Una de las crisis que enfrentamos en el ámbito de la educación formal es la “desconexión” entre lo que se enseña y lo que vive o proyecta una persona para su vida. Esta disociación se ve en muchos ámbitos, incluida la Educación Física como conocimiento del hombre en movimiento.
Quisiéramos animar a todos a reflexionar, pero también podemos dar herramientas para que logren encontrar la forma de desarrollar un hábito de vida sana, saliendo del sedentarismo.
La vida sedentaria se incrementó en el tiempo de la pandemia y, en muchos casos, parece haber llegado para quedarse. Las miles de horas que pasamos sentados por causas laborales y de entretenimiento, así como la alimentación inapropiada, nos han llevado a crear hábitos que muy sutilmente nos van transformando en sujetos quietos, estancos y atrofiados en la habilidad del movimiento.
¿Podremos revertir esta situación? ¡Claro que sí! ¿Qué dice Dios al respecto? Te invitamos a que veas testimonios de personas que confirman el plan de Dios para sus hijos. Podés leer la historia de María Mercedes y la de Carolina.
Para los que tenemos fe en Dios, Él nos dice: “Pon tu vida en las manos del Señor; confía en él, y él vendrá en tu ayuda”, Salmos 37.5. Es interesante observar que la ayuda sobrenatural para salir del sedentarismo, así como cualquier otra, viene de Dios. En otras versiones bíblicas habla de “encomendar” (encargar a alguien que haga algo o que cuide de algo o de alguien, o ponerse en manos de alguien).
En otras palabras, para salir del sedentarismo y de cualquier situación paralizante contamos con la ayuda de Dios. Él nos puede dar las herramientas necesarias para poder lograrlo en bendición. ¡Dios es el mejor personal trainer que podamos tener!
¿Qué podemos hacer nosotros?
En La Corriente hemos estado compartiendo mensualmente artículos que te pueden ayudar. En esta edición en especial me gustaría que centremos la atención en cuatro aspectos:
- Interesarnos por lo que se enseña
En el ámbito de la disciplina deportiva, los profesores y entrenadores han dedicado tiempo a enseñar. Quizás puedas recordar qué te impartieron en alguna actividad física de la que has participado y ello te inspire para activarte en este tiempo. Hoy, en la era de la comunicación, hay muchos y variados canales de enseñanza a los que podemos acceder y prestar atención, valernos de ellos desde una fuente confiable es esencial para seguir aprendiendo.
- Valorar nuestros conocimientos
Lo que aprendamos va a ser el combustible para lograr los objetivos que nos proponemos, de allí la importancia del conocimiento que anima y dirige para mejorar la salud, porque este tiene que ser ajustado a la necesidad de cada uno.
- Interactuar con los intereses y saberes previos
El cambio de intereses es inevitable, ya que cada vez hay más y nuevas formas de hacer actividad física. Hay cantidad de juegos, estilos de trabajo en el gimnasio, tecnología que nos facilitan salir a poner en movimiento nuestro cuerpo. En este sentido, tu curiosidad puede servirte para explorar esos nuevos estilos. Tus saberes previos pueden ser el piso para avanzar a un nuevo nivel en el aprendizaje e involucramiento de lo nuevo. ¡Esto es apasionante! No desestimes todo lo que has aprendido, ¡porque tiene mucho valor!
- Crear un ambiente propicio para la actividad física en el hogar o en el lugar de trabajo que nos sacuda del sedentarismo.
La influencia de los otros tiene una gran incidencia en lo que somos y en lo que nos vamos transformando. Tal como dice en la Biblia “El que anda con sabios sabio será, mas el que se junta con necios será quebrantado”, Proverbios 13.20. La fuerza que tiene para la vida cotidiana el ordenar tu espacio físico y social te ayudará a motorizar la actividad física y otros ámbitos de la vida también. Quizás estas preguntas pueden ayudarte a empezar a pensar sabiamente.
- ¿Cuánto hay en tu contexto de familia y amigos que sea de inspiración para ejercitarte y alimentarte saludablemente?
- ¿Cuánto estás aprovechando el ambiente físico para la ejercitación?
- ¿Qué nuevas propuestas podrías considerar para realizar actividad física?
Cerca de mi casa abrieron recientemente un lugar para nadar. Al evaluar las posibilidades, con mi hija nos desafiamos a empezar a ir semanalmente a nadar con la ayuda de profesores. Vamos compartiendo con la familia lo aprendido y sin duda el ejercicio ya es una parte de nuestra vida que perdurará. ¡Te animamos también a crear tu historia en familia, o con amigos y compañeros!
«Querido hermano, oro para que te vaya bien en todos tus asuntos y goces de buena salud, así como prosperas espiritualmente», 3 Juan 1:2.