesús le respondió: Dichosos más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen’” (Lucas 11:27-28). 

Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer” (Juan 15:14-15).

El actor de Hollywood Carlos PenaVega revela cómo encontró a Cristo en medio de la oscuridad

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Cantante y actor cristiano

El actor y cantante de la banda Big Time Rush, Carlos PenaVega, no solo es artista, sino también esposo y padre, así como un creyente que comparte su fe cristiana con sus seguidores.

La estrella de 33 años recientemente lanzó el libro para niños Ocean’s World: una historia isleña de descubrimiento y aventura, además de las memorias: ¿Qué pasa si el amor es el punto?: Vivir para Jesús en un mundo autoconsumo.

En una entrevista con CBN News, comentó: “Crecí siendo católico; me gustó cuando tomé la primera comunión y todo eso, pero nunca significó nada. Era solo una caja. Conocía a Dios, pero no tenía una relación”. 

El actor recordó haber salido con una compañera cristiana en la universidad y, a veces, ir a su iglesia, pero, incluso entonces, sintió que estaba cumpliendo tareas de fe pero seguía con su vida sin cambios.

Tenía claro que esto no era lo que él era, y finalmente se encontró «realmente deprimido» por estos momentos vividos.

“Me encerré en mi casa; estaba ordenando comida y me sentía miserable. Supe que había algo más para mí”.

Carlos Penavega

Terminó llamando a un amigo llamado Andrew, que recientemente le había vendido una casa, y comenzó a abrirse, preguntándose por qué Andrew siempre parecía tan feliz.

“Él estaba como ‘Oh, hombre, es que tengo a Jesús’”, recordó PenaVega. Días después, Carlos fue a la iglesia con Andrew y visitó una pequeña casa de culto en Inglewood, California. Fue entonces cuando todo cambió.

“Se acerca el pastor, predica su sermón y dice: ‘Déjame contarte una pequeña historia sobre un chico, yo mismo, que tenía 23 años y estaba consumiendo drogas»‘, relataba PeñaVega. “Y yo estaba como ‘Oh, está bien. Yo también estoy tomando drogas’. Luego dice: ‘Estaba durmiendo’, y yo pensaba: ‘Yo también lo hago’”.

Y a medida que avanzaba el sermón, PenaVega se dio cuenta de que el predicador luchaba con los mismos problemas que él, lo que le llevó a verse reflejado en la experiencia de aquel pastor. 

“Predica todo su sermón, literal y directamente en mi alma”, dijo PenaVega. “Después de que terminó, yo tenía esta sensación: ‘Esto es lo que quiero. Ahora estoy en lo alto con Jesús’”.

Después de la iglesia, Carlos comentó que llamó a todas las personas a las que había hecho daño en su vida y se disculpó.

Cuando PenaVega subió al auto, Andrew preguntó al actor si quería asistir al estudio bíblico el próximo jueves. Luego, Andrew tomó el teléfono, llamó a una chica y también la invitó, y ahí es donde la historia toma otro giro fascinante.

“Fui al estudio bíblico y la chica a la que llamó para que viniera al estudio bíblico por primera vez resultó ser Alexa”, dijo PenaVega, señalando que el encuentro casual lo llevó enamorarse de Alexa Vega, conocida por su papel de Carmen Cortez en la trilogía infantil Mini Espías, a casarse y construir una familia. Él lo llamó una «bendición» para crecer juntos en su fe.

Ahora, la familia PenaVega tiene tres hijos, y ambos son actores de Hollywood. Pero, al final del día, dijo que sus verdaderos esfuerzos están dirigidos a alcanzar a las personas con el Evangelio.

“Siempre le digo a la gente que actuar, cantar y todo esto, para mí, es un pasatiempo. Mi trabajo es difundir el amor de Dios a todos. Esa es mi labor. Todo lo demás es afición”, dijo Carlos. Además, agregó: «Realmente creo que Dios tiene un gran llamado en mi vida y la de Alexa, y vamos a seguir adelante».

Juan Zuccarelli: «Jesús está en las cárceles»

Entrevistamos al fundador de la primera iglesia en el penal de Olmos y de la obra evangelística más extensa en las prisiones del conurbano bonaerense.

El reverendo y pastor del Ministerio Cristo la Única Esperanza Olmos (Mini CLUE), es uno de los pioneros en todo el mundo en lograr establecer pabellones evangélicos en las prisiones. En exclusiva dialoga con La Corriente sobre la experiencia de llevar a cabo su llamado desde sus inicios, hasta llegar a ser un referente internacional en cómo fundar iglesias dentro de los penales.

