En muchas ocasiones de mi vida llegué a pensar que no necesitaba de amigos. Pero hasta la persona más perfecta, más fuerte y gloriosa del planeta tuvo un amigo.
En momentos de prueba, no lucho con la prueba misma. Lo disfruto como siempre lo suelo hacer. No me desespero por no ver algún avance en determinada circunstancia. Solo me preocupo por disfrutar a Cristo.
No te hablo de un corazón natural, sino de uno espiritual. Al ser hallados y tomados por Cristo, nos fue dado un corazón nuevo que debemos cuidar, porque de allí fluye la vida.
Cuando te toque partir de esta Tierra hacia la eternidad, agotado, cansado, con las rodillas gastadas, sin voz, sin nada, habiéndolo dado todo por Dios
Cuando hablamos de una juventud feliz, ¿qué es lo primero que viene a tu mente? Tal vez venga alguna imagen de Pinterest, pero si te dijera que nada de eso brinda felicidad a nuestra juventud, ¿lo creerías?