Siempre fue de mucho aliento ver cómo fueron sumándose a lo largo de los años tantas personas diciéndole sí al llamado de hacer misiones. 

Soy misionera en Mozambique, un lugar ubicado en el sur del continente africano. Estoy aquí desde hace 13 años con el proyecto de levantar un orfanato con escuela y hospital. Toda una victoria que Jesús nos entrega en nuestras manos. Gracias a Dios, cada día son más las personas que se suman a esta misión de Cristo, hoy en día se está preparando una joven de la comunidad gitana de España, quien vendrá pronto con nosotros.

Así como se dio el llamado en ella, quiero incentivarte a que vos también le digas al Señor “aquí estoy yo”. En mi experiencia no fue fácil el desprendimiento, ni tener que dejarlo todo para adaptarme a una nueva cultura. Pero hoy puedo decir que me siento en casa, después de muchos años de aprendizaje que enriquecieron mi vida. 

Hemos crecido como iglesia enviadora de misioneros, hemos madurado y estamos listos para asumir los demás desafíos que tenemos por delante. Estamos dispuestos a trabajar para que nunca se acabe ese fuego que arde en nuestro corazón de ir y compartir las buenas noticias.

Un milagro de Cristo en este tiempo es la certeza de tener listos y al día todos los documentos de la Iglesia de la Montaña: ¡ya tenemos el permiso de construcción! Serán nuevos proyectos que aún no comenzaron por las restricciones que impuso la pandemia, pero agradecemos a Cristo porque logramos hacer todos los pagos y no hay ninguna deuda. 

En esta tierra hace más de ocho años fundamos el ministerio Iglesia en la Montaña, todo comenzó con cinco mujeres y hoy muchas personas asisten a las reuniones, pero el objetivo inicial permanece y es seguir extendiendo el Evangelio a todo el lugar. 

Estamos en la aldea Boa Vista, a 40 kilómetros de Necchi, un lugar alejado por el que a veces es complicado acceder, pero Dios en este tiempo nos proveyó de un vehículo para poder entrar sin dificultad. Sabemos que Dios está haciendo cosas tremendas, hermosas en medio de nosotros y esperamos que toda esta gente que vive alrededor de la aldea también sea alcanzada con el Evangelio.

A partir de este principio Dios nos dio el llamado de empezar con un centro abierto para niños huérfanos en Boa Vista, y para esto ya logramos adquirir un terreno y estamos tramitando el permiso para construir con las Asambleas de Dios, porque queremos levantar un lugar con capacidad para albergar a 1.200 personas. Mi deseo es que este año podamos hacer otra perforación de un pozo de agua. Actualmente, estamos orando para que nos den los permisos de construcción de este sector para que luego podamos comenzar a edificar las aulas y dar comienzo al trabajo con niños allí en Boa Vista.

En estos días pido sus oraciones ya que hay temporales que han afectado varias provincias. Nosotros nos encontramos bien, pero la naturaleza se ha desatado grandemente. Hay una promesa que quiero dejarles, no importa qué ocurra mañana, porque Dios seguirá sosteniéndonos en la eternidad.

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Mi nombre es Fabiana Llamas, soy de Rosario, Argentina, fui enviada como misionera a Mozambique, África, y tenemos el proyecto de levantar un orfanato con escuela y hospital.