La famosa frase de “haz lo que yo digo, no lo que yo hago” aplicada a la crianza genera grandes inconvenientes en esos ojos que ven la conducta de los padres como modelo a seguir.
Siempre tendemos a valorar más a aquel que está que a aquel que no está. Porque el estar tiene un mensaje implícito: me comprometo. Te amo en palabras y también en hechos.
La vida cotidiana pone a la familia en un proceso de mutuo aprendizaje continuo, en medio de los cambios sociales que van dando forma a estos sujetos en formación que son los niños y niñas.