Muchas veces el pudor, la vergüenza o el miedo de ir en contra de lo "moralmente correcto" hace que nos perdamos de muchos milagros y encuentros íntimos con el Señor.
En el capítulo anterior Dios armó el escenario para sus protagonistas. Hoy veremos el desarrollo de aquello que adornaría la escena y le daría una belleza colosal.