Jeffrey Williams, de 65 años, dice que la ciencia y la Biblia están en armonía, no en conflicto.
El astronauta participó en cuatro misiones espaciales entre 2000 y 2016; primero, en el transbordador espacial Atlantis, y las tres siguientes, a bordo del cohete ruso Soyuz, hacia la Estación Espacial Internacional. Su tiempo fuera de la atmósfera terrestre le dio tiempo para poder observar la infinita creación de nuestro Creador, y hoy comparte esa experiencia con gozo.
Williams ocupa el segundo lugar por más tiempo acumulado en el espacio, con 534 días. Anteriormente, había mantenido el primer lugar, antes de ser superado por su compañera astronauta Peggy Whitson.
El astronauta habló el jueves en Washington, D. C., en la inauguración de una nueva exhibición en el Museo de la Biblia, llamada “Escritura y ciencia: nuestro universo, nosotros mismos, nuestro lugar«. La exhibición, que se extenderá hasta enero de 2024, explora la relación entre la ciencia y la fe.
“Recibo la misma pregunta todo el tiempo: ‘¿Cómo puedo estar en el negocio en el que estoy y ser un creyente al mismo tiempo?‘», dijo Williams al medio cristiano Christian Headlines.
Williams publicó un libro sobre la fe en 2010, que incluye fotografías que tomó desde el espacio. Se titulaba La obra de sus manos: una vista de la creación de Dios desde el espacio. En su libro, reconocía que existe una «percepción pública de que la ciencia y la Biblia están en conflicto».
«Al principio de mi carrera, incluso en los años noventa, pasé mucho tiempo estudiando el tema. La ciencia moderna, tal como la conocemos, realmente surgió de la convicción de que la Biblia era verdadera y que Dios es el Creador, como se ha revelado a sí mismo en las Escrituras”, dijo Williams. “Y a esa creación, Él la proveyó y la ordenó”, agregó.
Williams dijo que fue conmovido por el «orden» de las matemáticas, la física, la química y la música. Asegura que en todo ello encontró indicios de Dios que no hicieron más que acercarlo a Cristo. “Son los elementos que alimentaron mi comprensión, mi visión del mundo, y en realidad corroboraron lo que creo que ha sido el llamado del Señor en mi vida, en este trabajo que llamamos astronauta. Así que la fe solo confirmó mi comprensión en eso».
También señaló que los primeros científicos también estaban «impulsados por su fe». Mencionó a Johannes Kepler, Isaac Newton, Michael Faraday y James Clerk Maxwell. Eran «en primer lugar, teólogos impulsados por su fe”, dijo, “y eso es lo que dio lugar a la ciencia moderna», agregó.
El astronauta estadounidense reveló que a menudo le preguntan si viajar al espacio cambió su relación con Dios. Y su respuesta es digna de imitar.
«Tengo una relación con Dios debido a la obra mediadora de Jesucristo, como se revela en las Escrituras”, dijo Williams. “Aún así, viajar al espacio me dio una ‘profundidad’ de comprensión de ciertos pasajes bíblicos que antes no tenía”, asegura Jeffrey.
Menciona que su trabajo en el espacio lo ayudó a comprender más profundamente la «obra de Dios como Creador» y su acción sustentando su creación.
El astronauta cristiano afirmó también que su estadía fuera del planeta Tierra le otorgó la comprensión de que la obra de Dios tiene mucha más profundidad, significado y magnitud de lo que solemos pensar. Y que es necesario ver la creación con el “lente” de las Escrituras.
«Fue una experiencia increíble salir del planeta y luego mirar hacia atrás, a la parte del universo que llamamos hogar, que está especialmente provista para nuestra habitación, como dice el profeta Isaías, y luego mirar y considerar todos los detalles de ese aprovisionamiento», dijo Williams.
Escuchar la historia de este hombre realmente inspira. Mucho se ha dicho con el correr de los años acerca de la ciencia. Pero los que realmente están en Cristo pueden verlo en todas las cosas, y el infinito universo habla de la magnitud del poder de nuestro Creador. No es necesario que subamos a una nave espacial para contemplar la hermosura de su gloria. Hoy tenemos acceso a la gracia, hoy la magnitud del arquitecto del universo corre por nuestras venas y es nuestro deber como hijos ser conscientes de ello.