Zuccarelli relata que en el año 1983 se encontraba en la plaza Moreno, la principal de la cuidad, cuando sintió que Dios habló profundamente a su corazón. En ese momento se dedicaba a realizar campañas evangelísticas en la calle. El ministro cuenta que “ese día Dios me habló para ir a predicar a la cárcel. Para mí era una situación un poco extraña porque nunca estuve involucrado con personas del ambiente, tampoco estuve preso, ni tampoco mis familiares”.

El pastor nunca había pasado cerca de una prisión, pero afirma que sintió un llamado muy fuerte de parte del Señor. No dudó y lo habló con la esposa, oraron y comenzaron a buscar a Dios. El reverendo cuenta que “clamamos hasta que empecé a tener una real compasión por los presos”. Y añade que “era una tarea difícil porque recién en esos años comenzaba la democracia en nuestro país. Y por supuesto toda la visión dentro de las cárceles era muy militarista”.

En el transcurso de 1983 fue al penal de Olmos, que es la más grande de Argentina y una prisión máxima seguridad. Zuccarelli dice casi con un tono de gracia “fui con mi Biblia en la mano pensando qué iba a poder ministrar libremente, pero me pararon en la puerta y no me dejaron pasar, porque solo entraban los curas en ese momento, claramente yo no era uno de ellos».

Así fue su primer acercamiento al ministerio que Dios lo llamaba a realizar, literalmente lo echaron de una manera despectiva, pero el no se rindió tan fácilmente. Juan recuerda que “en ese momento en la iglesia había un hermano que era evangelista y trabajaba en la cárcel. Así que le pregunté cómo podía ingresar a predicar, y me respondió que la única manera de evangelizar ahí adentro era ser guardiacárcel”.

El ministro logró conseguir y completar un formulario en el que demoraban ocho meses en dar alguna respuesta. Zuccarelli, hace una breve pausa y rememora, «pensé que por ahí zafaba. Yo en ese tiempo quería seguir con lo mío, hacer campañas evangelísticas en las calles». Y agrega “a los días vino este muchacho y me dice que Dios hizo un milagro, lo que tenía que haber tardado casi un año, salió en una semana”. A los días se presentó en Olmos en donde realizó el curso de carcelero, todo para poder predicarle el evangelio a los reclusos.

El Reverendo Zuccarelli es uno de los pioneros en el mundo en desarrollar un ministerio evangélistico carcelario .

Juan cuenta que fue muy difícil predicar en esa época en Olmos, porque con más de tres mil internos, había solo cuatros personas que eran evangélicos. Los pastores de otros ministerios que estaban yendo en ese momento solo iban a predicar, pero no lograban establecer un discipulado, ni reuniones semanales, tampoco había apertura para el evangelismo.

El reverendo narra “empecé a ver quién era evangélico para tratar de reclutarlo, pero todavía no podía ni predicar, ni orar con ellos ni abrazarlos, porque todavía era un guardiacárcel”.  Zuccarelli amplia que “fue complicado predicar el evangelio en el principio, pero Dios nos dio una buena estrategia así que empezamos a orar para llevar a cabo nuestra misión. Resulta que había una radio rota así que la arreglamos y compramos el equipo que faltaba para tener una radio interna propia, nuestra FM, y así fue, todos los días teníamos una hora de programa en la que difundíamos las buenas nuevas. Esa fue la herramienta para que los reclusos comenzaran a oír el mensaje de salvación”.

La tarea no fue fácil, con mucho trabajo arduo, pero en el año 1985, luego de hablar con el director del penal de Olmos, le otorgaron un espacio para realizar su primera campaña evangelística. Lograron reunir a 300 internos en un salón donde tocaba una banda de rock cristiano, Zuccarelli detalla que “le pedí al guardia que pusiera candado por cuestiones de seguridad. Yo sabía que cuando vieran al pastor iban a volver a sus celdas. Cuando quisieron salir y no podían, se sentaron obligadamente a oir el mensaje. Ese día, cien internos entregaron su vida a Jesús, pero lo más loco fue que cuando empezamos a orar, muchos presos se caían manifestados al suelo y entre ellos los guardias de seguridad, así que esa noche liberamos a todos y vimos la mano poderosa de Dios trayendo libertad”.

A partir de esa campaña, se comenzaron a abrir puertas de manera sobrenatural. El director les otorgó un pabellón en el que catorce personas fueron discipulados y transformados por el poder de Cristo. La obra del Espíritu Santo comenzó a extenderse a otros pabellones, hasta colmar todo el penal de Olmos.

