Crecí escuchando lo difícil que es compartir el Evangelio aquí, en Europa. Era nuestro deseo ser enviados como misioneros a algún lugar de África o de Asia, a algún pueblo no alcanzado, sin Biblias y que nunca hubiera escuchado las Buenas Nuevas. 

Por eso nos sentimos sorprendidos cuando fuimos desafiados por Dios para venir a Europa. A mi mente vinieron todas esas frases que había escuchado antiguamente: “Europa es muy humanista” o “Europa es un cementerio de misioneros” y otras frases como estas. Pero nosotros decidimos obedecer al Señor. 

Al llegar a Finlandia algo similar me pasó cuando intentaba aprender el idioma finés. Mis amigos me decían “El finés es muy difícil y nunca lo vas a aprender; aprende sueco y con el inglés te manejas”

A mi primera clase del idioma llegó nuestro profesor, un hombre pequeño pero alegre, de ascendencia polaca y no finesa como yo pensaba que sería. Su apellido no lo recuerdo porque tenía muchas consonantes que lo hacen difícil de pronunciar para gente de habla hispana como yo. 

El profesor, ante las primeras opiniones negativas de algunos de los estudiantes del curso que decían: “El finés es difícil”, nos enseñó la siguiente frase: “Suomen kieli on helppo ja kaunis” que significa ‘el idioma finés es fácil y hermoso’. Y nos afirmó: “Si creen que es difícil, ¡entonces va a ser difícil!”

Nuevos desafíos

Al poco tiempo, fuimos desafiados desde JuCUM Argentina para organizar una marcha y un tiempo de oración por la vida en frente del parlamento finés. Cuando comenzamos a hacer algunas llamadas para ver lo que podíamos hacer, recibimos las mismas respuestas “En Europa no hacemos esto” y otros comentarios similares. Pero en mi mente recordaba la frase de mi profesor de finés: “Si crees que es difícil, entonces va a ser difícil”.

Con mi esposa teníamos un poco de miedo, pero decidimos hacerlo de todas maneras y esperamos en Dios para que la gente se sumara.

Oramos, llamamos a algunas personas e incluso lo comunicamos en la radio. Pensamos que nadie asistiría, pero para nuestra sorpresa ese día fuimos 25 personas. Eso es mucha gente para una marcha aquí, considerando que otras marchas convocan alrededor de 30. Ese día pudimos orar frente al parlamento y bendecir a los niños por nacer. 

Esta situación nos puso en contacto con un ministerio de acompañamiento a la mujer embarazada. En ese momento ellos deseaban comenzar un trabajo en la ciudad de Helsinki, donde residimos, pero no sabían cómo hacerlo. Nosotros les ofrecimos poner una carpa en la calle y promocionar sobre el ministerio que tienen, pero nos dijeron que nunca habían hecho algo así. 

Por nuestra experiencia previa de haber organizado la marcha al parlamento, conseguimos los permisos y pusimos una carpa frente a la Estación Central de tren y pudimos hablar con muchos sobre temas delicados como lo es el aborto, por ejemplo. 

FINLANDIA

Siempre recuerdo el testimonio que me compartió mi esposa al finalizar el evento. Ella se había encontrado con una mujer que, al ver lo que estábamos promocionando, se acercó y comenzó a llorar y a contar que se había hecho un aborto cincuenta años atrás y nunca había podido hablarlo con nadie. Mi esposa le sugirió escribir una carta para ese hijo que había perdido y ella, todavía con lágrimas en los ojos, así lo hizo. Fue increíble ver la libertad que Dios trajo sobre la vida de esa persona.

Hemos hecho muchas cosas: maratones de lectura de la Biblia, tiempos de evangelismo en las calles y hemos visto a Dios obrar de maneras tremendas en la vida de las personas. Quizá lo que había escuchado sobre Europa no era tan así, o por lo menos, no era así para Dios. O, tal vez, Él estaba buscando personas lo suficientemente ignorantes de lo imposible como para que se animaran a realizarlo. El Señor nos desafía a algo nuevo. No dejemos de obedecerlo.

Autor: Norberto Núñez es misionero de JuCUM en Finlandia junto a su esposa Sanna y sus tres hijos Ezequiel, Miika y Benjamin. Hizo su Escuela de Discipulado en Buenos Aires, Argentina en el año 2004 y sirve en JuCUM desde entonces.

JUCUM
Juventud Con Una Misión es una comunidad misionera de cristianos provenientes de diferentes trasfondos, culturas y tradiciones cristianas, dedicados a servir a Jesús alrededor del mundo. Servimos principalmente de tres maneras: a través del entrenamiento, la proclamación del Evangelio y al preocuparnos por aquellos en necesidad. Actualmente trabajamos en más de 1,200 lugares en alrededor de 180 países.