Hicimos un repaso de los comienzos de toda una vida de servicio del evangelista, y él nos compartió en exclusiva acerca de las claves que lo ayudaron a permanecer.
Para Jesús la grandeza y el poder no se medían por el número de personas que servían a un líder sino por la medida en que el líder estaba sirviendo a la gente.
Jesús les dijo a sus discípulos que esperaran en Jerusalén la venida del Espíritu Santo, el don que el Padre prometió, del cual Jesús les había hablado.