Fue un mover que empezó en Olmos y luego se trasladó a todas las cárceles de la provincia.

Zucarelli cuenta que el desafío no era ir a predicar sino lograr crear iglesias dentro de las cárceles, para que los convictos puedan experimentar la transformación en sus vidas y desarrollar el llamado de Dios para su vida. En todas las cárceles en donde hay un ministerio evangélico, hay institutos bíblicos en el que se preparan líderes y ser ordenan pastores. La visión del ministerio es replicar lo que se hace afuera, pero adentro.

Actualmente el 50% de los internos de la provincia de Buenos Aires son cristianos evangélicos y por estadísticas que brinda el Gobierno sabemos que el 47% de los convictos reincide. Sin embargo, los que están en el culto evangélico solo el 4%. Lo cual deja en evidencia que el camino de la fe no es solo algo religioso sino efectivo para la sociedad. Zucarelli declara que “por nuestro ministerio han pasado más de 35 mil internos y eso solo es por la Gracia de Dios y el poder del Espíritu Santo, que transforma los corazones quebrantados y los convierte en un agente de bendición para la ciudadanía argentina”.

Diferentes ministerios los invitaron a dar conferencias en Estados Unidos, Inglaterra, Suiza, Alemania, Austria, Hong Kong, Malasia, Chile, Paraguay, Perú entre otros.

Después de años de estar sirviendo y ministrando en el penal de Olmos, comenzaron a venir mucha gente del extranjero a ver el modelo de iglesia dentro de las cárceles, porque realmente era extraordinario lo que el poder del evangelio hacía en la vida de los reclusos. Juan explica que “fue el primer modelo del mundo donde había una iglesia cristiana evangélica dentro de una cárcel y fuimos los primeros en abrir pabellones exclusivamente evangélicos”.   

Juan expresa “nuestra misión siempre fue discipular porque a diferencia de predicar e irte, es que vos construís una iglesia adentro, entonces preparas líderes, pastores, maestros que cuidan y alcanzan a otros, entonces vez cómo cambia el ambiente espiritual, por qué todos los días están orando, todos los días están ayunando, todos los días leen la palabra”. Además, él detalla que “muchos de los que estudian en el instituto bíblico, salen siendo pastores, profetas, apóstoles y saben que propósito divino tienen fuera del recinto”.

Zucarelli hace una última pausa y reflexiona “ojalá todas las iglesias pudieran ir a ministrar, discipular y predicar en las cárceles, porque es algo bíblico. Jesús mismo declaró que él estaba en la cárcel y no lo fuimos a visitar, cuando entendí eso, fue algo que me impactó demasiado cómo para dejarme igual.”

“la tarea de la iglesia es ser luz en los ámbitos más oscuros. Sal en los lugares más insípidos”.

Muchos de los internos que son transformados por la vida del Señor, después cuando salen no quieren volver a la villa o a las casas porque está la droga, la violencia, la prostitución y la mala junta. Pero estas personas se encuentran que no tienen dónde ir y ese proceso suele ser dramático para ellos. El ministerio CLUE en el año 2002 compró una granja de cien hectáreas donde los internos que quedan en libertad y no tienen donde vivir y van allí para reintegrarse de nuevo poco a poco.

En ese lugar les enseñan a trabajar con los animales, la siembra y la cosecha, entre otras actividades. El personal a cargo les tramita el documento nuevamente, les brindan atención médica, para que tengan un cuidado integral. Por último, le buscan un trabajo para que se reinserten en la sociedad nuevamente. Por el centro de recuperación ya pasaron más de cuatro ciento hermanos transformados por el poder de Dios.

¿Existe la suerte divina?

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¿Existe la suerte divina?

¿Te has preguntado de qué depende que algunas personas sean más afortunadas que otras? 

Algunos consideran que el éxito y las victorias de la vida se sujetan exclusivamente al factor “suerte”, una fuerza causal, arbitraria, que les llega solo a pocos. Para otros, la suerte es el resultado de “la actitud que se toma en la vida”, es decir, tu posición en Cristo es lo que hace que te ocurran cosas buenas y no, el azar.

