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Paciencia: La oración que nadie quiere hacer

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Orar para pedir paciencia

Sabemos que Dios escucha nuestras oraciones, que está atento a nuestra voz y que responde en su buena, agradable y perfecta voluntad a ellas. 

Pero existe una petición en específico que a todos nos da un poco de miedo hacer. La expresión “Dios, dame paciencia” no es algo que estemos muy apresurados a decir, porque pensamos que lo que le sigue de inmediato es una serie de dificultades, problemas y pericias que son dignas de asignárselas a Odiseo y su épico viaje.

La paciencia es algo que quisiéramos recibir como la salvación, solamente aceptándola y teniéndola enteramente en nosotros, tan segura y firme que nos acompañe en todos los días de nuestra vida. Pero no, no es así, pareciera ser que es puesta a prueba en cada esquina que nos cruzamos, por cercanos y desconocidos, por los que apreciamos mucho y sobre todo por los que no apreciamos tanto. Pero, qué significa ser pacientes y para qué nos sirve es algo que como cristianos necesitamos dimensionar.

Sé que mucho se podría hablar de esto, pero quiero dejar solamente unos pensamientos prácticos y sencillos que puedes comenzar a hacer al momento de terminar de leer esto. Tenme paciencia (risas de fondo). Los autores del Nuevo Testamento al usar el griego tenían diferentes palabras con ligeros cambios de significado, aunque todas se traducen en la misma palabra para nosotros.

La primera acepción “paciencia” tiene que ver con la tolerancia. Ésta es la capacidad de soportar pruebas o circunstancias adversas sin perder un buen estado de ánimo. Me gusta la palabra en inglés porque aporta una imagen muy clara “longsuffering” que transliterado quiere decir sufrir por largo tiempo. Usualmente esto es lo que tememos cuando oramos por paciencia, que tengamos que sufrir muchas cosas malas, por mucho tiempo. 

La segunda tiene que ver con firmeza, constancia o resistencia. Bajo esta perspectiva, Jesús dijo en Lucas 21:19 “Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas”. Porque sabemos que el proceso de redención de nuestra alma es largo, toma tiempo y sacrificio. El tomar nuestra cruz y seguir al Maestro no es fácil, por eso Jesús recalcó que debíamos tomar nuestra cruz cada día. El apóstol Pablo en Romanos 5 dice que él se goza en las tribulaciones, porque esas mismas tribulaciones forman paciencia, forman constancia, resistencia y firmeza.

Ahora quiero darles un pequeño giro en perspectiva a ambas partes de la paciencia. Porque solamente podemos mantenernos por un largo tiempo sufriendo y aguantando malos ratos si sabemos que los buenos tiempos valen la pena. La paciencia es un fruto del Espíritu, es decir, que se obtiene solamente por la semilla, el cuidado y el alimento del Espíritu, no podemos llegar al fruto del Espíritu mediante méritos humanos. Pero hay otro fruto que está relacionado, y es la fe. 

Podemos resistir la tentación, podemos tomar nuestra cruz y seguir el camino estrecho si conocemos que la recompensa de nuestra constancia lo vale.

Sabemos que la fe es la convicción de lo que no vemos. El día que lleguemos a contemplar al Cordero de Dios con nuestros propios ojos la fe no nos va a servir de nada. Pero mientras tanto, en el camino hasta ese día, nos mantenemos como viendo al invisible, porque la fe del Hijo está en acción en nosotros para creer en su nacimiento, su muerte, resurrección y su pronta venida, como dice la Escritura.

Esto me lleva a reflexionar que el combustible de la paciencia es la fe; para la firmeza, la resistencia, la constancia y la permanencia en lo que Dios ha dicho, y que muchas veces parece lejos de nuestra realidad. Necesitamos alimentar la paciencia con la fe, esa fe que sabe que Dios es bueno, cumple sus promesas y que si lo dijo lo hará. Y también para soportar los malos ratos, las pruebas, las tentaciones y los problemas que nuestro mundo caído provoca. 

Vivir bajo la certeza de que Jesús prometió regresar pronto, que nos dijo que estas pequeñas tribulaciones momentáneas solo forman en nosotros un cada vez más grande y eterno peso de gloria, que nuestros sufrimientos no son ajenos a su persona ni a los creyentes alrededor del mundo, eso nos hace vivir seguros, sin afán y con la capacidad de soportar las pruebas sin perder nuestro gozo. 

Ahora también tiene sentido porque Jesús dijo que nuestra fe vence al mundo, porque la cantidad de estímulos, tentaciones, distracciones y satisfacción temporal que nos ofrece el sistema solamente puede ser combatido por la fe en el Hijo de Dios y en sus promesas. Esa fe se manifiesta, se vuelve tangible en la paciencia que nuestras vidas reflejan todos los días. 

Nada dura para siempre, y aunque así fuera, no vivimos tanto como para soportarlo para siempre. Por eso orar por paciencia no debería darnos temor, sino fe. Fe en que el sufrimiento en la carne tiene consecuencias en la eternidad, y fe en que estamos cimentados en la Roca Firme.

¿Te sientes cansado? ¿agobiado? ¿con ganas de ceder? Recuerda lo que Jesús dijo, trae a memoria sus palabras. La fe viene por el oír la Palabra de Dios. Recordemos a Abraham, hablamos de su fe al esperar por 20 años la promesa del hijo que le habría de heredar. Pero esos años solamente fueron posibles de soportar a través de la paciencia alimentada por la fe. Y como él, todos los hombres de la Escritura y nuestros hermanos a lo largo de la historia del evangelio. La próxima vez que pidas paciencia, pide fe y vas a ver que todo cobra sentido a la luz de lo eterno. 

Autor de Super Mario Bros: “Solo Dios puede ser llamado ‘Creador’”

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El director del reconocido personaje creado para videojuegos en 1983 exaltó a Dios en medio de una entrevista.

