¿Qué te ocurriría si te dijesen que dentro de 6 años perderás la vista por completo?, ese fue el diagnóstico que le dieron al periodista Guatemalteco Juan Carlos Gálvez cuando tenía tan solo 20 años. Hoy, a sus 56 años, recuerda que al principio no le dio demasiado crédito a lo que los oftalmólogos le decían, hasta que el día llegó. Si bien se apagaron las luces de sus ojos, se encendió la luz de su alma y, aferrándose a Dios, es el fiel ejemplo de lo que significa nunca rendirse, ejemplo de superación. Su carrera lo ha llevado a conocer personalidades como Diego Armando Maradona y Oscar de la Hoya, y a ser reconocido en más de una ocasión como mejor periodista del año por distintas instituciones.

LC: Fuiste un joven como tantos otros hasta tus 20 años, ¿Qué te sucedió para que tu vida cambie 180 grados?

JC: A los 20 años fui diagnosticado de retinitis pigmentosa, una enfermedad degenerativa que te va dañando la retina al punto de que, en unos años, pierdes la vista por completo. Los oftalmólogos me dijeron que medicamente no se podía hacer nada, por lo cual me recomendaron ir a un centro de rehabilitación, que en realidad tenía el propósito de que yo pueda aprender todo el adiestramiento de la vida de un no vidente: manejo de bastón, escritura braille, la movilidad, los trabajos manuales, etc. Por lo cual a los 22 años decidí internarme. Cuando me diagnostican la enfermedad, yo trabajaba en una imprenta en el instituto guatemalteco de seguridad social, que tiene un programa que se llama invalidez, vejez y supervivencia. Pero la verdad es que yo trabajaba por necesidad y no porque me gustase.

LC: ¿Por qué tu relación con el deporte?

JC: Siempre fui un apasionado del fútbol, jugué un tiempo, pero la misma vista no me favorecía, siempre me encantó el fútbol, tenía muchos amigos que jugaban profesionalmente y siempre quise estar involucrado en el ambiente. Entonces se dio que al lado del centro en el que yo hacía el adiestramiento para no videntes hay un complejo deportivo en el que entrenan muchos de los equipos más importantes de Guatemala. La rehabilitación duraba todo el día, de 8.00 a 18.00 hs, pero yo almorzaba rápido, y aprovechaba ese tiempo al mediodía para poder ir a ver los entrenamientos.

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LC: Te pasó algo loco uno de esos mediodías

JC: Sí, yo tenía un amigo de la infancia que jugaba en Municipal, uno de los equipos más importantes de Guatemala. Ese día, él estaba lesionado y yo estaba observando el entrenamiento junto a Él. A nuestro lado estaba un periodista muy reconocido, al cual mi amigo le dijo: “Ernesto, ¿usted está buscando un reportero?, ¿Por qué no le da la oportunidad a Juan Carlos?”. Porque mi amigo me había escuchado comentar los partidos. El periodista me preguntó: “¿Usted se atrevería?”. “Por supuesto”, le dije. Y en ese mismo momento fue a buscar una grabadora y me pidió que entreviste al entrenador, Miguel Brindisi, con quien hoy conservo la amistad. Así fue como me hice periodista, empíricamente. Luego estudié y me profesionalicé, pero ese día empezó todo.

LC: ¿Qué te ocurrió a partir de ese momento?

JC: Rápidamente me empezó a ir muy bien, el éxito me llegó muy rápido. Al año, en un evento que se hace en Guatemala que se llama La Cena de los Campeones, fui declarado el mejor periodista. El problema fue que todo ese éxito me mareó mucho, empezaron los viajes, puse todo mi foco en lo laboral, dejé la rehabilitación y ya no le di la importancia debida a la enfermedad. Viajé varias veces a la Argentina a hacer tratamientos, y fui operado 7 veces en Cuba y una en EE. UU., pero la verdad es que fui dribleando irresponsablemente la retinitis pigmentosa.

LC: ¿Cómo fue el día en el que perdiste la vista?

JC: Yo había perdido la visión del ojo derecho, y un tiempo después empecé con laceraciones en el ojo izquierdo. Una noche, en La Habana, Cuba, me dormí viendo el último capítulo de la novela brasileña Roque Santeiro, al otro día amanecí ciego. Creía que todavía era de madrugada, pero eran las 9:15 am. Supe perfectamente que el momento había llegado, fui a examinarme de inmediato y la doctora me declaró clínicamente no vidente». Así fue como hace ya 30 años, el 25 de junio de 1991, quedé completamente ciego. ¡De la noche a la mañana me cambió la vida!

