Nos estamos preparando para enfrentar el avance del mal, pero también para la venida de nuestro Señor, esto lo hacemos buscando las cosas de arriba, en ese camino activamos un proceso de limpieza que pasa por dos puntos: posicionarme para buscar y definir lo que busco.

Estos dos puntos hablan de tener una visión clara del contexto desde dónde estoy mirando y qué quiero conseguir, por eso en el artículo anterior ya habíamos definido que no miramos desde cualquier punto, sino desde la posición de resucitado.

1.- POSICIONARME PARA BUSCAR

El punto más importante no es buscar, porque de hecho algo bien humano es que, de una u otra manera, todos buscamos algo. Buscamos ser/tener/entender/practicar algo/alimentarnos. El buscar está bien, pero es riesgoso si mi mirar no es limpio, o si busco algo que carece de sentido. Por eso hablan el énfasis mayor no está en buscar, sino en QUÉ estamos buscando.

La pregunta que puedes hacerte en la intimidad es: «¿He resucitado juntamente con Cristo?», pues es desde este lugar que me pide que busque las cosas de arriba.

Pablo es específico en lo que quiere que busquemos. Porque expresa que estamos EN CRISTO, Y SENTADOS EN LUGARES CELESTIALES CON ÉL.

“Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús” (Efesios 2: 5 y 6).

Tenemos que buscar las cosas de arriba: donde esta Cristo, nuestro hogar, nuestra morada, donde pertenecemos vos y yo. ARRIBA es Cristo. Esto es, no mirar las circunstancias momentáneas y naturales, menospreciar el oprobio y mirar lo que Él ha dicho que ES.

Puede existir un mal entendimiento de las cosas de arriba, cuando hay una dicotomía errada entre las cosas naturales y las espirituales. Puede que pensemos que están por un lado las cosas materiales y naturales, y por el otro buscar la mirada en la paz, gozo, justicia, salud. Este es un esquema humano que no sirve. Porque las cosas de arriba están reunidas en Cristo. Son una persona. Él es una sustancia y cumplimiento de todas las cosas.

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra (Efesios 1: 3 al 10).

Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención (1 Corintios 1:30).

Nuestra mirada no debe ser ni objetiva: material; ni subjetiva: mística. Debe ser ESPIRITUAL, y esto es CONOCERLO A ÉL. No buscamos tener por Cristo, no buscamos ser por Cristo, no buscamos solo entender a Cristo, no buscamos solo practicar a Cristo, sino que buscamos CONOCER A CRISTO, la persona que es TODO, y en todos. No como algo, sino como ALGUIEN.

2.- DEFINIR LO QUE BUSCO

El versículo 2 de Colosenses 3 dice: «Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra».

¿Qué hago para mirar arriba? Debo dejar de mirar las cosas de abajo. ¿Qué son las de abajo según el pasaje? Son las cosas terrenales, es lo temporal. Para focalizarnos en lo eterno debemos dejar de mirar lo temporal. Poner la mira en las cosas de arriba es GESTIONAR EL CUERPO DE CRISTO.

Como en el pasaje anterior, con el verbo BUSCAR, siempre vamos a poner la mira en algo, pero el asunto no es poner la mira, sino en DONDE ponemos la mira. Hacia dónde estamos mirando, porque es imposible mirar las cosas de la tierra, lo temporal, lo que satisface nuestra carne y al mismo tiempo estar buscando las cosas de arriba.

Recuerdo que al comenzar esta década se habló de la visión 20/20. En el campo óptico 20/20 representa la visión más precisa: una vista exacta. Poder ver a 20 pies de distancia las pequeñas letras del famoso test que se usa para diagnosticar fallas visuales y recetar lentes.

Los negocios hablan de este comienzo de década y del poder de la visión, la visión de establecer en el gobierno a largo plazo la visión 20/20 de ver en cada área de la sociedad lo que se espera. Pero esta medición con parámetros humanos y propósitos humanos generará resultados naturales, que no significa que den el resultado que se pronostica. Nosotros hemos vivido muchos años bajo visiones de ideologías que en la teoría funcionan, pero en la práctica están lejos de alcanzar lo que se habla.

Lo mismo sucede con el Evangelio cuando su visión y forma de interpretarlo surgen desde el entendimiento humano, por eso, en la próxima entrega profundizaremos sobre cuál es la visión perfecta para acercarnos al entendimiento de las cosas de arriba.