Shigeru Miyamoto, creador del icónico Super Mario Bros, brindó una de sus más largas y reveladoras entrevistas para Famitsu, una conocida revista japonesa, lanzada por primera vez en 1986. En ella, detalló gran parte de sus pensamientos e ideales, y se pudieron conocer detalles sobre su vida y sus creencias al momento de diseñar juegos y personajes tan icónicos, como el caso de Super Mario Bros.

Shigeru Miyamoto de joven con una de las primeras consolas Arcade.

En el marco del estreno de la adaptación animada del personaje de Nintendo, la entrevista al director pasaba fluía con normalidad, hasta que una de las respuestas sorprendió a todos por parte del diseñador y productos de videojuegos, cuando se lo calificó de «Creador». El concepto de creador, para él, solo podría atribuírsele a Dios.

Miyamoto mencionó: “decir ‘creadores’ o ‘creaciones’ es absurdo. Si hay uno al que podría llamársele creador, sería Dios. Nadie está haciendo creaciones; todo lo que hace uno es editar”.

Miyamoto es una de las figuras públicas más conocidas de la industria de los videojuegos. Su trabajo con Nintendo inició en 1977, cuando fue contratado por sus ideas, hasta llegar a convertirse en lo que es hoy en día: una verdadera eminencia del desarrollo en videojuegos. Obras como Super Mario Bros son mundialmente reconocidas por su influencia e, incluso, por salvar a la industria del gaming en 1983, después de una fuerte crisis.

El hecho de que una persona tan conocida como Miyamoto haya renunciado a la idea de identificarse como un creador para atribuirle ese adjetivo a Cristo, nos enseña que no importa lo que hayamos logrado o alcanzado, todo es para glorificar a Jesús y su obra expresada en nosotros.

La película de Super Mario Bros se estrenó a principios de este mes, pero en poco tiempo se está por convertir en una de las películas animadas que han alcanzado la marca de los mil millones de dólares en taquilla, rompiendo así todos los récords en muy poco tiempo, no solo en EE. UU., sino también en Latinoamérica y el mundo.

Perdonar no cambia tu pasado, pero sí tu futuro

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“Imiten a Dios… y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes…” Efesios 5:1 y 4:32).
“Perdonen (…) si el Señor los perdonó, están ustedes en el deber de perdonar” (Colosenses 3:13, NT-BAD).

¿Y qué sucede si no perdonamos? ¡Dios no nos perdonará!

“… si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial. Pero, si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas” (Mateo 6:14- 15).

¿Puede Dios revocar el perdón de los pecados?

Todo indica que no; sin embargo en la parábola de los dos deudores Jesús parece enseñar que sí (Mateo 18:21-35). ¿Recuerdas la historia? Un rey decidió arreglar cuentas con sus siervos. Uno de ellos le debía “miles y miles de monedas de oro” (Mateo 18:24). Como no puede pagar decide venderlo como esclavo. Pero no lo hace porque el siervo implora.


Conmovido por las lágrimas y, creyendo a su presunto arrepentimiento, le perdona la deuda: “… Te perdoné (…) porque me lo suplicaste” (Mateo 18:32). El siervo obtuvo la bendición más grande de su vida, pero la perdió. Al salir del palacio tomó del cuello a
quien le debía unas pocas monedas de plata y le exigió el pago total e inmediato. El deudor suplicó de rodillas para que le diera más tiempo, pero él no quiso y lo metió en la cárcel.


Cuando el rey supo lo que había sucedido llamó a aquel que había perdonado y le dijo:
“… ‘¡Siervo malvado! (…) Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haberte compadecido de tu compañero, así como yo me compadecí de ti?’. Y, enojado, su señor lo entregó a los carceleros para que lo torturaran hasta que pagara todo lo que debía” (Mateo 18:32-34).


Presta mucha atención: el rey revocó el perdón de la deuda y ordenó que lo torturaran. ¿No sucede lo mismo con las personas que se niegan a perdonar? Son atormentadas día y noche. El odio las encierra en prisiones de oscuridad y las expone a los torturadores espirituales. Es bien sabido que el origen de algunas enfermedades, tanto físicas como psíquicas, es la falta de perdón. El rencor bloquea la sanidad. ¿Te sientes estancado emocional o espiritualmente? ¿Han dejado de fluir las bendiciones?
¡Suelta a los presos de tu corazón!

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Créditos: Freepik

¿Quieres estar seguro de que tus pecados han sido cancelados?

Entonces evalúa tu disposición a perdonar. Si perdonas a quienes pecaron contra ti puedes estar seguro de que Dios te ha perdonado. Jesús enseñó que nuestro perdón está relacionado con el que otorgamos a los demás: “Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores” (Mateo 6:12).


¡Cuidado con las oraciones que hacemos! No perdamos el precioso regalo del perdón divino reteniendo el perdón a quienes nos ofendieron. De gracia lo recibimos y de gracia debemos darlo: “… Perdonen… y Dios los perdonará…” (Lucas 6:37, TLA).
¿Cómo pudo el rey meter en la cárcel al siervo que ya había perdonado? La respuesta es sencilla: el perdón no era incondicional.

El siervo perdonado conservaría su regalo siempre que adoptara la misma actitud de su señor. Lo mismo sucederá con nosotros.
¡Cuidado con relajarnos y creer que porque Dios ya nos perdonó podemos retener el perdón! ¡Sin obediencia las bendiciones se pierden!

DEBE QUEDAR MUY CLARO. DIOS NO NIEGA SU PERDÓN NI LO REVOCA A QUIEN SE ARREPIENTE DE TODO CORAZÓN, PERO SE LO NIEGA A QUIEN NO LO HACE SINCERAMENTE.

