En medio de las prisas de la vida cotidiana, la fe se convierte en ese faro que ilumina nuestro camino, recordándonos que hay algo más grande que nosotros mismos.
Cuando comenzamos a apoyar nuestro valor en alguien que trasciende este mundo material y terrenal, ahí entendemos el valor que tenemos y quiénes somos verdaderamente.
Cuando estás muy habituada a resolver todo por ti misma, ¿serás capaz de pedir ayuda? Es importante que te rodees de una comunidad que sea tu espacio seguro