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Todos necesitamos a Jesús, nuestro gran amigo

En muchas ocasiones de mi vida llegué a pensar que no necesitaba de amigos. Que todo lo que necesitaba para vivir era de mí mismo. Pero al adentrarme en la palabra de Dios encontré que hasta la persona más perfecta, más fuerte y gloriosa del planeta tuvo un amigo.

Pero ¿Qué es la amistad?

Tal vez me cuesta definirla bajo los estándares de mi generación, porque me crié en la época de la devaluación de los valores, en dónde la lealtad y el compañerismo no ocupan, precisamente, el primer lugar.

No es de sorprender que la mayoría de las personas se encuentren en busca de su propia felicidad, realización y éxito. Aunque, no estoy diciendo que eso sea algo malo.

Jesús también estuvo muy enfocado y concentrado en su propósito, pero en medio de su labor en la tierra tenía un lugar donde ir, dónde estar cómodo, dónde poder descansar. Ese lugar era la casa de Lázaro y sus hermanas. Encontramos que Jesús mismo lo reconoce como su amigo en el siguiente texto:

“Nuestro amigo Lázaro duerme; más voy para despertarle”. Juan 11:11

Si bien no formaba parte de su círculo de discípulos, Lázaro tenía un lugar reservado en la mesa de Jesús. Ser amigo de Él es más importante que cualquier otro título.

¿Te imaginas qué grandioso sería que Jesús nos reconozca como amigos?

En diferentes situaciones podemos apreciar que Jesús mantenía la calma en medio de la tormenta, que estaba más allá de los problemas terrenales y que tenía la vista puesta en las cosas espirituales. Pero Jesús por Lázaro lloró (Juan 11: 35).

Los judíos comentaban entre ellos del gran amor que Jesús tenía por su amigo, así como también reprochaban que no hubiera impedido su muerte.

“Dijeron entonces los judíos: Mirad como le amaba. Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?” Juan 11:36-37

Tanto le amó, que no le importó trasladarse de un lugar a otro, aunque su vida corriera peligro. No le importó lo que le dijeron sus discípulos, sabía que tenía que ir por Lázaro.

De esta manera Jesús nos enseña varios aspectos valiosos con respecto a la amistad:

  • UN AMIGO DA LA VIDA POR TI:

Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos”(Juan 15:13)

  • UN AMIGO SE CONMUEVE EN TU ANGUSTIA:

 “Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió”. (Juan 11:33)    UN AMIGO VELA POR TI, INTERCEDE AL PADRE POR TI:

“Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído”.  (Juan 11:41)

  • UN AMIGO TE LEVANTA CUANDO ESTÁS CAÍDO:

“Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!”. (Juan 11:43)

Todos necesitamos un amigo, pero no de los que traicionan, sino de los que se conmueven en nuestras tribulaciones. De los que dejan todo y salen a nuestro encuentro cuando lo necesitamos. De los que nos motiva a levantarnos cuando estamos rendidos. De los que claman a Dios por nosotros.

Ese amigo ideal, aunque parezca imposible, existe, y es Jesús. Y no es cualquier amigo, sino que es un amigo premium. El único que verdaderamente dio la vida por nosotros. El que permanece y es fiel ¡Y su amor nunca falla! lo puedo asegurar.

Todos necesitamos a Jesús; mi gran amigo.

Ema Ortega
Ema Ortega
Oriundo de la provincia de San Luis, es un creador de contenido cristiano, pastor de jóvenes, estudiante avanzando de abogacía y creador de la Fundación Nueva Vida, que trabaja con adolescentes y niños llevando el mensaje de Jesús.

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