Los que no están dispuestos a perdonar a sus deudores demuestran no estar arrepentidos de sus propias equivocaciones. Por lo tanto, lo que se les quita es solamente lo que parece que tenían, pero no lo poseían en realidad.


Además Jesús dijo: “… Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán. Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre (…) les perdone a ustedes sus pecados” (Marcos 11:24-25).
¿Lo ves? Para que Dios conteste nuestras oraciones se necesita fe, pero también un corazón perdonador. La falta de perdón es un dique que detiene la bendición. Sé brutalmente honesto: ¿has perdonado a todo el mundo, a TODO EL MUNDO? ¿A cuántas personas tienes en la cárcel de tu corazón?

SI SIEMBRAS PERDÓN COSECHARÁS
EL PERDÓN DE DIOS.

El día que estuviste delante de su trono rogándole clemencia por la millonaria deuda que tenías con Él? ¿Recibiste misericordia y perdón? ¡Claro que sí!Y si Dios te perdonó estás en el deber de perdonar a los demás. Suelta de una vez y para siempre a quienes están presos en tu interior. ¿Quién es esa persona que te lastimó, te debe dinero, te fue infiel, traicionó tu confianza, te acarició imprudentemente o te calumnió? Perdónala y libérala. Y sal tú mismo de la prisión en la que estás. ¡Sal de la prisión de la amargura, la tristeza, el temor, la enfermedad y la miseria! ¡Sal de ahí para vivir en paz! Vivirás en libertad. Vivirás en victoria. ¡Vivirás bendecido!

¿Cómo nació y evolucionó el símbolo cristiano de “Alfa y Omega”?

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El significado de Alfa y Omega

El “Alfa y la Omega” fue un símbolo usado por los primeros cristianos para representar y comunicar la eternidad y la divinidad de Dios desde el comienzo hasta el fin. En esta nota, vas a conocer acerca de su origen y datos que tal vez ignorabas sobre su evolución en la historia.

¿Qué es alfa y omega?

Las letras Alfa (Α o α) y Omega (Ω o ω) representan los caracteres inicial y final del alfabeto griego. En el Apocalipsis, también se utilizan como títulos de Cristo y Dios. Esta combinación de letras se utiliza habitualmente como emblema cristiano y con frecuencia se fusiona con otros símbolos como la Cruz o el Chi-rho.

Un poco de contexto de la lengua griega

La lengua griega clásica surgió alrededor del siglo IX a. C. Evolucionó a partir de varios dialectos antiguos hablados en distintas regiones de Grecia, como el eólico, el dórico y el jónico. Los primeros registros escritos en esta lengua se encuentran en la escritura lineal B, utilizada para escribir el griego micénico, una forma anterior de la lengua. Tras la caída de la civilización micénica, el griego sufrió cambios significativos y se convirtió en la lengua griega clásica que se conoce hoy en día. Durante el período clásico, del siglo V a. C. al IV d. C., se escribieron muchas grandes obras de la literatura, la filosofía y la ciencia en el griego clásico.

Origen de las letras alfa y omega

El origen de la letra griega alfa (Α, α) no está del todo claro, pero se cree que deriva de la letra fenicia aleph, que representaba un buey o una vaca. La forma de la letra alfa evolucionó con el tiempo, pasando de una «V» invertida a una forma más redondeada similar a la letra actual. Alfa es la primera letra del alfabeto griego y es también el origen de la letra «A» latina.

Grafico de la evolución e la letra A.

La letra griega omega (Ω, ω) es la última del alfabeto griego y se cree que deriva de la letra fenicia ayin, que representaba un ojo. La forma de la letra omega ha cambiado con el tiempo, desde una forma que se asemejaba a una gran «C» con una línea vertical que la atravesaba, hasta una forma más redondeada similar a la letra actual. La letra omega se introdujo en el alfabeto griego más tarde que la alfa, hacia el siglo VIII a. C., y al principio solo se utilizaba en el dialecto jónico. Más tarde, pasó a formar parte del alfabeto griego estándar, y también se utiliza en muchas otras lenguas, incluidos los alfabetos cirílico y latino.

Origen como un símbolo cristiano

Según algunos manuscritos cristianos antiguos, el primer uso escrito conocido de la frase «alfa y omega» se encuentra en el Nuevo Testamento. Concretamente, el Apocalipsis se refiere tanto a Jesús como al Padre como «el Alfa y la Omega» en los versículos 1:8, 21:6 y 22:13, utilizando la frase griega koiné ἐγώ εἰμί τὸ Ἄλφα καὶ τὸ Ὦ.

Esta frase es similar a una referencia encontrada en Isaías 44, donde el Padre se identifica como el «primero» y el que viene «después de todos».

Alfa y Omega en el arte cristiano

El uso de los símbolos del Alfa y la Omega en el arte y la literatura cristianos se remonta a los primeros siglos del cristianismo. Los símbolos se utilizaban a menudo en representaciones de Jesús o en obras de arte que aludían a la Trinidad. También se utilizaron en sellos personales, monedas y en la arquitectura cristiana primitiva, como en el suelo de las basílicas y en las puertas de las catacumbas cristianas.

El uso de estas letras como símbolo en el Apocalipsis está vinculado a la idea de que Jesucristo es el principio y el fin de todas las cosas. Además, en el griego clásico, alfa y omega eran la primera y la última letra del alfabeto jónico, dialecto utilizado en gran parte de la antigua Grecia. Así pues, el uso de Alfa y Omega en el contexto del Nuevo Testamento refleja la lengua y el contexto cultural de la época.

En la teología cristiana, la frase «el Alfa y la Omega» se interpreta en el sentido de la naturaleza eterna de Jesucristo o de Dios. En consecuencia, muchos comentaristas y diccionarios atribuyen el título tanto a Dios como a Jesucristo. Adicionalmente, la mayoría de las denominaciones cristianas también aceptan la idea de que se aplica también al Espíritu Santo. La frase se considera una expresión de la Trinidad, que postula que Dios existe como tres personas en una naturaleza divina. Al atribuir el título de «El alfa y la Omega» a cada una de las personas de la Trinidad, la frase refuerza la idea de su naturaleza eterna y subraya su unidad divina.