Yo creo que estas ideas —y algunas otras más— necesitan de una comprensión precisa y acabada de la Palabra de Dios, la cual podría ayudarnos a entender un concepto de suerte diferente; una “suerte divina” que nada tiene que ver con una serie de sucesos fortuitos, o de fuerzas y voluntades humanas, sino que, al contrario, se trata de la soberanía y el propósito del Padre sobre la vida de hijos dispuestos a escuchar y a obedecer su voz. Veamos algunas cuestiones importantes acerca de esta suerte divina: 

Tu suerte depende de la soberanía y el propósito de Dios

Ciertamente, Dios es soberano; esto significa que, desde el principio y por la eternidad, Él ha tenido y tiene el control de todo resultado y de cualquier circunstancia, de acuerdo con sus planes: el de tu familia, tu trabajo, tus estudios y tus proyectos, tu salud, tus relaciones… La Palabra nos dice que “se puede echar suertes, pero el Señor es quien decide el resultado” (Proverbios 16:33, NBV). Y a pesar de que las cosas no salgan como las esperabas, no se trata de mala suerte, o de que Dios perdió el control, ¡no! Se trata de aprendizajes, de procesos, de tiempos y de propósitos; Job lo había entendido muy bien y se lo había declarado a Dios: “Yo sé bien que tú lo puedes todo, que no es posible frustrar ninguno de tus planes” (Job 42:2). 

Las decisiones corren por nuestra cuenta… ¡Examínalas!

Aunque no nos guste ¡cosechamos lo que sembramos! Y tenemos que aceptarlo, ya que al tener libre albedrío nos hacemos responsables de nuestras decisiones. La suerte divina no nos exime de responsabilidad: “El que siembra maldad cosecha desgracias” (Proverbios 22:8). Así que no podemos culpar a la suerte, al destino o a Dios por nuestras malas elecciones, mucho menos enojarnos con Él; prestemos atención a esto porque “la necedad del hombre le hace perder el rumbo, y para colmo su corazón se irrita contra el Señor” (Proverbios 19:3).

Es necesario tomar decisiones en las que Dios pueda estar de acuerdo, como la de Rut, cuando respondió a su suegra: “¡No insistas en que te abandone o en que me separe de ti! Porque iré adonde tú vayas, y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios” (Rut.1:16).

¡Ya puedo imaginarme la sonrisa de Dios por esta decisión! La suerte divina acompañó a Rut por el resto de sus días; aunque no todo fue color de rosas, ella pudo estar cerca de las personas que amaba, tener un hogar, un esposo generoso que la amó y la respetó, disfrutó del regalo de un hijo y hasta llegó a ser parte de la lista en el linaje de Jesús, ya que fue la bisabuela del rey David. Realmente me emociona conocer cómo fue su vida, pues puedo darme cuenta de que la suerte divina persigue a las hijas de Dios. 

Aprecia lo afortunado que ya eres.

Dicen que el mundo se divide entre las personas que ven el vaso medio lleno y las que lo ven medio vacío… Si eres de los que en principio viven percibiendo lo que no tienes, necesitas corregir el enfoque de tu mirada y dirigirla hacia las cosas que nuestro Padre ya te ha dado, porque el mundo trabaja incesantemente para hacerte sentir insatisfecho y mostrarte siempre lo que te falta. Por eso mismo necesitas recordar y guardar en tu corazón que no hay bien fuera de Él (Salmos 16:2), que si tienes a Cristo lo tienes todo ¡y eres destinataria de sus favores! 

“Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo” (Efesios 1:3). Por tanto, de sus riquezas maravillosas mi Dios les dará, por medio de Jesucristo, todo lo que les haga falta (ver Filipenses 4:19). 

La suerte divina no es para las mujeres y hombres más fuertes, las más sabias o más sabios, ni los más habilidosos; podés tener todo eso y, sin embargo, vivir sin el favor de Dios. La suerte divina es para los hijos e hijas de Dios que se sustentan en Cristo y que saben que sus esfuerzos nunca podrían triunfar por sobre la soberanía de Dios. ¡Que Dios te bendiga maravillosamente!

La película bíblica «David» se transforma en la producción más financiada por la audiencia

La próxima película producida por Angel Studios, David, ha batido el récord de financiación colectiva establecido por The Chosen, y ahora es la producción financiada por la audiencia más grande de la historia.

La película animada familiar, que aún está en producción, alcanzó su objetivo de 60 millones antes del 31 de marzo, afirmó el director Phil Cunningham. 

El objetivo es que la película sea la película animada bíblica más significativa desde el éxito de taquilla de Dreamworks, El príncipe de Egipto (1998).

«Realmente creemos que David es una de las pocas historias bíblicas que puede ir más allá de la audiencia de fe tradicional», comentó Cunningham.

Además, agregó: «Así que queremos hacer esta película de una manera que la audiencia cristiana ame absolutamente y esté muy contenta de que la historia que aman haya sido contada de la manera en que la contamos”.

