La pastora Mayra Djimondian conversó con María José Amiunes, la licenciada en Nutrición, con posgrados en Enfermedades Metabólicas Psicoterapia Nutricional y Deporte, sobre el cuidado integral, y cómo nuestro cuerpo humano es una herramienta espiritual.

La conexión entre el cuerpo, alma y espíritu

Mayra Djimondian: El tema de la nutrición y la alimentación es clave para la vida de un hijo de Dios. Contanos ¿por qué para Dios es importante que nosotros tengamos esta proyección de lo que implica la alimentación para nuestro espíritu?

María José Amiunes : A mí me parece que cuando Dios nos aconseja cuidarnos de forma integral, lo hace con amor, lo hace porque sabe que nos conviene hacerlo. Si bien creo que cuidarnos de forma integral, tanto espíritu, alma y cuerpo, es una obediencia y  una honra al Señor, es para beneficio nuestro también. No solamente una obediencia, porque de esa manera vivimos esa vida plena y abundante que el Señor pensó para nosotros.

Hay varios versículos que hablan de esto en la Palabra, pero hay dos que me gustan mucho. Uno es muy conocido en Proverbios 4:23 que es “cuida tu corazón porque de él mana la vida”. Lo que pasa adentro influye también en nuestro exterior, en nuestro cuerpo, en nuestro físico. Y está Proverbios 17:22 que dice “el corazón alegre es como una buena medicina. En cambio, el espíritu triste se seca hasta los huesos”. O sea, estamos conectados. Lo que pasa adentro también afecta afuera.

MD: Pensaba también en ese texto de Tesalonicenses 5:23 donde precisamente habla de que somos espíritu, alma y cuerpo. Y ahí la Biblia nos muestra que somos seres integrales. Hablaste de una conexión recién ¿Cómo la buena alimentación y nutrición conecta con todas las demás áreas de nuestra vida? ¿De qué manera afecta esto?

MA: Tal cual. Vos fíjate que saliendo de la Biblia, la Organización Mundial de la Salud, dice que “la salud no es la ausencia solamente de enfermedad, sino que es el completo estado de bienestar físico, psíquico y social”. Entonces desde la ciencia se afirma lo que el Señor viene diciendo y aconsejando desde hace años tenemos que tomar conciencia poquito a poquito y empezar a cuidarnos nuestras tres áreas de forma integral.

El propósito en la alimentación

MD: Bueno, viste que en el desarrollo de toda la Palabra de Dios vemos la alimentación que está súper conectada, como un factor espiritual. De hecho, si vamos a Génesis, el primer pecado tiene que ver con la comida. Esaú perdió su primogenitura por la comida. Daniel, por ejemplo, empezó a tener una alimentación vegana, vegetales, legumbres por el contexto de idolatría que había en ese momento. 

Entonces, ¿cómo es el abordaje de un hijo de Dios frente a algo tan cotidiano, tan vital? ¿Se puede ver a Cristo a la hora de alimentarnos, de comer, de nutrirnos bien?

MA: Yo creo que sí. Por un lado, que podemos ver a Cristo en todo, no en todo lo que nos propongamos. Es una decisión. Me llama mucho la atención cómo la comida fue transcurriendo en un montón de situaciones e historias de la Biblia y me parece que ahí la comida tiene un propósito.

Al momento de comer elegimos la comida con el propósito de que nos beneficie, de que nos dé salud y  que nos haga personas más funcionales al propósito que Dios tiene para nuestra vida. O por el contrario, sin darnos cuenta, quizás el propósito y el destino que tiene la alimentación o nuestros hábitos nos enferman, nos llevan a tapar emociones, nos llevan a enfermedades, ¿no? Entonces ¿Cuál es el propósito? ¿Cuál es el destino? Creo que ahí es donde tenemos que poner el foco. Me parece.

mujer-en-movimiento-mayra-dj
La pastora Mayra Djimondian en Mujeres en Movimiento.

Hambre emocional

MD: Con la comida muchas veces buscamos tapar emociones, vacíos. Hablabas de las emociones y pensaba en esto de la diferencia entre el hambre emocional y el hambre físico. ¿Cómo poder detectar cuando tenemos hambre emocional? Porque hay ansiedades y hay cuestiones que estamos tapando con la alimentación. ¿Y cuándo el hambre físico es real?