Constantino

Los primeros cristianos reutilizaron dos abreviaturas de escritos no cristianos y les otorgaron un significado religioso. La letra griega tau, que se asemeja a un signo más (+) o una cruz en forma de T, tenía su barra vertical curvada en la parte superior para crear la letra rho, formando una abreviatura para las palabras que comienzan con «tr»

Esta combinación tau-rho aparece en los escritos cristianos del 175 al 225 como la ortografía de las palabras griegas para «cruz» y «crucificar», o stauros y stauroo, respectivamente. Como los cristianos asociaron la tau con la cruz, la rho superpuesta pudo haber representado la cabeza de Cristo, haciendo de la tau-rho la primera representación visual de la crucifixión.

La segunda abreviatura que adoptaron los cristianos fue el monograma chi-rho, que consiste en la letra griega chi, con forma de X, atravesada por la letra rho. Este monograma sirvió como abreviatura de Cristo (Christos) en los escritos cristianos. 

En 312, el emperador Constantino hizo marcar el chi-rho en los escudos de sus soldados mientras marchaban sobre Roma, según el escritor cristiano primitivo Lactancio. 

Escultura que fusiona las letras alfa (Α o α) y omega (Ω o ω) con el símbolo crismón (chi-rho)

Eusebio, otro autor cristiano primitivo, informó que Constantino hizo colocar el emblema en un estandarte militar. Tras la victoria de Constantino, la cruz chi-rho, a menudo emparejada con las letras alfa y omega, se convirtió en el símbolo omnipresente del cristianismo.

Los primeros cristianos se abstuvieron de crear imágenes explícitas de la crucifixión durante aproximadamente cuatrocientos años después de la muerte de Cristo, y existen varias teorías con respecto a esta restricción. Una de ellas es que los primeros cristianos enfatizaron tanto la crucifixión como la resurrección. Como los romanos crucificaron a numerosas personas, pero solo una resucitó, las alusiones a la resurrección eran relativamente raras pero anteriores a las representaciones de la crucifixión en el arte cristiano primitivo. Alternativamente, la influencia de Constantino puede haber establecido el chi-rho como el marcador de identificación del cristianismo, haciendo innecesarios los símbolos alternativos. Similar a la cruz simple de hoy, el chi-rho funcionó como un marcador de identificación del cristianismo.

Un símbolo que permanece para siempre

Las letras alfa y omega, yuxtapuestas, se han utilizado durante mucho tiempo como símbolo visual en el cristianismo, con una rica historia en el cristianismo primitivo, y se sabe que aparece en las catacumbas romanas. Las dos letras se han representado colgando de los brazos de la cruz en el arte paleocristiano y, en algunos casos, las cruces de metales preciosos, conocidas como cruces gemmatae, han presentado las letras como pendilia. 

Este símbolo expresa no solo la importancia que tuvo el acto de la cruz para la humanidad durante siglos sino también la eternidad y grandeza de Jesucristo, que dio su vida por nosotros, no para impactar de manera cultural a la sociedad, sino para hacernos libres del pecado y entender que no hay nada más alto, ancho y bajo que Él. 

Fuente: Bite Project

La salvación, principios fundamentales

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Para exponer los fundamentos más elementales acerca de la salvación otorgada en Cristo Jesús nos preguntamos ¿de qué debo ser salvo?, ¿cuál es la salvación que busco y cuál es la que Dios me ofrece?, ¿qué valor tiene la salvación para mí?, ¿qué valor tiene la salvación para Dios?

2 Timoteo 1:8-10 dice: “Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio”.

“El entendimiento acerca de la salvación debe ser abierto, para que nuestro camino de crecimiento en el Señor sea firme y sin detenimiento”. 

Si no entendemos la vida que nos fue dada en Cristo Jesús, nunca podremos entender la salvación que Dios nos otorgó por medio de su Hijo. Podríamos entonces creer que fuimos salvados de una “mala situación” o de una “mala vida”. Cuando conocemos la vida espiritual entendemos que fuimos salvados, no por estar mal, sino porque estábamos muertos. 

Por lo tanto, en la muerte no teníamos manera de saber lo que en realidad necesitábamos. No fuimos salvos porque pedimos salvación, sino por el puro efecto de la voluntad y Gracia de Dios. Salvación es un inicio verdadero, pero que nos desafía a conocer el llamado de Dios a una nueva vida. Entonces podremos decir como el Rey David: “Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente” (Salmos 51:12).

Salvación por gracia, por medio de la fe

1- Hemos sido salvados por Gracia

 “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe(Efesios 2:4-9).

El entendimiento de la grandeza y gloria de la salvación debe dejarnos sin lugar para el orgullo o la vanagloria personal. Nada pudimos hacer para recibir salvación. Nada hicimos por esa salvación y nada podremos hacer para ser salvos. Esa sentencia debe permanecer para mantener nuestras almas y corazones con altos niveles de humildad delante del Señor. 

Este entendimiento de la salvación humilla nuestro pasado. No sólo son humillados nuestros errores, sino también nuestros aciertos y bondades humanas.

“Toda fortaleza personal, logros y ventajas, son nada delante de Dios y este evangelio nos establece en un fundamento firme en la Gracia”. 

2- Hemos sido salvados por medio de la fe

  • “He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá(Habacuc 2:4).
  •  “Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, (26) pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús…” (Gálatas 3:25-26).
  •  “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; (2) por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios” (Romanos 5:1-2).

La fe es un sello y evidencia indubitable de que hemos sido llamados por Dios a la salvación. La fe es un don de Dios. Nadie puede tener fe si no le es dado de Dios. 

