Los hospitales de Argentina reportaron en el día de ayer alta asistencia en esta área médica, por lo que un médico y enfermera cristianos nos cuentan cómo viven esta situación.
El documento publicado por la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) especificó que la situación afecta a los centros de salud públicos y privados. Actualmente los lugares con mayor porcentaje de personas internadas en esta área, con el 90 % de lugares ocupados, son Ciudad de Buenos Aires, Catamarca, Mendoza, Neuquén, San Juan, Buenos Aires, Córdoba, Corrientes y Misiones. Mientras que en las demás provincias la ocupación es de entre el 60 y 80 %.
Guillermo Liarte, médico del Hospital Municipal Dr. Ángel Pintos, en la ciudad de Azul de Buenos Aires, cuenta que en este tiempo trabaja en la guardia de terapia intensiva alrededor de doce horas diarias, de lunes a viernes. Al tiempo que la licenciada en enfermería Paola Pinilla, quien es coordinadora del sector del Hospital Zonal de Chubut, confirma que actualmente la asistencia es más exigente en medio de la pandemia.
“Lo que mantiene mi fe en este momento difícil es mi relación con Dios y las palabras que Él me dio, porque es difícil mantener la esperanza ante la muerte de tantos pacientes”, revela el doctor Liarte. “Estamos trabajando muchas horas y la esperanza en estos tiempos la veo como una necesidad y una llave para realmente fortalecernos, que nos abre puertas a la paz”, destaca la enfermera Pinilla.
El médico destaca que el apoyo de familia y amigos es muy importante para poder continuar y esperar con alegría la recuperación de los pacientes. “Alimentar nuestra fe cada día es un trabajo clave para no decaernos y perder el enfoque en nuestro trabajo; sinceramente, si nuestra comunión con Dios no es diaria, es fácil derrumbarnos y mirar solamente lo malo”, afirma Pinilla.
“COMO CREYENTE Sé QUE MI VIDA Y MI PROFESIÓN ESTán EN SUS MANOS”
Guillermo Liarte médico de terapia intensiva en el Hospital Municipal Dr. Ángel Pintos, ciudad de Azul de Buenos Aires
Ambos profesionales de la salud plantean que muchas veces el cansancio, la frustración y la tristeza ante la pérdida de un paciente afecta sus emociones, como así también la de sus compañeros. Sin embargo, destacan que es entonces cuando confían en el Señor, “yo elijo primero creer en Dios y el resto dejar que fluya bajo la voluntad de Dios”, establece la enfermera, y Liarte describe “la única manera posible de seguir es dejar a sus pies todo lo que me pasa”.
El médico y la licenciada cuentan que antes de ingresar a su jornada laboral se cubren con el Espíritu Santo, “las palabras de un devocional, una prédica, una canción, una plática con un amigo son cosas que nos hacen seguir adelante”, revela Liarte. Pinilla cuenta que antes de entrar a las guardias, también junto con la iglesia realizan de forma online, a las 6.00 de la mañana, una jornada de oración.
“Es su presencia lo que me hace descansar, sé que aunque este virus sea de muerte hay un muro protector para sus hijos y le pido a Dios que nunca permita que ese muro se rompa, así puedo estar en paz y seguro en saber que mi familia también está protegida”, define Liarte. “Nosotros vivimos en una cultura de hijo de Dios, el trabajo no interpone nuestra relación con Dios, primero Él y después nuestra labor porque fue el Señor quien me dio esta profesión, y confío en su cuidado”, afirma la enfermera.
“UNO DE LOS PRINCIPALES OBJETIVOS ES SER INSTRUMENTO DE DIOS EN LA TERAPIA INTENSIVA”
Paola Pinilla, coordinadora del sector de enfermería de terapia intensiva del hospital zonal de Chubut
Los profesionales afirman que tuvieron muchas experiencias en las que pudieron hablarles de Jesús a sus compañeros y a pacientes. “Cuando un paciente acepta a Jesús es lo más hermoso que me pasa en mi labor como médico”, revela Liarte. “Cada vez que tengo posibilidad de hablar con un familiar que despidió una persona o administrándole medicación a un paciente, le doy palabras de fe”, confiesa Pinilla.
El doctor cuenta que una experiencia reciente fue ir en la ambulancia a buscar a un hombre grave enfermo de coronavirus, y destaca “el Espíritu Santo me inquirió a hablar con él, a decirle que tenía que arreglar sus cosas con Dios”. Liarte detalla que durante el viaje sucedieron varios inconvenientes, como problemas con el transporte o la medicación, pero en medio de todo eso pudieron orar, y afirma que la cara de pánico del hombre cambió a una de paz.
“Al día siguiente, el hombre falleció en el hospital, pero sé que se encontró con Jesús, hicimos todo pero esa era mi labor ese día, no entendí por qué paso pero Dios sí”, revela el doctor. Liarte explica que le dolió la partida pero sabe que el Señor lo usó en ese momento tan difícil para llevarle la presencia de Él.
“SABEMOS QUE ESTÁBAMOS EN UN LUGAR ESTRATÉGICO EN EL QUE LA PERSONA CONOCE DE DIOS Y SE RECUPERA, O POR UNA ENFERMEDAD AVANZADA FALLECE PERO RECIBEN LA VIDA ETERNA”.
Paola Pinilla, coordinadora del sector de enfermería de terapia intensiva del hospital zonal de Chubut
La enfermera cuenta que ella cuando suministra la medicación a los pacientes también les da la Palabra, ella revela que hacía tiempo le pedía a Dios saber si en verdad las personas en coma escuchaban sus oraciones. Hasta que un día lo supo, por medio de un hombre que luego de varios meses pasó a terapia intermedia, y le dijo que mientras estaba dormido tenía pesadillas, pero escuchaba su voz y eso le daba esperanza “a través de las oraciones el vencía lo que pasaba en ese sueño”, afirma Pinilla.
“Hoy parece que es en vano, y que el paciente no escucha, pero yo sé que hay resultados sobrenaturales para la gloria de Dios”, revela la enfermera. Otra experiencia que relató es que puede hablar con los familiares de los pacientes y darles un mensaje de fe, como así también cuenta “veo milagros de reconciliación, en hijos o padres que ven a su familiar en estos estados, y la Palabra y la oración les digo que es lo que los reconfortará”, describe Pinilla.
La licenciada recuerda situaciones en las que los pacientes se recuperan y luego de la enfermedad hay reconciliación en esas familias. “Quizás esa situación fue una herramienta para que conozcan de Dios y así también haya unión en sus hogares”, sostiene la enfermera.
“Muchos milagros de pacientes en los que la medicina no encontraba respuesta y sí se encontró en Dios, en los que se dan vuelta los diagnósticos oscuros a totalmente favorables con evoluciones y altas”, afirma Pinilla. También cuenta que viven circunstancias de pacientes que mueren de un día para otro, pero sostiene que “hay circunstancias que lo angustian y generan inquietud pero apenas llega eso, uno va a la fuente, la verdad y vida es Jesús, Él es el camino en este tiempo y no hay que dejar que el sistema nos enceguezca”.
Ambos profesionales cuentan que con sus compañeros a veces es difícil hablar de Dios porque están todo el tiempo de un lado a otro, pero cada vez que tienen la oportunidad lo hacen. De todas formas, destaca la enfermera, “a veces con actos y hechos uno puede reflejar a Cristo si uno tiene un corazón humilde. Yo sé que los otros van a ver algo distinto en que le podés contar de Dios”.