Cuando una persona acepta la salvación y el señorío de Cristo, su Reino y su naturaleza divina se extiende a todas las áreas. De este modo las personas reciben abundancia de paz, de perdón, de gozo, de libertad, abundancia de misericordia, de justicia y de bien.
Mi incapacidad para frenar una seguidilla de frustraciones fue la clave para enfocarme en aquello que cambiaría mi trayectoria y experiencia como profesional y empresario.