  • ¿Cree usted en Dios? 
  • ¿Cree que Jesucristo es el Hijo de Dios y Él murió en la Cruz para salvarle a usted? 
  • ¿Cree que la muerte del Señor ha sido precio suficiente para que usted sea quitado de la muerte y llevado a la vida? 

Si cree y hay convicción plena en su corazón acerca de eso, debe tener certeza de que en usted está el mayor y más valioso regalo de Dios: la fe. 

3- Hemos sido salvados por las intenciones y expectativas de Dios

“Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad…” (2 Tesalonicenses 2:13).

La salvación no nos fue dada por nuestra búsqueda. Fue el Padre quien se acercó a nosotros y nos reconcilió consigo mismo por medio de Su Hijo. Fue Su accionar. Sólo hemos correspondido a Sus intenciones, y eso debería mantenernos atentos a Sus expectativas. 

“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús” (Filipenses 3:12).

4- Salvación es una nueva vida en Cristo

En lo humano y natural, estábamos muertos y en tinieblas y nada había en nosotros que pudiera hacernos dignos de tan grande salvación. 

  • “Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte” (1 Juan 3:14).
  • “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (2 Corintios 4:6).
  • “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. (25) De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán” (Juan 5:24-25).
  • “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).

Debemos entender que la salvación no nos otorga una “salida” a problemas personales. La Salvación no mejora nuestras vidas. Salvación nos otorga acceso a lo verdadero y eso comienza con una verdadera vida

¿Qué de la vida que antes llevaba sin Dios? No era vida, sino un suspiro temporal, una estructura de mentira. Vamos comprendiendo más y más la salvación cuando entendemos que la antigua vida era falsa y mentirosa, decidiendo cada día vivir en la nueva y verdadera vida: una vida con calidad eterna.

En una próxima entrega reflexionaremos sobre cómo reconocer las señales de que una persona ha experimentado la verdadera salvación y las evidencias de la fe no fingida y cómo esto se manifiesta en nuestra vida espiritual.

Stephanie Melgarejo: “Tener a Jesús en mi vida es correr con ventaja”

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Stephanie Melgarejo, de 21 años, es jugadora profesional de River Plate. Tiene en su haber un paso por la Selección Argentina y es encargada de llevar la bandera de Jesús a todos lados.

Hoy ella nos cuenta en exclusiva su historia y cómo es actualmente formar parte del fútbol femenino profesional en Argentina.

Comenzó a jugar al fútbol a los 11 años, con su hermano, en el barrio, hasta que pudo ir a un club con chicas que jugaban por diversión. “La mayoría eran grandes y competían los domingos en una liga de la Municipalidad de San Martín”, comentó la futbolista. “Yo no podía competir por el tema de que era mucho más chica, así que solamente entrenaba, hasta que una vez la mamá de una amiga nos trajo a una prueba en River, pero era de futsal [fútbol de salón]. Nos probaron y nos dijeron que habíamos quedado”. 

Melgarejo quedó en River pero “me dijeron que me iban a tener dos años, y si evolucionaba, me iban a poder fichar; abandoné al año, pero después volví, me ficharon y estuve jugando un tiempo en futsal hasta que fui a una prueba en cancha de 11, y pude llegar a primera, gracias a Dios, en muy poco tiempo”.

“Me fueron dando minutos en la primera, pasé por la selección argentina sub-17 y sub-20. Además estuve con la mayor; nunca competí, pero sí estuve citada. Enamorada, apasionada por el fútbol y siempre dando lo mejor de mí y anhelando mejorar cada día, he aprendido mucho y sigo aprendiendo”.

Stephanie tuvo su primer encuentro con Jesús a través del fútbol y nos comentó: “Íbamos a entrenar con un entrenador a un club de barrio; eran todos hombres, menos yo. Un sábado me viene a buscar mi hermano y me dice: ‘Titi, ¿querés ir a la iglesia?’, y le dije que sí. Me acuerdo de que me había gustado, pero hasta ahí”.

Stephanie Melgarejo

Sin embargo, un día todo fue distinto: “A los 14 años conocí a Dios, y hubo una palabra que marcó mi vida, y hasta el día de hoy Dios me ha sorprendido. Escuché: “Clama a mí, y yo te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no conoces’ [Jeremías 33:3, RVR60]. Y hoy puedo decir que he clamado y Él ha cumplido esa promesa de que me iba a dar a conocer cosas grandes y ocultas que yo no conocía”.

“Agradezco a Jesús por la salvación, que para mí era algo oculto, algo grande, algo maravilloso que yo no conocía, y lo conozco, y la verdad que digo ‘guau, eso para mí es lo más importante’, además de toda esta añadidura, que es jugar al fútbol”.

Su relación diaria con el Señor es completa durante todo el día: “Me levanto y agradezco por la oportunidad de poder abrir mis ojos, y siempre que viajo, voy escuchando adoración o una prédica, y durante el entrenamiento continuamente trato de ser ejemplo, de poder dejar lo mejor de mí, no solamente dentro de la cancha, sino afuera, con mis compañeras. Y así es mi relación: me congrego martes, miércoles, sábado y domingo; mi relación con Dios va en aumento, y cada día me enamoro más de su hermosa presencia y también de su Persona”. 

“Siempre trató de buscarlo a Él: cuando voy en el micro, antes de jugar un partido.

Siempre que salgo a la cancha, levanto mis manos y lo único que le digo es ‘hacete fuerte en mis debilidades’,

Stephanie Melgarejo

«Sé que muchas veces en el carácter y en lo futbolístico soy débil, y con esa oración me deleito en lo que Él me mandó a hacer. Sé que estoy ahí con un propósito y siempre que veo mi presente es porque su gracia me acompañó hasta el día de hoy. Por eso soy una agradecida siempre; buscar su presencia es para mí un placer».

