El mundo espiritual es una confluencia de grandes contradicciones: la gran joya envuelta en barro. La familia pastoral es ese lugar de muchas presiones y mucha gloria.
Hoy más que nunca, en medio de tantos pronósticos, la palabra de Dios es la que marca el rumbo, el horizonte y también el sumergirnos en la oración. Es un tiempo donde Dios nos está preparando.