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Las dos mentiras que creemos sobre la felicidad

Intentar alcanzar esas mentiras nos genera un gran desgaste que culmina en frustración o depresión.

Muchas veces hablamos y nos preguntamos dónde está la clave de tanta insatisfacción y tanta frustración en nuestra sociedad. ¿Te preguntaste por qué crecen las tasas de suicidios y de consumo de distintas drogas, independientemente de la condición económica de las víctimas? ¿Por qué tan poco diálogo y tanta autosuficiencia? ¿Por qué la familia es cada vez menos importante? ¿Por qué cada vez más personas viven solas?

El escritor Enrique Rojas, en su libro El hombre light, describe perfectamente la personalidad del hombre posmoderno, calificándolo como una persona sin valores, para la cual el fin justifica los medios.

El egoísmo y la insensibilidad por el prójimo nos hacen parte de un mundo de individualismo feroz en pos de nuestros objetivos personales.

La falta de principios y valores nos abre una puerta inmensa de aceptación a conductas variadas, inapropiadas, compulsivas y autodestructivas que, en nuestro imaginario, aparecen como una llave a la felicidad o plenitud de vida que nunca llega.

Estamos disputando la madre de todas las batallas

Es la batalla con nuestra mente. El contexto nos bombardea con ideologías, conceptos y propuestas mentirosas que, a veces, nos proporcionan una pizca de satisfacción momentánea. Todo queda en un amague, porque nunca logramos llegar a un bienestar duradero.

Estoy convencido de que en esta guerra, que estamos perdiendo como sociedad, hay dos mentiras que nos creemos y que se convierten en el foco de todos nuestros esfuerzos personales. Intentar alcanzarlas generan un gran desgaste que culmina en frustración y, muchas otras veces, en el flagelo de este tiempo: la depresión.

  • La primera mentira que nos han plantado en nuestra mente es: “Mientras mayor nivel y cantidad de bienes y servicios tengamos, más cerca estaremos de la plena satisfacción personal”. Este objetivo aspiracional comienza a hacerse carne en nosotros y termina generando un deseo insaciable de tener más. Esto es solo el comienzo de una lista de malas decisiones: excesos de trabajo, deudas y, muchas veces, decisiones deshonestas para obtener el dinero que no poseemos.
  • La segunda gran mentira que nos creemos es: “El estatus o posición que logremos alcanzar define lo que seremos”. El “loco” Bielsa declaró hace unos días: “Éxito y felicidad no funcionan como sinónimo. Hay gente exitosa que no es feliz, y hay gente feliz que no necesita del ‘éxito’ para serlo”. Yo le agrego: felicidad es plenitud de vida, y Jesús dijo: “… Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Juan 10:10).

Me inquieta y me produce tristeza que, casi sin darnos cuenta, estas dos mentiras atrapan a los cristianos e inmediatamente perdemos el foco para el cual hemos sido llamados: “ser sal y luz”.Recordemos las palabras de Jesús “… busquen primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas estas [las demás] cosas les serán añadidas” (Mateo 6:33). No tengo duda de que, si cambiamos nuestras prioridades, Dios en su inmenso poder, misericordia y generosidad, nos dará todo lo que necesitemos.

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Rodolfo M Galloni – Integrante PEC
Gerente General Ilolay, empresa con más de 1500 empleados

Comunidad PEC
Comunidad PEC
Grupo de profesionales y empresarios cristianos, para responder a la necesidad de un sector de la comunidad y compartir lo que Dios hizo con cada uno de ellos y cómo lo hizo, mediante distintos formatos como charlas presenciales, webinars, Insta Lives y podcast, entre otros.

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