El día a día con Cristo, para Melgarejo, es “siempre correr con ventaja. Por eso amo cada momento en que puedo glorificarlo, porque creo que todo es por su gracia, y vivo todos los días . Así, tengo la capacidad de esforzarme más, de aprender más, de mejorar, y le doy gracias por esta oportunidad que tengo de poder correr con Él, todo un privilegio para mí”.

“En el día a día, tengo la oportunidad de compartir de Jesús; creo que Dios me manda con mis compañeras no solamente en los entrenamientos, sino también cuando concentramos, así que es una bendición, porque les puedo enseñar de su Palabra y también ellas pueden recibir; y siempre que necesitan una oración o algo, se acercan, y es lo que más me apasiona hacer”.

Son muchos los deportistas que quieren entrenar pero también expresar a Jesús en su área. Stephanie recomendó a cada lector que “lo busque en intimidad, porque siempre que uno busca a Dios en intimidad, como dice su Palabra, Él lo recompensa en lo público. Y yo creo que cuando uno tiene una relación con Dios, se refleja, y uno es ejemplo. Es ahí donde marca la diferencia y cuando podemos decir que es por Cristo, no por nosotros”. 

“Es importante entender que llevar a Cristo no es simplemente hablando, sino en todo lo que hagamos; tener claro de que estamos con un propósito, para que las personas lo puedan conocer, ya sea a través de un abrazo, una palabra. Pero ese siempre es mi deseo: que las personas que me rodean lo puedan ver a Él a través de mi vida”. 

Perder el control en la vida: ¿Cuáles son sus beneficios?

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¿Cómo le entregamos nuestras cargas a Cristo?

Dentro de la mirada psicológica, existen personas con una necesidad absoluta de controlarlo todo.

Son esas personas que siempre notamos muy activas, ansiosas, que no pueden perderse de nada y que intentan por todos los medios saber qué está pasando en el ambiente para poder controlarlo. Controlan a sus hijos, su pareja, sus padres o sus amigos. 

Muchas veces se da de forma latente, inconsciente, no generando malestar ni molestia en los otros ni en ellos mismos. Pero llega un momento en que, si no logran regular esa necesidad imperiosa, pueden terminar con algunos síntomas que sí terminan afectando las relaciones, los vínculos y la propia calidad de vida. 

Considero que hay aspectos propios que uno debe controlar. Uno tiene que poder controlar sus emociones, sus reacciones, sus comportamientos o sus modos de relacionarse. Cuando uno se autorregula o se autocontrola, demuestra ser una persona capaz, responsable de sí, y esto es lo que, como padres, tratamos de enseñar a nuestros hijos.

Pero eso no significa que tenga que ejercer un control sobre todo lo demás, sobre las decisiones que el otro toma o sobre las circunstancias que muchas veces nos toca atravesar. Uno puede ejercer control sobre ciertas cosas de sí mismo, pero también comprender que hay cosas que, aunque nos gustaría, no podemos controlar. 

En este artículo, quiero que nos centremos en este último punto: hablar sobre aquellas cosas que no podemos controlar o esa invasiva sensación que nos lleva al punto de creer que perderíamos todo si no lo hacemos. 

Las personas que tienen esta tendencia a controlar todo en forma absoluta sienten que, si no lo hacen, caerán en la desdicha de la incertidumbre, el fracaso, la desesperanza y el miedo aterrador de no ser suficientes como para evitar que algo malo pase. 

Existe una gran diferencia entre quienes pueden soltar ese control y quienes se aferran a él como un modo de dominar la propia realidad y la de los más cercanos, con el objetivo de proteger y frenar estos sentimientos negativos que los invaden si no lo tienen todo controlado.

Cuando uno tiene el control de algo, siente que está un paso adelante, que puede conocer qué sucederá cerrando las puertas a lo impredecible o inaccesible. Pero déjame decirte algo: no siempre podemos tener ese control, no siempre podemos saberlo todo para sortear una mala noticia, una decisión equivocada o la acción de otra persona que no pudimos evitar y nos afectó gravemente.

La buena noticia es que cuando esto ocurre, cuando sentimos que algo se escapa de nuestro control, lo que aquí gana es la capacidad de ser flexibles y adaptables a los cambios.

«Lograr el equilibrio emocional para comprender la perspectiva de la situación y así poder soltar esa compulsión a controlarlo todo«.

Debora Pedace

Las personas que llegan a este estadío y consiguen este objetivo, observan beneficios inmediatos: la desesperanza y la incertidumbre se desvanecen, la culpa es identificada y removida, el estrés disminuye y las relaciones interpersonales mejoran notablemente. 

¿Cómo logramos despojarnos de este control? ¿Cómo aprender a que no podemos controlarlo todo? Puedo darte algunas llaves que te permitirán comenzar este proceso. El darse cuenta de que eres una persona de este tipo ya es un primer paso. Si lograste identificarte con lo mencionado, quizás necesites algún tipo de ayuda profesional para que seas orientado de forma particular.

Es fundamental que dejes de presionarte, criticarte o autoexigirte; no todo depende de vos y de tu desempeño, tienes que ser tú mismo, reconociendo lo que puedes controlar y las cosas que te exceden.

En segundo lugar, el proceso del autoconocimiento te permitirá conocer cuáles son tus limitaciones, hasta dónde puedes llegar sin que la situación te sobrepase, cuándo decir sí y cuándo poner un límite sano que te resguarde de una consecuencia negativa que te afecte aún más.

En tercer lugar, identifica si la culpa está invadiendo tu vida; ¿Cuál es el motor que te conduce a creer que puedes controlarlo todo? ¿Será la culpa? Tienes que lograr identificarla para poder trabajar esa emoción que nunca tiene un buen pronóstico. La última llave, que considero una de las más importantes, es tomarte tiempo para descansar, meditar y para comprender que lo escrito en la carta de 1 Pedro 5: 6-7 hace eco en tu vida. Te lo citaré a continuación:

“Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo. Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes”.

