Las peticiones son enviadas a la página web del patrimonio de la humanidad, ya que el establecimiento se encuentra cerrado por el confinamiento hasta fin de mes debido a la pandemia.
El Muro Occidental de Jerusalén, más conocido como el Muro de los Lamentos, suele ser visitado por creyentes de todo el mundo para orar. Sin embargo, por prevención al contagio social del coronavirus, en estos momentos no esta permitida la visita al lugar, por lo que se habilito la función de envío de oraciones online, en las que se pide por más de treinta mil pacientes de COVID-19.
La Fundación del Patrimonio del Muro Occidental es la encargada de recibir las peticiones, imprimirlas y luego colocarlas. Al momento, se depositaron alrededor de 124.887 oraciones online, que ya fueron colocadas entre las piedras.
Israel aún mantiene medidas de confinamiento hasta el 31 de enero ante el aumento de los contagios. Sin embargo, también se pueden realizar visitas guiadas de manera virtual. En especial, todos los días se transmite en vivo el Muro de los lamentos, pero los domingos y jueves es cuando se puede visualizar la recitación regular de los Salmos mientras colocan las peticiones.
La Western Wall Heritage Foundation, organismo responsable de la administración, incentivó a la comunidad en un comunicado que reza “envíen los nombres de sus seres queridos y nos aseguraremos de orar por su salud frente a las piedras sagradas del Kotel mientras preservamos minuciosamente su privacidad”.
Historia
El Muro de los lamentos se construyó durante el Imperio Romano y es el remanente del Templo del Señor en Jerusalén. El establecimiento pasó a ser oficialmente parte de Israel después de la Guerra de los Seis Días.
El lugar hace referencia al hábito del pueblo judío de lamentarse por la destrucción de su espacio sagrado construido en el siglo X a.C. Actualmente, sólo una parte original del muro se mantiene firme desde aquel entonces, cuenta con una pared de cuatrocientos ochenta y ocho metros de largo y sesenta de altura.
La tradición es introducir un papel entre sus piedras con una oración para ser objetos sagrados y según el reglamento, no pueden ser destruidos. El medio ABC especifica que sólo dos veces al año se realiza una limpieza oficial y se entierran los papeles en el monte de los Olivos de Jerusalén.