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¿Y qué hay de la Pascua?

Sin dudas, la Pascua es una fecha muy especial y muy esperada por todos. Muchos aprovechan para descansar y tomarse unos días; podemos ver los supermercados adornados con conejos y huevos de chocolate, y si tenemos suerte, hasta recibiremos uno de regalo. Pero… ¿qué hay detrás de esta celebración?

Originariamente, esta era una fecha en que el pueblo judío celebraba su liberación de la esclavitud de Egipto. Etimológicamente, “Pascua” es una traducción en español del término Pesaj, o, en sencillas palabras, “pasar por alto”.

Si nos remontamos a la Escritura, podemos encontrar en el libro de Éxodo que Jehová ordenó a cada familia tomar un cordero que fuera sin defecto para ser sacrificado. Y con la sangre de este tenían que pintar los postes y dinteles de sus casas. Así, quienes tuvieran esta señal grabada en sus puertas serían pasados por alto y no recibirían la condenación en sus hogares.

Esa misma noche pasaré por todo Egipto y heriré de muerte a todos los primogénitos, tanto de personas como de animales, y ejecutaré mi sentencia contra todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre servirá para señalar las casas donde ustedes se encuentren, pues al verla pasaré de largo. Así, cuando hiera yo de muerte a los egipcios, no los tocará a ustedes ninguna plaga destructora. 

Éxodo 12:12-13

¿Pero qué tiene que ver la Pascua con nosotros?

Tiene mucho más que ver de lo que creemos; no solo es una fecha comercial, sino que tiene para nosotros un gran significado, que descifraremos a continuación.

Así como el pueblo Israel fue liberado de la esclavitud, fuimos liberados de la esclavitud del pecado. Y así como la sangre del cordero los cubrió del ángel de la muerte, así la sangre de Jesús nos cubrió a nosotros de toda condenación.

El día que Jesús murió en la cruz, paradójicamente, se estaba celebrando el Pesaj, y al mismo tiempo, Jesús era entregado como Cordero, limpio y sin mancha, por toda la humanidad.

A las tres de la tarde Jesús gritó a voz en cuello:

—Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? (que significa: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”).

Cuando lo oyeron, algunos de los que estaban cerca dijeron:

—Escuchen, está llamando a Elías.

Un hombre corrió, empapó una esponja en vinagre, la puso en una caña y se la ofreció a Jesús para que bebiera.

—Déjenlo, a ver si viene Elías a bajarlo —dijo.

Entonces Jesús, lanzando un fuerte grito, expiró.

La cortina del santuario del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. Y el centurión, que estaba frente a Jesús, al oír el grito y ver cómo murió, dijo:

—¡Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios!

 Marcos 15:34-39

Además, la Palabra cuenta que el velo fue rasgado en dos, de arriba abajo, al momento del deceso de Jesús. ¿Qué era este velo? Pues del otro lado de esa tela se encontraba encapsulada la presencia de Dios. Era un lugar de poco acceso, al que hoy podemos tener libre entrada gracias al sacrificio de nuestro Cordero pascual.

En conclusión:

Punto número uno: Cuando se celebra la Pascua, se celebra liberación. No sé a qué estás atado hoy, de qué mal eres esclavo, pero el Señor quiere hacerte libre. Dios lo hizo una vez en Egipto, lo hizo otra vez en la cruz del calvario y lo quiere volver a hacer hoy en tu vida.

Punto número dos: El Señor se sacrificó por nosotros, no para que tengamos una Semana Santa, sino para que tengamos una vida santa. De nada sirve abstenernos de muchas cosas por unos días, para luego seguir cometiendo los mismos errores de siempre el resto del año. “Desháganse de la vieja levadura para que sean masa nueva, panes sin levadura, como lo son en realidad. Porque Cristo, nuestro Cordero pascual, ya ha sido sacrificado” (1 Corintios 5:7).

Punto número tres: Cuando se celebra Pascua, se celebra a Jesucristo. Él es nuestra Pascua y nuestro Redentor. “Al día siguiente Juan vio a Jesús que se acercaba a él, y dijo: ‘¡Aquí tienen al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!’” (Juan 1:29).

Punto número cuatro: En esta semana, veremos muchas películas y representaciones del camino de Jesús a la cruz, pero no nos quedamos solo con eso. También recordemos que Él resucitó al tercer día y que Jesús vive para siempre.

Cuando celebremos esta Pascua, no nos vistamos de luto, sino de celebración. ¡Somos libres y nuestro Libertador vive para siempre!

El Señor hoy quiere pasar por alto tu pasado y entregarte una nueva vida. Te desafío a que puedas experimentarlo y conocerlo en profundidad. ¿Te animás?

¡Felices Pascuas y muchas bendiciones!

Ema Ortega
Ema Ortega
Oriundo de la provincia de San Luis, es un creador de contenido cristiano, pastor de jóvenes, estudiante avanzando de abogacía y creador de la Fundación Nueva Vida, que trabaja con adolescentes y niños llevando el mensaje de Jesús.

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