Si tenemos en claro que Dios cuida de nosotros, no hay necesidad de tener control. Él lo tendrá por ti. 

Te animo a poner en práctica este artículo.

¡Nos vemos la próxima!

Un templo invaluable

El término templo designa un edificio sagrado, pero al mencionar esta palabra aparecen cientos de posibilidades ya que los hay de todas las épocas, tamaños y características arquitectónicas. Del Templo de Jerusalén, solo queda el Muro de los Lamentos, que representa el lugar más sagrado para los judíos. 

Entre aquellos que representan un patrimonio arqueológico para la humanidad se encuentra el Partenón de Atenas, Luxor y Karnak en Egipto, el Panteón de Agripa en Roma y los templos Mayas en América. El icono del catolicismo es la basílica de San Pedro de El Vaticano. El templo budista de Shwedagon, en Birmania, impresiona con ladrillos cubiertos con planchas de oro y su cúpula decorada con 5448 diamantes y 2317 rubíes.

Entre los templos hindúes más importantes están Angkor Wat, en Indonesia, que posee el monumento religioso más grande del mundo y el templo Padmanabhaswamy en India,  con paredes de oro y un tesoro valuado en veintidós mil millones de dólares. La mezquita al-Haram, ubicada en la Meca, puede albergar más de cuatro millones de personas en su interior. Los evangélicos, claro, los prefieren con capacidad y tecnología. 

Puede que el templo le refiera al lugar adonde usted se congrega regularmente, pero Dios se empecina en romper el molde que nos fabricamos para contenerlo. Lo paradójico es que teniendo tantos lugares increíbles donde habitar, el Dios Creador haya decidido, como en ese establo en Belén, darles la espalda a los imponentes palacios de los hombres. 

Un lugar privado

Desafiando a toda lógica humana, Jesús eligió que usted mismo sea el lugar en el cual Él desea habitar (Efesios 2:22). Su cuerpo es el lugar de residencia del Espíritu Santo (1 Corintios 3:16; 6:19). Usted ya no es dueño, es solo un administrador de su cuerpo, Jesús pagó con cada gota de su sangre (1 Corintios 6:20), comprando para sí un templo invaluable.  

¿Cree que Dios merece una casa con filtraciones, humedad, las cañerías tapadas, pérdidas de gas y problemas con la instalación eléctrica?

Generalmente ponemos el foco solo en el daño que provoca un vicio y pasamos por alto una mala alimentación.

La OMS afirma que seis de cada diez enfermedades están relacionadas con lo que comemos: obesidad, sobrepeso, diabetes, hipertensión arterial, colesterol y enfermedades cardiovasculares. 

Somos responsables de mantener nuestro cuerpo, el templo del Señor, lo mejor que podamos, no con el fin de cultivar nuestra vanidad sino con el fin de que nuestros miembros físicos sean herramientas útiles para Dios.  Si no puedo dominar mi estómago, me hago esclavo de la comida (Romanos 6:16), y fuera de cuestiones genéticas, puedo enfermar por negligente y ser una carga para mi familia.

Luego de realizar un amplio estudio en 195 países, la prestigiosa revista médica The Lancet, concluyó que uno de cada cinco fallecimientos en el mundo, 11 millones de personas, se debe a una mala alimentación. Las cifras son de vértigo: en total 1900 millones de personas tienen sobrepeso (39% de la población mundial) y 650 millones (13%) de entre ellas obesidad. 

Para UNICEF, 1 de cada 5 niños y adolescentes tienen sobrepeso. El informe muestra que el 62% consumen bebidas gaseosas azucaradas por lo menos una vez al día y el 49% ingieren comida rápida por lo menos una vez a la semana. 

La causa de estas cifras, según OMS, es el desequilibrio calórico, el alto consumo de carnes procesadas, bebidas azucaradas, ácidos grasos trans y exceso de sal, sumado a una dieta baja en frutas, vegetales, legumbres, granos enteros y semillas. También por un descenso en la actividad física debido a la naturaleza cada vez más sedentaria de muchas formas de trabajo, los nuevos modos de transporte y la creciente urbanización.

 Consejos útiles para cuidar nuestro cuerpo:

  • Autoevaluación sincera: ¿estoy cuidando mi cuerpo? (Oseas 4:6).
  • Chequeos médicos: dentro de su posibilidad consulte especialistas (3 Juan 1:2).
  • Alimentación: no caiga en dietas mágicas, cambie hábitos que perduren.  
  • Reduzca el consumo de alimentos procesados y opte por los naturales.
  • Hidratación: el agua elimina toxinas, evite las gaseosas y jugos artificiales.
  • Disciplina: comienza como obligación, persevere hasta que se haga hábito (1 Corintios 9:27).
  • Dominio propio: los permitidos deben ser excepciones. Elimine de su heladera y alacena aquello que representa una tentación (1 Corintios 6:12).
  • Descanse bien: mientras dormimos tienen lugar procesos metabólicos e inmunológicos imprescindibles para mantenernos sanos.
  • Haga ejercicio: el 65 % de la población presenta un nivel de actividad física bajo. No es obligación pagar un gimnasio, salir a caminar es gratis y le da salud a su cuerpo.
  • Pida ayuda a Dios en oración, Él le dará fortaleza en su debilidad (2 Corintios 12:9).

Que sea Dios quien determine nuestra manera de sobrellevar este cuerpo mortal y no sea el producto de nuestros descuidos.

His Only Son, el relato bíblico de Abraham, arrasó en su primer semana en cines de EE. UU.

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Película cristiana de Abraham

Tras sus éxitos en plataformas de streaming (The Chosen), Angel Studios debutó en las salas de cine, y en solo un fin de semana, alcanzó el tercer lugar en las taquillas.