MA: Hay una forma muy práctica de darnos cuenta que es el hambre emocional. Busca algo en específico. Si yo tengo hambre real, vos pasas todo el día trabajando, llegas a tu casa, tienes hambre, lo que te propongan de comer lo vas a comer porque tienes hambre realmente. 

En cambio, el hambre emocional busca algo en particular y generalmente nuestro cerebro en ese momento de ansiedad, como necesita bajar sus niveles de acelere, por así decirlo, busca dos nutrientes que son las grasas y que son el azúcar. Entonces me va a llevar a ese tipo de alimentos altos en grasas y altos en azúcar. 

Primero es selectivo el hambre emocional versus el hambre real, el hambre fisiológico. El hambre real empieza a aparecer de a poco. Me hace ruido la panza, me duele la cabeza. Así paso muchas horas sin comer. Todas situaciones o síntomas diferentes a lo que pasa en el hambre emocional que se despierta frente a alguna situación que me genera nervio, angustia, incertidumbre, temor.

Y frente a esto que vos me planteas, a mí siempre me hacen una pregunta que me hace mucho ruido, ¿Y qué como cuando tengo hambre emocional? Y en realidad yo te pregunto ¿tienes hambre? Si tienes hambre, comamos porque el cuerpo te lo está pidiendo. Pero si tienes hambre emocional que viene a través de tu alma, de tus emociones, démosle eso que necesita. Si tienes angustia en la comida lo único que vas a hacer es tapar, anestesiar. 

A mí me gusta la invitación que nos hace Jesús en Mateo 11:28-29 que dice “Vengan a mí todos los que están cansados, que yo les doy descanso”. Y yo cuando leo eso digo: “Ay, qué bueno, señor, que nos invites y vos nos haces tu paz”. Si bien es un trabajo y creo que es un día a día, hay una decisión

Pero ser intencionales en esto, en tomar esta Palabra y decir «bueno Señor, si vos me estás invitando a tomar de tu paso, me acerco y dejo en la cruz lo que me pesa», y es esto de a poquito empezar a trabajar en el fondo no busquemos más este tapar con la comida lo que nuestra alma está buscando de otro lado.

La imagen de Cristo en nosotros

MD: Y así como vos decís no, Dios nos diseñó como es el título de tu libro “para una vida saludable, para una vida plena”. Y esto tiene que ver no solamente con el tema de alimentarnos bien sino que también nutrir nuestro espíritu.

Obviamente que el tema de la alimentación para muchos está interconectado con el tema de la autoestima. ¿Cómo me veo a mí mismo? Sin embargo, hay gente que logra su objetivo, pero se sigue sintiendo vacía y se sigue observando y se sigue sin gustar ¿qué consejo les darías al respecto? 

MA: Bueno, a mí me pasó algo muy cercano a lo que estás diciendo. Yo tenía la autoestima muy dañada, muy lastimada cuando era chica, y también lo cuento en el libro, y me pasó que yo le decía al Señor “Señor, yo quiero verme como vos me ves, pero realmente me cuesta, no los entiendo la teoría, pero no lo puedo llevar a la práctica .

Y una vez ahí, el Espíritu Santo me dijo “fuiste hecha a imagen y semejanza mía, no, al no quererte, no querés el diseño que yo hice». «Dios me hablaba de esta frase, ‘no se valora quien no entiende el costo de la cruz'»

“Cuando vos entendés que la persona más importante dio su vida, dio todo por vos. Yo creo que ahí tenemos que empezar a ser conscientes del valor que tenemos”.

Nuestro valor está en Él, no está en nuestro aspecto, nuestro en nuestro título, no está en los logros que podamos tener, no está en el auto, no está nada de eso. 

Está en que la persona más importante y especial lo dio todo y si lo dio todo es porque somos valiosos, porque somos amados, deseados, porque no había nadie más importante para Él que nosotros. Entonces, cuando entendemos esta verdad y dejamos que esta verdad golpee nuestro corazón y se haga real, creo que ahí empezamos el trabajo de vernos como somos realmente.

La pastora Mayra Djimondian en Mujeres en Movimiento.
Lic. en nutrición María Jose Amiunes en Mujeres en Movimiento.