Muchas veces se piensa en la vida del misionero como un tránsito único y lineal que va desde el momento en que recibimos el llamado de Dios hasta el día que llega al campo misionero.
Estuve en misiones por 22 años y no fue una decisión repentina, sino que ha sido una decisión gradual, siguiendo al Señor, dejando que él nos guíe hasta aquí.
Asistía a una iglesia liderada por pastores misioneros de Jucum. Escuchar sus experiencias de fe y pasión por servir a Jesús me generó la inquietud de desarrollar ese nivel de profundidad en mi relación con Dios.