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Los criterios personales y el nuevo nacimiento

¿Hasta dónde consideramos que nuestra vida espiritual es espiritual y no se está desarrollando según nuestro criterio?

Los criterios personales terminarán edificando becerros de oro (Éxodo 32), para adorarlos. Es decir, un sistema de vida sin Dios, donde todo lo que somos terminará siendo rendido a un tipo de “dios” equivocado.

Vale recordar Romanos 12:2, DHH: No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto”.

Observemos cómo los criterios pueden desviarnos de lo bueno, lo que es grato y lo perfecto. En otras palabras, de la voluntad de Dios.

En Romanos, vemos claramente que no debemos vivir en los criterios del tiempo presente, porque cada uno de ellos nos sumergen en un estado de superficialidad.

Y nos demuestra que el cambio de criterio produce un cambio de vida.

«Así que de ninguna manera nosotros lograremos tener una vida espiritual real si los criterios que nos gobiernan no son confrontados con la verdad».

Sahir Akel

Veamos un ejemplo Interesante: 

Dice Marcos 10.17-22, NTV: 

Cuando Jesús estaba por emprender su camino a Jerusalén, un hombre se le acercó corriendo, se arrodilló y le preguntó: 

—Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna? 

—¿Por qué me llamas bueno? —preguntó Jesús—. Solo Dios es verdaderamente bueno; pero para contestar a tu pregunta, tú conoces los mandamientos: “No cometas asesinato; no cometas adulterio; no robes; no des falso testimonio; no estafes a nadie; honra a tu padre y a tu madre”. 

—Maestro —respondió el hombre—, he obedecido todos esos mandamientos desde que era joven. 

Jesús miró al hombre y sintió profundo amor por él. 

—Hay una cosa que todavía no has hecho, le dijo. Anda y vende todas tus posesiones y entrega el dinero a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Después ven y sígueme. 

Al oír esto, el hombre puso cara larga y se fue triste porque tenía muchas posesiones.

En esta palabra, encontramos una confrontación de criterios muy profundos.

Primero: Vemos a un hombre devoto y obediente a la ley. Después que Jesús le habla sobre los mandamientos, el hombre le responde que desde joven los había cumplido.

En otras palabras, este hombre siempre fue creyente, solo que acomodó su fe y su vida espiritual al criterio de su cultura, de su forma o, lo que es peor, al dinero.

De hecho, observemos algo muy fuerte: Dice la Palabra: “Jesús miró al hombre y sintió profundo amor por él”.

No sintió lástima, sintió amor. Permítanme darles un pensamiento humano: Jesús siente un profundo amor porque vio a una persona que toda su vida obedeció a un mandato, pero no logró entregar su corazón. Ahora, él tenía la oportunidad; sin embargo, no la aprovechó.

Esto sucede por la falta del nuevo nacimiento.

«Una persona que cree en Dios, pero no nace de nuevo, vivirá preso de su criterio personal».

Sahir Akel

Por esto toma sentido la primera parte del versículo que leímos, cuando el hombre corre ante Jesús, y se refiere a Él como “Maestro bueno”, lo cual Jesús cuestiona, alegando que solo Dios es en verdad bueno. Cuando el joven lo llama “bueno”, está afirmando algo que en realidad no experimentaba por sí mismo.

Al conocer las Escrituras y los mandamientos, este hombre sabía que solo Dios es bueno. Sin embargo, llama a Jesús “Maestro bueno”, y el Señor confronta su criterio personal. Es decir, Jesús trata de mostrarle al hombre que al decirle bueno, lo estaba reconociendo como Dios. Entonces, este hombre estaba diciendo que Jesús era Dios.

Sin embargo, no. Este hombre solo quería la atención de Jesús. Solo quería un consejo de Jesús.

Mis amados, si Dios no puede gobernarnos, nunca podremos encontrar el camino correcto hacia su voluntad. 

Una de las cosas que un hijo de Dios pierde es el derecho a hacer lo que bien le parece.

En esta nueva vida, cederle los derechos a Dios es nuestra libertad, contrariamente a lo que el mundo y su vida dicta. 

Cuando lo que reina es la voluntad de Dios, todo se disfruta en esta vida eterna.

sahir akel
sahir akel
Sahir Akel es Esposo, Padre y Pastor. Junto a su Esposa Cecilia, Son fundadores y Pastorean la Congregación Lugar más Alto, en la Ciudad de Chascomús, Argentina. Desde allí, coordinan la expansión del ministerio en diferentes puntos del país.

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