Estoy segura de que en algún momento de tu vida te has hecho una de estas preguntas: ¿Será él/ella la persona correcta para mí? ¿Es éste el trabajo indicado? ¿Sigo esta carrera o la otra? ¿Me mudo a este país o a aquel? ¿Señor, cuál es tu voluntad para mi vida? 

Como seres humanos nos hacemos preguntas y también se las hacemos a Dios. Anhelamos seguir el camino correcto y, por sobre todo, evitar errores o malas decisiones en el camino. 

Conocer la voluntad de Dios es algo que todos buscan, consciente o inconscientemente. ¿Por qué? Porque sabemos que la voluntad de Dios es conocida por ser buena, agradable y perfecta. Tres palabras que nos gustan mucho. Todos anhelamos lo bueno, lo agradable y lo perfecto en nuestras vidas. Anhelamos tomar decisiones correctas, saber para qué existimos, alcanzar el éxito, vivir relaciones sanas y gozar de una vida relativamente buena y agradable. 

La realidad es que la voluntad de Dios no viene en forma de un mapa detallado con todos los lugares a donde Él te quiere llevar, o una bitácora de las cosas que Él quiere hacer contigo. ¡Es algo mucho más emocionante que eso! Es una invitación a seguirlo aún en lo desconocido y lo incierto.

No sé si tú seas así, pero yo soy una persona que me gusta mucho planear de antemano. Tener los planes resueltos antes de que sucedan. Sin embargo, desde que me casé con mi esposo, Dios nos ha llevado muchas veces a lo desconocido y a lo incierto, ha cambiado nuestros planes y nos ha enseñado a depender solo de Él. Dios me enseñó a rendir mis ganas de querer controlar y saber todo, aprendiendo a confiar y a descansar en Su voluntad. 

El misterio del futuro es algo muy lindo cuando Jesús es quien maneja tu vida. Es como subirte a un avión sin saber a dónde va, donde tú aceptas la invitación del piloto de subirte y disfrutar del viaje, pero solo Él conoce el destino final. El verdadero descanso nunca es hallado en la búsqueda de querer entenderlo todo, sino en confiar en Aquel que sí sabe y entiende, y quien está en control de todas las cosas.

Entonces, ¿cómo comprobamos esa voluntad buena, agradable y perfecta? ¡El apóstol Pablo lo entendió muy bien y nos dice cómo hacerlo! La respuesta la encontramos en Romanos 12:2 que dice: “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios”. ¡Debemos renovar nuestra mente y pensamientos! ¿Cómo hacemos esto? Llenando nuestra mente de la Palabra de Dios. Saturando nuestros días con las palabras de Jesús. Leyéndola, estudiándola. La Palabra de Dios será nuestra luz y nuestra guía en esos momentos de incertidumbre. 

Jesús muchas veces te va a invitar a saltar al agua. ¡Así como lo hizo con Pedro! Jesús te va a llamar a dejar tu zona de comodidad y seguirlo. Y eso es maravilloso, porque la vida con Dios es así, emocionante, llena de sorpresas, de subidas y bajadas, pero siempre de su mano, siempre del lado ganador.

Hoy quiero animarte a descansar. Aun si estas con muchas preguntas, aun sin entenderlo todo, aun si parece ilógico, descansa y abraza esta verdad hoy. Y siempre recuerda esto, si ya entregaste tu vida a Jesús puedes descansar en que Él siempre te guiará por los mejores lugares, y te conducirá y velará por ti. ¡En Él tenemos asegurado un futuro y una esperanza!