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Esto también es el Reino

“Como la gente lo escuchaba, pasó a contarles una parábola, porque estaba cerca de Jerusalén y la gente pensaba que el reino de Dios iba a manifestarse en cualquier momento.” (Lucas 19:11)


Este pasaje de la Biblia nos cuenta cómo la gente esperaba la manifestación del Reino de Dios, pero Jesús les quiso dar una parábola para que ampliaran la visión que tenían acerca de qué implica el Reino. Porque el Reino de los Cielos no solo es Su presencia invadiéndonos, sino movilizándonos para hacer algo con aquello que nos fue otorgado.

“Así que les dijo: «Un hombre de la nobleza se fue a un país lejano para ser coronado rey y luego regresar. Llamó a diez de sus siervos y entregó a cada cual una buena cantidad de dinero. Les instruyó: «Hagan negocio con este dinero hasta que yo vuelva»”. (Lucas 19:13)

La Parábola del Dinero muestra a Dios esperando algo de nosotros, y aun mostrándose exigente con aquello que espera. Podemos decir que Dios tiene altas expectativas sobre nuestras vidas, porque su deseo es que el Reino sea establecido a través de sus hijos y, para eso, Dios nos quiere encontrar sirviéndole con todas nuestras fuerzas.

Ahora la pregunta es: ¿qué espera Dios de nosotros? 

Dios espera que reconozcamos que se nos confió algo valioso

Empezando por nuestra salvación, y siguiendo por nuestros dones, todo lo que tenemos es algo valioso que el Señor depositó en nuestras vidas. Con esto afirmamos que nuestros tesoros espirituales son un regalo de Dios. 

Aún el dinero en esta parábola es un símbolo de la confianza que el Rey tiene en sus siervos. El Señor confía en nosotros, al punto de darnos sus recursos y hacernos partícipes de sus planes y de su naturaleza, para que reconozcamos que no es con nuestras fuerzas sino con las suyas, que podemos experimentar su realidad.

Pero esta confianza también se ve reflejada en que su instrucción no tuvo mucho más detalle que: «hagan negocio con este dinero». No hay más dirección que esa. En cierto sentido, acá vemos que Él confía en que conocemos su corazón, y que, por lo tanto, haremos lo correcto con aquello que Él nos entregó, poniéndolo a su servicio.

Lo que nos dio es valioso porque es una muestra de que somos partícipes de su Reino eterno. Él nos hizo colaboradores suyos al darnos ese «dinero» para que defendamos y extendamos los intereses del Reino.

Dios espera que acrecentemos lo que se nos entregó, poniéndolo en movimiento

“(…) Cuando regresó a su país, mandó llamar a los siervos a quienes había entregado el dinero, para enterarse de lo que habían ganado. Se presentó el primero y dijo: “Señor, su dinero ha producido diez veces más”. (Lucas 19:15-16)

La siguiente parte de la parábola es lo que sucede al regreso del Rey Jesús. En la rendición de cuentas de sus siervos, comprobamos qué es lo que el Señor estaba esperando que hicieran con aquello que les dio: los «negocios» implicaban movilizar el dinero, y multiplicarlo.

El Señor espera movimiento, incremento, multiplicación, y extensión de lo que nos otorgó. Si son dones, de los frutos de los dones. Si es de la salvación, de las vidas que son salvadas, y así de cada tesoro que nos dio. Todo lo que nos fue otorgado es para ser entregado, y puesto a su servicio. Al ser entregado, cada don, virtud y valor es multiplicado. De este modo, avanzamos por la vida sembrando la realidad del Reino, y a su vez, levantando una gran cosecha que lo expande a todo lugar.

Dios espera que seamos conscientes de que tendremos que dar cuenta de lo que hicimos o dejamos de hacer

Muchos cristianos viven sin conciencia de que tendremos que rendir cuentas de lo que se nos ha confiado. Pero Jesús no solo es amor, es también un Juez Justo que demanda de nosotros resultados.

Esta es una de esas parábolas que fulmina todo argumento a quienes quitan valor en el cristianismo al esfuerzo, la entrega, y por lo tanto, los resultados. Jesús ya lo ganó todo, pero por eso mismo espera que nosotros estemos dispuestos a darlo todo. ¡De esto también se trata el Reino! De una responsabilidad que nos fue confiada y por la que se nos pedirá cuentas.

Jesús mismo dijo:

“A todo el que se le ha dado mucho se le exigirá mucho; y al que se le ha confiado mucho se le pedirá aún más.“ Lucas‬ ‭12‬:‭48‬b NVI‬‬

Tener que dar cuentas significa que nuestro enfoque y, por lo tanto, nuestros resultados en la tarea que el Señor nos asignó, nos traerán una consecuencia: castigo o recompensa. Lo interesante es que las recompensas del Señor no implican relajamiento, sino más trabajo: los que multiplicaron más el dinero, terminaron a cargo de más ciudades, o sea, una mayor responsabilidad.

En conclusión: no podemos dejar de servir al Señor, multiplicando todo lo que puso en nuestras manos, porque una gran recompensa nos espera. ¡Esto también es el Reino! 

David Decena
David Decena
Pastor junto a su esposa, Abigail, del Centro Familiar Cristiano de Eldorado (Mnes. Argentina). Realiza una maestría en orígenes del cristianismo en España. Es Director y co-fundador de EDES (Escuela de Entrenamiento Sobrenatural). Junto a Abigail, pastorea los ministerios creativos de su casa, trabajando en la expansión territorial de la iglesia en otras ciudades.

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