El ciberbullying o ciberacoso es un tipo de maltrato, hostigamiento o violencia haciendo mal uso de las nuevas tecnologías.

Los niños y adolescentes pueden ser víctimas de sus pares cuando reciben de manera directa o anónima amenazas, escraches, burlas, acoso o toda clase de violencia virtual. El hecho de que sea virtual no significa que sea poco perjudicial, el daño emocional y psicológico también está presente.

En muchas familias y hasta en la sociedad misma, los límites y valores fueron dejados de lado, por ende, cuando estos dos factores esenciales no están presentes los resultados son lamentables.

Cuando nos referirnos a bullying o ciberbullying hablamos de una conducta sostenida en el tiempo, y no solo a una acción inapropiada y aislada.

Los adultos deberíamos ser los que enseñamos y transmitimos una forma de vida vinculada a pensamientos, hábitos y costumbres que nos hagan vivir mejor. Pero la realidad nos indica que desde hace tiempo se viene transmitiendo un legado de violencia, que a su vez se filtra de muchas formas, en este caso por medio de la tecnología.

Si desde niños se empieza a desarrollar una conducta sin valores, esto hace que por alguna vía se termina expresando la maldad. Quien actúa de esta manera no tiene en cuenta, al igual que en el bullying, lo que puede producir en el otro. De un lado hay niños, jóvenes y adultos agrediendo y, del otro, familias enteras padeciendo.

Esto es también el ciberbullying, hacer daño a una persona por medios virtuales para que muchos lo sepan, se rían y hasta se sumen al daño. Además, el agresor directo o anónimo puede recurrir a inventar rumores y falsa información, esto es también una forma de agresión.

Muchos niños, adolescentes y hasta adultos son especialmente sensibles a la opinión y comentarios de los demás. Ellos son los más receptivos y perjudicados cuando experimentan algún tipo de agresión, discriminación o burla en el espacio de alguna red social.

Una salida directa

La reeducación es la principal solución a este y otros flagelos que tanto daño hacen a las personas, en este sentido hay acciones que se pueden adelantar:

  • Dar inicio a un plan social y político que involucre a las familias, la escuela y todas las entidades intermedias para que podamos aspirar a un acuerdo de buen uso de las redes sociales desde la niñez hasta la adultez.
  • Generar un plan educativo eficaz para formar conciencia y dar orientación del mundo virtual es posible. Ya sea que empiece desde arriba, o sea, desde la política, y se transmita hacia todos, o tal vez desde abajo, desde las familias, y se comparta con muchos, necesitamos mejorar nuestra relación con las redes, mejorando primero nosotros como personas.

Creo que es posible la reeducación social y virtual, enfocarnos en sanar las broncas, confrontaciones y envidias en lugar de volcarlas en las redes, porque una cosa es opinar o debatir las diferencias, pero otra es agredir. El llamado es a que tomemos conciencia, recuperemos los valores y podamos alcanzar la reeducación social y virtual para todos.

Pastor en Roca Eterna con un enfoque ministerial/social. Dirige Nueva Juventud, un proyecto y un ministerio que genera recursos y herramientas para la prevención e intervención comunitaria. Es acompañante terapéutico y preventor comunitario. Escritor y disertante. Autor de la campaña Unidos contra Bullying. Está casado con Silvana y tiene 2 hijos.