La página oficial de Facebook de Angel Studios publicó que David era «ahora la producción número 1 financiada por la audiencia más grande de la historia, superando incluso a Los elegidos en inversiones».

Neal Harmon, director ejecutivo de Angel Studios, comentó: «Este es ahora el espectáculo de financiación colectiva más grande de la historia. Estamos muy emocionados por lo que está sucediendo ahora».

Cunningham compartió: «David escribió tanta música. Era un artista, un músico. Integrar la música en la historia para nosotros no es un desafío. Es natural. Casi se siente como la única forma de contar la historia».

La película será familiar. Aún no se ha anunciado una fecha de lanzamiento, pero te dejamos el trailer:

Con los pies en la tierra y el corazón en el cielo

Corazón en el cielo
Somos ciudadanos del cielo

Así como nuestros abuelos inmigrantes añoraban su tierra, los cristianos tenemos esa extraña sensación de tener nuestros pies aquí, pero añorar el cielo.

Soy descendiente de inmigrantes, como la mayoría de la gente de mi país. Aquí pocos tienen apellidos criollos. Rusos, españoles, alemanes, árabes, italianos… un mundo de mil colores, así es mi tierra. 

En mi caso, soy la tercera generación de argentinos. Padres y abuelos ya nacieron en este suelo. Mis bisabuelos fueron los que cruzaron el mar, dejando su casa para venir a hacer la América. Seis de mis ocho “nonos” vinieron de Italia: Alessandro, Raúl, Pedro, Rosa, Francisco y Josefina. No escaparon de nada. Todos llegaron aquí antes de la primera gran guerra. 

Vinieron para hacer negocios y no volvieron nunca más a su tierra. No conocí a ninguno de ellos personalmente. Alessandro, el último de su generación, falleció seis meses antes de mi nacimiento. De él heredé el apellido que llevo orgullosamente: ¡Giovine! ¿Qué cómo se pronuncia? “Yóvine”, así se pronuncia. 

Bueno, ya sé, no parece una gran historia. Es más, parece ser la historia de la mayoría de nosotros. En cada familia ha habido algún abuelo que con tonada rara narraba historias de un país lejano mientras sus ojos se inundaban de mar y su voz manifestaba el quebranto de la separación. Y así nos criaron, comiendo sus platos, mezclando su idioma con el nuestro, deseando el regreso, con los pies aquí y el corazón en algún lugar lejano del mundo.

¿Será que la Iglesia nació en la Tierra, pero mirando al cielo?

¡Cuánto se parece esto a lo que nos ocurre en la vida cristiana! Esa extraña sensación de pertenecer a otro lugar, la añoranza de un lugar desconocido, la convicción de que en ese lugar estaríamos mejor que aquí.

Nacimos aquí, nos criamos aquí, aprendimos la lengua y las costumbres, pero algo en nuestro interior nos dice que pertenecemos a ese lugar en el que nunca hemos estado. 

El último día de Jesús en la Tierra fue con sus discípulos a un monte. Ellos estaban preocupados por el tiempo de la restauración del Reino. Él dijo no poder hablar de eso. En su lugar, prometió la venida del Espíritu Santo y dio instrucciones sobre su labor aquí. Luego fue quitado de su vista. ¿Y cómo quedaron ellos? ¡Quedaron con los ojos en el cielo y los pies en el suelo! (Hechos 1:6-11).

¡Qué difícil es vivir la tensión de tener el alma dividida! Necesitamos entender que la estadía en este mundo tiene un propósito, una razón de ser. No estamos aquí como en una sala de preembarque, dando vueltas, matando el tiempo. Fuimos hechos sus testigos (Hechos 1:8), sus embajadores (2 Corintios 5:20), la evidencia de su triunfo (2 Corintios 2:14). 

Al mismo tiempo, necesitamos entender que no somos de aquí (Juan 17:16), nuestro ADN es de otro lado. Siempre seremos extranjeros y peregrinos (1 P 2:11) caminando hacia nuestro verdadero hogar, ese en el que nunca estuvimos y del que ni siquiera tenemos suficientes datos.

Ahora entiendo mucho más a mis ancestros y su manera de ver la vida porque, aunque no soy italiana y ya no puedo añorar lo que ellos dejaron, haber conocido a Cristo me hace vivir igual que ellos con el alma dividida.

la Lucha constante de la Iglesia es vivir con los pies en la tierra y el corazón en el cielo.

El Espíritu y la novia dicen: ‘¡Ven!’; y el que escuche diga: ‘¡Ven!’. El que tenga sed, venga; y el que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida” (Apocalipsis 22:17).

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