Este logro se vuelve aun más meritorio si consideramos que contó con un escueto presupuesto de apenas 250.000 dólares, una cantidad ínfima en comparación con la financiación de la mayoría de las películas. 

Según Box Office Mojo, un sitio web dedicado al seguimiento y conteo de los ingresos en taquilla que consiguen las películas, His Only Son recaudó hasta el momento más de cinco millones y medio de dólares.

La película se basa en el relato bíblico de Abraham y su hijo Isaac (Génesis capítulos 12 al 22), y tuvo su estreno en las grandes pantallas de los cines de EE. UU. el pasado 31 de marzo. Previamente a su debut, había hecho historia al convertirse en la primera película de financiación colectiva (es decir, mediante donaciones del público) que lograba aparecer en los cines en el ámbito nacional.

Fotograma de la película His Only Son

El momento intencionalmente elegido para el estreno de la película fue Semana Santa, ya que el relato de la vida de Abraham (dispuesto a sacrificar a su único hijo) tiene un claro paralelismo con el sacrificio de Jesús en la cruz, quien aparece simbolizado en el cordero que Abraham ofrece a Dios en sustitución de Isaac.

El compromiso de la película es ser fiel al relato bíblico. Angel Studios, la productora, es la misma empresa que llevó a los espectadores The Chosen, narración de la vida de Jesús con sus discípulos que se convirtió en un éxito mundial: sus episodios han sido vistos más de 420 millones de veces en todo el mundo.

«Teníamos que traer a la pantalla esta gran historia de fe».

Dijo el portavoz de Angel Studio, Jared Geesey.

La idea de la película fue concebida por el exmarine estadounidense y director del film, David Helling, cuyo tiempo vivido en los desiertos de Irak generó el deseo de llevar los relatos bíblicos a los espectadores en un formato teatral. Él cree que la calidad de The Chosen es equiparable a La Pasión de Cristo, y ha trabajado para que ocurra lo mismo con His Only Son.

Helling se reconectó con la Biblia cuando estaba en Irak. “El Señor le dio vida a mi Biblia y me dije: ‘Tengo que ir a la escuela de cine y aprender a contar historias bíblicas’. Así que he estado trabajando en esta película durante cinco años”.

Actualmente, están aumentando de forma progresiva las salas de cine que van a proyectar la película en los Estados Unidos.

Te dejamos el tráiler:

El último podcast antes de morir

Con una vida dedicada al avance del Evangelio —para lo cual supo aprovechar hábilmente los medios de comunicación—, el Dr. Charles Stanley llegó a millones de personas alrededor del mundo a través de En contacto, una serie de reflexiones en audio para radios que, al momento de su partida, se habían ya escuchado en más de 127 idiomas.

Con una vida dedicada al avance del Evangelio —para lo cual supo aprovechar hábilmente los medios de comunicación—, el Dr. Charles Stanley llegó a millones de personas alrededor del mundo a través de En contacto, una serie de reflexiones en audio para radios que, al momento de su partida, se habían ya escuchado en más de 127 idiomas.

En contacto se convirtió en un espacio en que el pastor de la primera Iglesia Bautista de Atlanta, Georgia (EE. UU.), logró relacionarse con la audiencia de una forma dinámica, respondiendo preguntas profundas al final de cada reflexión, a lo largo de 65 años. 

En la jornada de ayer, Ministerios En contacto dejó ver el último podcast del Dr. Charles Stanley, con un homenaje junto al mensaje: “El legado después de morir”.

Nuestra mayor preocupación es: ¿Cuánto tiempo viviremos? Creemos, por ejemplo, que para tener buenas obras y un legado duradero es necesario que vivamos mucho tiempo. Sin embargo, si nos fijamos en lo que dice la Escritura, a Dios no le interesa, principalmente, cuánto tiempo vivamos, sino cómo vivimos…”. 

Los homenajes a su vida de obediencia se rendirán el próximo 22 de abril en la congregación que presidió por 50 años, First Baptist Church of Atlanta. 

Te compartimos las diez frases más relevantes de su trayectoria ministerial. 

  1. “Obedezcamos a Dios, y dejemos las consecuencias en sus manos”.
  2. «Debemos recordar que la distancia más corta entre nuestros problemas y sus soluciones es la distancia entre nuestras rodillas y el suelo».
  3. “El comportamiento es la sustancia de la religión. La creencia es la sustancia de la relación”.
  4. “Nuestra disposición a esperar revela el valor que le damos al objeto que estamos esperando”.
  5. “Las circunstancias y los eventos que vemos como contratiempos son a menudo las mismas cosas que nos lanzan a períodos de intenso crecimiento espiritual”.
  6. “¿Le has estado preguntando a Dios qué va a hacer? Él nunca te lo dirá. Dios no te dice lo que va a hacer. Él te revela quién es Él”.
  7. “Hay que tener valor para ser obediente a Dios”.
  8. «Podemos estar cansados, cansados ​​y angustiados emocionalmente, pero después de pasar tiempo a solas con Dios, descubrimos que Él inyecta energía, poder y fuerza en nuestros cuerpos».
  9. “Si la simpatía es todo lo que los seres humanos necesitan, entonces la Cruz de Cristo es un absurdo y no hay absolutamente ninguna necesidad de ella. Lo que el mundo necesita no es «un poco de amor», sino una cirugía mayor. Si crees que estás ayudando a los perdidos con tu simpatía y comprensión, eres un traidor a Jesucristo. Tú mismo debes tener una relación correcta con Él y dedicar tu vida a ayudar a los demás a Su manera, no de una manera humana que ignore a Dios”.
  10. “El tiempo que pases a solas con Dios transformará tu carácter y aumentará tu devoción. Entonces, tu integridad y comportamiento piadoso en un mundo incrédulo harán que otros anhelen conocer al Señor”

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