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¿Cómo definimos nuestros vínculos?

Si hay algo que suele preocuparnos a los padres a medida que van creciendo nuestros hijos es con quienes se vinculan.

Es importante hacernos responsables de revisar si nuestros hijos están o no en buenas compañías. Pero lo cierto es que muy pocas veces nos ocupamos de ser nosotros sus primeros buenos vínculos, ocuparnos de dedicarles tiempo de calidad, jugando con ellos, leyendo, viendo alguna serie de su interés, entre otras cosas. Si en casa tenemos buenos vínculos, sin dudas ellos sabrán elegir bien sus vínculos afuera.

Pero por otro lado, ¿Qué diferencia hay entre vínculo y relación?

Una relación es lo que nos une a alguien, es una conexión o nexo. Pueden ser relaciones por mismos intereses, como tiempo compartido como el deporte o la escuela, entre otros. Como lo vemos en la experiencia, una relación se puede romper o puede cambiar.

Un vínculo sin embargo, parece lo mismo pero refiere a una unión o atadura a algo o alguien. Es superior a la relación porque está basado en la común-unión no material, como es el caso del matrimonio o la familia.

La relación puede cambiar o romperse pero un vínculo perdura.

¿Qué es lo que define nuestros vínculos?

Jesús no definió su familia y sus amigos conforme a carne y sangre, sino según el propósito eterno del Padre.

«Ningún vínculo alineado a Su propósito verá corrupción ni se perderá».

David Firman

Jesús rompió el paradigma de familia pero para elevarlo. Lo que dijo produjo que pasara de ser un vínculo consanguíneo, a vínculos de obediencia a la voluntad del Padre. No descarta o deconstruye a la familia, sino que eleva su significado.

49 Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. 50 Cualquiera que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos es mi hermano, mi hermana y mi madre.

Mateo 12. 50 NVI

Esto no significa que la familia biológica no era importante, sino que Jesús estaba poniendo en orden nuestros apegos. Juan registra además un episodio en el que Jesús habla de sus discípulos como amigos y da la razón por la cual los llama de esta manera.

15 Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes.

Juan 15. 15 NVI

Vemos aquí que el vínculo de amistad está definido por la misma voluntad, la común-unión que es el propósito eterno de Dios. Llama amigos a los que están comprometidos con la voluntad de Dios. Definía sus vínculos de acuerdo a los intereses de Dios y no los propios.

¿Por qué es tan importante revisar esto?

Porque podemos relacionarnos con todos y debemos amar a todos, pero los vínculos más cercanos deben ser intencionalmente revisados y elegidos. Los vínculos que elegimos para que sean familia con nosotros deben estar definidos por los intereses de Dios. Nuestra comunión (común-unión) debe ser la voluntad de Dios.

La familia natural es una analogía de la familia espiritual, la familia de la fe que es la Iglesia. Vivir en nuestras familias naturales nos prepara para vivir en la familia espiritual de Dios en la tierra que es la Iglesia.

19 Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios.

Efesios 2. 19 RVR

29 Pues Dios conoció a los suyos de antemano y los eligió para que llegaran a ser como su Hijo, a fin de que su Hijo fuera el hijo mayor entre muchos hermanos.

Romanos 8. 29 NVI

La familia de la fe está compuesta a su vez por muchas familias biológicas. Por tanto, la familia de la fe será tan fuerte, entendida y comprometida como lo sean las familias naturales que la componen.

Cuando la familia ha sido funcional, ordenada, saludable y espiritual, entonces se ha podido lograr gran parte del propósito para lo que fue diseñada por Dios. Pero cuando no lo es, lo que aporta al ser humano es un retraso para todo lo que Dios tenía preparado.

Recordemos que Jesús crecía en sabiduría, estatura y gracia dentro de una familia (Lucas 2) y ya a los 12 años reconocía a Dios como padre y sabía que Dios tiene negocios en los que se debía ocupar.

Dios cree en su diseño de familia. Por esto es que cuando se cumplió el tiempo envió a Su Hijo a encarnarse en un humano dentro de una familia que desarrollaría su potencial y lo entrenaría en obediencia para llevar adelante su asignación en el propósito eterno de Dios.

Es en el ámbito de la familia donde debemos entrenar a nuestros hijos para colaborar en el propósito de Dios, y para esto necesitarán aprender a tener buenos vínculos.

David Firman
David Firman
Psicólogo egresado de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina. Profesor de Enseñanza Media y Superior en Psicología, egresado de la Universidad Nacional de Rosario. Terapeuta Familiar. Bachiller en Teología, egresado en el año 2001 del IETL de Rosario. Pastor en CTHTN Rosario y zona. Escritor y Conferencista.

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