Varios descubrimientos apuntan a la clara evidencia de la conquista babilónica de la ciudad, entre los años 587 y 586 a. C.
En nuestra última nota de esta sección de arqueología, analizamos las fuentes y descubrimientos arqueológicos que revelaban la veracidad de lo ocurrido en Egipto con el pueblo de Israel (relatado en el Antiguo Testamento).
En este artículo, conocerás qué dice la historia y la arqueología con respecto a la conquista babilónica de Jerusalén, hecho desarrollado en el segundo libro de los Reyes y los libros de Jeremías, Ezequiel y Lamentaciones (atribuido a Jeremías).
En 2019, investigadores de la Universidad de Carolina del Norte, Charlotte, hallaron en la excavación arqueológica en curso en el monte Sion, en Jerusalén, claros indicios de la conquista babilónica de la ciudad, entre los años 587 y 586 a. C.
Según todos los relatos, la conquista babilónica de la ciudad por parte del rey Nabucodonosor fue feroz y resultó en una gran pérdida de vidas, con la destrucción de la ciudad, la quema de casas y el saqueo y desmantelamiento del templo del rey Salomón. El gobernante local del reino de Judá, el rey Sedequías, intentó huir de la ciudad con su séquito, pero finalmente fue capturado y llevado cautivo a Babilonia.
Shimon Gibson, profesor de historia de la UNCC, declaró: «me gusta pensar que estamos excavando dentro de una de las casas ‘del gran hombre’ mencionadas en el segundo libro de los Reyes 25:9«. Este lugar habría estado en una ubicación ideal, ya que se encuentra cerca de la cumbre occidental de la ciudad, con una buena vista del templo de Salomón y del monte Moriah, al noreste.
La Biblia hebrea relata la hambruna y el sufrimiento que padecieron los habitantes de Jerusalén durante el largo asedio babilónico de la ciudad (2 Reyes 25:1-9), el cual duró bastante tiempo, a pesar de que muchos de los habitantes querían rendirse. «El rey Sedequías simplemente no estaba dispuesto a rendir homenaje a Nabucodonosor, y el resultado directo de esto fue la destrucción de la ciudad y el templo», comenta Gibson.
El trabajo minucioso y detallado de las excavaciones derivó en hallazgos sin igual:
Arete o adorno de borla de oro y plata
Una extraña pieza de joyería fue encontrada y es, aparentemente, una borla o arete, con una parte superior de oro en forma de campana. En su parte inferior, cuenta con una sección plateada hecha en forma de racimo de uvas. Gibson señaló que este descubrimiento de joyas «es un hallazgo único y una clara indicación de la riqueza de los habitantes de la ciudad en el momento del asedio».
Punta de flecha escita
Estas puntas de flecha eran bastante comunes durante este período, y se sabe que fueron utilizadas por los guerreros de Babilonia, lo que apunta a la conquista histórica de la ciudad por Babilonia, único gran conflicto que tenemos en Jerusalén en torno a estas fechas (587- 586 a. C.).
Localización y planos del yacimiento arqueológico en el monte Sion
Los arqueólogos también han encontrado una estructura significativa de la Edad de Hierro en el área, pero el edificio, situado por debajo de las capas de períodos posteriores, aún no se ha excavado.
Debido a la ubicación del yacimiento, se pueden eliminar varias explicaciones alternativas para los artefactos, argumentan los investigadores. «Sabemos por dónde discurría la antigua línea de fortificación», señaló Shimon Gibson, que también es coautor del estudio; «por lo que podemos concluir que los acontecimientos se desarrollaron dentro de la ciudad. Sabemos del mismo modo que no se trata de un área de depósito de residuos, sino del vecindario suroeste de la ciudad durante la Edad del Hierro, en el siglo VIII».
Joyas, artefactos y tecnología militar
«Las puntas de flecha encontradas se conocen como ‘puntas de flecha escitas’ y se han hallado, del mismo modo, en otros puntos arqueológicos de interés datados entre los siglos VII y VI a. C., también fuera de Israel. Eran bastante comunes en este período y se sabe que fueron utilizadas por los guerreros de Babilonia. Los artefactos de arcilla también ayudan a fechar el descubrimiento. Las lámparas, señala Gibson, son las típicas lámparas de base alta de la época», asegura Gibson.
«Este es el tipo de caos que esperarías encontrar en una casa en ruinas después de una batalla», continúa, «objetos domésticos, lámparas, pedazos rotos de cerámica, puntas de flecha y una pieza de joyería que podría haber quedado extraviada y enterrada durante el ataque, aunque, francamente, las joyas son un hallazgo raro en los sitios de conflicto, porque este es exactamente el tipo de cosas que los atacantes saquearían para luego fundir», dice Gibson.
“Tenemos grandes expectativas de encontrar mucho más de la Edad de Hierro de la ciudad en futuras temporadas de trabajo», dicen los investigadores.
Cabe aclarar que en el campo de la arqueología científica no todos los profesionales son cristianos. Aun así, le agregan una confiabilidad indiscutible a la Biblia y el resultado de su trabajo no hace más que reforzar la idea de que los relatos bíblicos sí ocurrieron.
Como medio, nos fascina documentar estos hallazgos, pero también tenemos la responsabilidad como hijos de orar por aquellos historiadores, investigadores y científicos que desmantelan estos tesoros. Quizás las piedras no les hablen, pero estos increíbles hallazgos sí, y puedan incluirse en Cristo.