Es esencial que el líder sea lleno del Espíritu de Dios y profundo en el conocimiento y la ministración de la Palabra; que esté dispuesto a modelar, y que sea asertivo en sus decisiones
La Iglesia está llena de jóvenes que se visten bien y aprenden las palabras correctas para hablar, las formas adecuadas para decir las cosas y cómo encontrar un fundamento bíblico para cada situación.