LC: ¿Te enojaste con Dios por lo que te pasaba?

JC: Jamás cuestioné a Dios por ninguno de sus hechos ni por lo que me sucedía. Nunca. Cuando yo me quedé ciego en Cuba, estaba completamente solo. Es cierto que tenía relación con los médicos y enfermeras que me asistían, pero estaba sin mi familia. Entonces le dije a Dios: «Señor, Tú sabes por qué haces las cosas, Tu eres el dueño de todo, estoy de prestado en esta vida y no te voy a cuestionar nada, pero lo único que te pido es que me ayudes en esta lucha». A partir de ese momento me aferré más que nunca a Dios, empezó a crecer mi relación con él.

LC: ¿Y entonces cómo seguiste?

JC: Desde ese día me prometí y le prometí a Dios no ser un estorbo de la sociedad, no tener que depender de nadie. Fue así que seguí trabajando como periodista, primero en algunos programas y luego pude fundar el mío propio, fundé una radio que se llamó FM fútbol, trabajé 2 años en California, cubrí 2 mundiales, 7 copas américa, juegos panamericanos, centroamericanos, trabajé mucho tiempo en la televisión guatemalteca. Gracias a Dios también pude formar una familia, conocí a mi esposa en una radio, y tengo 2 hijos que son futbolistas.

LC: ¿Quién es Dios para vos hoy?

JC: Dios es todo para mí. Es mi papá, mi maestro, mi hermano, quien me orientó y me atrajo cuando me estaba apartando del camino, mi guía, quien me da sabiduría para la pelea constante y la superación de los problemas, quien me consoló en los momentos más difíciles, quien me enseñó que en el camino siempre va a haber piedras, pero él siempre va a estar ahí para fortalecerme. Dios me ha enseñado que las cosas fáciles son insulsas, y la victoria no tiene el mismo sabor cuando uno supera situaciones difíciles, Él me da las ganas de pelearla y de poder superarme. El Señor me mostró que no hay imposibles si estoy tomado de su mano. Siempre me da aliento y me dice: ¡Acá estoy!

LC: ¿Cómo hiciste para seguir siendo comentarista sin poder ver lo que describís?

JC: Empecé como comentarista en Los Ángeles, comentando los partidos de Los Ángeles Galaxy. Yo era muy bueno describiendo noticias y hechos que habían ocurrido anteriormente, y un relator amigo me desafío a comentar los partidos en vivo. Fue un gran desafío, pero me animé, y en el año 2000 me tocó comentar un partido entre Argentina y México, junto a Hugo Sánchez, la figura mexicana del Real Madrid. Ese día, en el entretiempo, Sánchez me dijo: “¿En serio no miras?, porque estás describiendo el partido tal cual se está jugando.

LC: ¿Es un ejercicio de imaginación o cómo lo haces?

JC: Pasé mucho tiempo capacitándome, y aun hoy sigo haciendo cursos internacionales, cursos con entrenadores relacionados con la táctica. Me voy guiando al relator, y junto a su descripción me voy imaginando cosas que son lógicas en el fútbol: qué produce una presión alta, mediana o baja, qué produce una superioridad numérica, las cosas reiterativas como los avances por el mismo lado. El preestudio es fundamental, de los jugadores, los esquemas y de los sistemas. Para mí es fundamental tener un buen relator, si el relator habla en vez de relatar, a mí me cuesta más, porque él es prácticamente mis ojos. En el Mundial 98 tuve la oportunidad de ser comentarista de Víctor Hugo Morales, para radio continental, y claro que con ese relator todo es más fácil. De todos modos no tengo duda de que es Dios, y lo que en la teoría pensé que iba a ser muy difícil, terminó siendo muy natural para mí.

«Hay cosas que indiscutiblemente no puedo comentar, yo no puedo decir si fue penal, yo no puedo decir si le pegó bien o mal a la pelota, o si la pelota pasó cerca de un palo o no, pero sí puedo introducirme a lo táctico, introducirme a los pro y los contra que tenga determinado esquema o sistema».

LC: ¿Cómo es tu situación laboral hoy?

JC: Actualmente conduzco «El tiki taka”, un programa online que tiene una gran audiencia en Guatemala. También trabajo con varias empresas dando charlas motivacionales y hace 9 años que trabajo para el Comité Olímpico Internacional, también dando charlas de valores. Actualmente no estoy comentando fútbol en vivo, aunque tengo algunas propuestas para hacerlo. No dejo de darle gracias a Dios por el trabajo, la familia y la vida que tengo.